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Economía

El Gobierno deja tirado a su granero de votos en el Mediterráneo: Valencia, Murcia y Baleares seguirán infrafinanciadas

Las estrecheces presupuestarias mandan. No hay dinero para reformar el sistema de financiación. Y por lo tanto Rajoy no podrá rescatar a los imprescindibles graneros autonómicos del eje Mediterráneo a pesar de estar peor financiados que el resto de Comunidades. Los datos que ofreció este miércoles el Ministerio de Hacienda mostraban que Valencia, Murcia y Baleares reciben una financiación peor que el resto de Comunidades… Y son del PP.

Después de haberse librado de la vieja guardia, Rajoy acumula más poder que nunca dentro del partido. Y eso le permite tener bastante domesticados a los barones regionales. Pero las tensiones empiezan a aflorar con las elecciones autonómicas a la vista y la posibilidad de ir perdiendo un feudo tras otro.   

El enésimo capítulo de estas guerras autonómicas dentro del PP se inició este miércoles con la publicación de las balanzas fiscales. Los resultados ofrecidos en la tabla a continuación no dejan lugar a dudas. En ella se puede comprobar cuáles son los componentes de los saldos fiscales que los autores califican de cuestionables. En euros per cápita, Valencia pierde 808 euros, Murcia 638, y Baleares 300. Unas cifras que demuestran que están peor tratadas que la autoproclamada víctima de la financiación autonómica, Cataluña, la cual sólo pierde por cabeza 175 euros, mucho menos que las anteriores. De hecho, Andalucía con 361 euros por ciudadano y Madrid con 201 también sufren un mayor déficit no justificado.

En cambio, Ceuta y Melilla, País Vasco, Navarra y Canarias resultan las más beneficiadas, tal y como se puede comprobar en el gráfico de arriba. Esta tabla refleja “aquella parte de los saldos fiscales regionales que cabría considerar preocupante por cuanto podría reflejar diferencias de trato entre colectivos de ciudadanos con iguales derechos y necesidades similares”, recoge el estudio elaborado por el equipo de Ángel de la Fuente.

Es decir, se extraen todos los gastos e ingresos que obedecen a una lógica nacional como la protección social o los impuestos regulados para todo el país. Y luego se examina sobre el gasto territorializado restante qué diferencias hay entre los ciudadanos de una región u otra.

Y esas divergencias mostradas en el cálculo de las balanzas fiscales van a incendiar unas Autonomías que ya están en pie de guerra a pesar de constituir feudos tradicionales del PP. En Valencia, un Fabra sin carisma y sin apoyos en el partido se ve ahora en la obligación de acometer un nuevo ajuste por valor de 1.000 millones de euros si Hacienda no le compensa por no haber reformado la financiación. Y por más que la Comunidad Valenciana pida que se constituya un fondo de transición que la compense hasta el momento en que se pueda aprobar la nueva financiación, el Ministerio de Hacienda se niega en redondo. El propio Beteta trasladó a los levantinos que tenían que recortar más. Sólo que la nueva oleada se abordaría después de haber practicado el mayor ajuste de todas las comunidades en 2013. Del orden de los 1.500 millones, el ajuste supuso prácticamente la mitad de todos los realizados en las CCAA.

Y por si fuera poco, la imagen de Carlos Fabra y Jaume Matas con un pie ya en la cárcel ahoga aún más cualquier expectativa electoral en unas autonomías que están protagonizando un giro de 180 grados: de representar un granero de votos para el PP a asomarse al previsible escenario de una catástrofe en las urnas.

Las europeas de mayo ya fueron buen ejemplo de ello. Si bien en términos nacionales el PP perdió la confianza del 39 por ciento de quienes le votaron en 2009, en la Comunidad Valenciana la cifra de desengañados se elevó vertiginosamente y alcanzó el 48 por ciento. Es decir, de los cerca de un millón de votantes del PP en las europeas de 2009, tan sólo repitieron 507.000 en 2014. Y aunque el desempleo y los recortes también hayan tenido mucho que ver, los escándalos de corrupción han mellado el ánimo de buena parte de los fieles al partido. Bajo un patrón similar, la escena también se reproduce en Baleares con el expresidente Matas a la cabeza. Y en Murcia, donde la imputación del delegado del Gobierno da el pistoletazo de salida a su propio culebrón autonómico aunque sea en un tono algo más edulcorado. Si para colmo de males no reciben un poco de alivio presupuestario, el cóctel se antoja a punto de estallar. 

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