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Economía

Transición energética, la gran oportunidad que España no puede desaprovechar

Desayuno Vozpópuli-Endesa: Transición energética

Términos como "cambio climático", "transición energética" o "economía descarbonizada" se han instalado en los discursos de los ámbitos económico-financiero y empresarial y, además, han llegado para quedarse. Una realidad en la que ya no hay vuelta atrás sino mucho por delante, como se puso de manifiesto en la jornada "Retos de la transición energética", organizada por Vozpópuli, con la colaboración de Endesa. Los expertos reunidos en torno a la mesa concluyeron que en los próximos años cambiarán muchas cosas, no sólo las fuentes tradicionales de energía, que irán dando paso a las renovables, sino también el modelo de consumidor. Y también, que el esfuerzo será grande pero merecerá la pena, especialmente en España.

"Este país tiene una oportunidad enorme porque es importador de petróleo, gas y carbón y, por lo tanto, tiene todo que ganar con el paso hacia una energía que depende de recursos en los que España es superdotada, como el sol, el viento y el agua", señaló David Robinson, investigador del Oxford Institute for Energy Studies, quien aseguró que el hecho de ser un país tan dependiente de los combustibles fósiles siempre ha dejado en España una pesada factura que le ha afectado en su evolución macroeconómica. "Qué mejor para el país que una transición hacia una energía basada justamente en sus recursos propios".

El otro elemento que compone para España una ecuación perfecta lo aportó Arturo Rojas, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI). "Estamos en un buen momento para afrontar el proceso inversor necesario para descarbonizar la economía porque vivimos un momento de exceso de liquidez tremendo y se puede financiar casi cualquier cosa siempre y cuando se dé confianza al inversor". Esa es la buena noticia. Una no tan buena es que el actual modelo de precio marginal para calcular el coste de la electricidad es insuficiente y no refleja la realidad del mercado. "En AFI pensamos que  hay que cambiar el modelo porque genera incertidumbre para los inversores. ¿Cómo se puede romper eso? Dando confianza al inversor y eso se hace con compromisos que se cumplan". Un aspecto en el que España tiene que mejorar, como ha demostrado con los cambios en la normativa de la retribución a las renovables.

En un debate energético siempre emerge la figura de la energía nuclear. En el caso de la transición energética, la duda principal estriba en saber cuál será su papel en el nuevo escenario. Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear, asegura que esta fuente seguirá presente al menos hasta 2030 y puede que más allá. Sin embargo, indicó que no se trata de una cuestión ideológica sino meramente técnica, lo que justificó con datos.

Ignacio Araluce (izq.) y Arturo Rojas escuchan los argumentos de David Robinson

"Hasta 2030 tenemos que bajar un 60% las emisiones de dióxido de carbono en la generación eléctrica. Es decir, habrá que reducir 60 TW/hora de producción térmica. Esa cantidad no la puede sustituir la energía nuclear, aunque no emita, porque ahora mismo no puede producir más, a no ser que construyamos nuevos reactores, que nadie está por la labor. Por lo tanto, la única alternativa es la renovable. Y para lograr el objetivo hay que duplicar el parque actual en España. Y triplicarlo si quitamos la nuclear. Eso no lo hace nadie de aquí a 2030. Y por tanto, la energía nuclear va a estar generando de aquí a entonces".

Por su parte, Javier Guerra, director general de Tecnatom, recordó que actualmente hay unos 450 reactores nucleares en el mundo y 60 en construcción, "lo que constituye prácticamente un récord histórico". Guerra recordó que la energía nuclear es libre de emisiones y que éstas "siguen aumentando año a año, y el objetivo de reducirlas a cero en 2050 es un reto porque la población va a aumentar hasta alcanzar los 10.000 millones; y la economía se va a duplicar o incluso a triplicar. Frente a esto hay dos opciones: o electrificar toda la economía o lograr un mix que sea neutro en emisiones".

Uno de los cambios más significativos que va a traer la transición energética es el modelo de consumidor, que cambiará de forma significativa. En este sentido, David Robinson apuntó que "antes no había alternativa porque no se sabía si el consumidor estaba dispuestos a pagar por una u otra energía. Ahora sí lo tenemos; gracias a la digitalización, el consumidor está más activo en demostrar lo que realmente quiere comprar". De ahí que se pueda ir hacia un mercado en el que se puedan pagar precios diferentes por energías diferentes, según las preferencias de cada uno.

Javier Guerra (izq.) junto a David Robinson

"El consumidor debe tener derecho a elegir lo que quiere y comprar más de esto y cambiar su consumo para estar relacionado con el mercado que ellos quieran; y si están dispuestos a pagar más porque para ellos es más importante asegurarse el suministro, que lo paguen; lo bueno es que tengan también la opción del mercado tradicional", concluyó.

La idea, ampliamente debatida en la mesa, llevó a otro de los asuntos clave para el paso hacia una economía libre de emisiones: la posibilidad de almacenar energía. "El problema del almacenamiento está en que nadie sabe cuándo va a llegar", admitió el presidente de Foro Nuclear. Coincidió en el argumento Javier Guerra, aunque apuntó algunas alternativas como aprovechar los excedentes de las renovables para producir hidrógeno y emplearlo como sustituto de los combustibles fósiles.  

Foto de familia de la jornada

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