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Economía

Las ciudades inteligentes, ¿moda o nueva oportunidad de negocio?

Barcelona, Santander, Madrid, Málaga y Bilbao encabezan la lista de smart cities en España

Cuando se habla de tecnología es corriente que la mente proyecte los últimos gadgets que las empresas punteras han puesto en el mercado. Pero lo cierto es que el concepto acompaña a la humanidad desde que se creó la primera herramienta para facilitar la vida del ser humano, como la rueda o la palanca. Ahora, la tecnología interconecta todo tipo de utensilios con el objetivo de facilitar la vida a las personas y sacar la máxima eficiencia de sus acciones, es decir, se ha convertido en inteligente. En este sentido, las smart cities son la piedra angular sobre la que gira esta nueva oportunidad de mercado.

En España el sector está desarrollado y tiene dos ventajas muy importantes: el Smart Cities World Congress y la Red Española de Ciudades Inteligentes

El término smart city -ciudades inteligentes- corresponde al uso eficiente de los recursos y tecnologías disponibles para solucionar problemas urbanos. Aunque los expertos en la materia prefieren esquivar el concepto y creen más correcto utilizar la expresión smart governance. “Tiene que ver más con la gestión y la planificación estratégica, pone el énfasis en cómo se utiliza la tecnología. En el fondo, las personas son las inteligentes y no las ciudades”, precisa el profesor de estrategias de IESE Business School y codirector académico de la plataforma IESE Cities in Motion, Pascual Berrone. Y es que de poco sirve pensar en las nuevas técnicas y métodos que favorezcan las posibilidades, si no se establece un compromiso y una regulación que desarrollen esa tecnología.

En España el sector está desarrollado y tiene dos ventajas muy importantes: el Smart Cities World Congress y la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI). El Smart Cities World Congress, celebrado anualmente en el mes de noviembre en Barcelona, ha puesto el foco mediático en el país, ya que se trata de la única cita mundial que reúne en un mismo lugar a representantes municipales, instituciones, líderes académicos y de pensamiento, centros de investigación, empresas y emprendedores. Por otro lado, la RECI -presidida por Íñigo de la Serna, alcalde de Santander- crea una masa crítica al juntar a multitud de ayuntamientos para desarrollar ideas y compartir experiencia e información sobre iniciativas que las ciudades españolas están teniendo en este ámbito. Ambas oportunidades generan un clima de creatividad y favorece que muchas ciudades se sumen al concepto.

¿Cuándo consideramos una ciudad como 'inteligente'?

Como todo término que nace, los márgenes se encuentran muy difusos. Las smart cities pasan por una etapa de inicial porque sus iniciativas aún no han alcanzado la notoriedad real para la población. Asimismo, el contexto de recortes presupuestarios por parte de la Administración Pública y con la salida de la crisis aún por consolidar, convierten esta fase en un gran desafío. Para Berrone se trata de un camino que no termina nunca: “La ciudad perfecta no existe, de ahí el nombre de nuestra plataforma, Ciudades en Movimiento. El cambio es permanente y tienes que ir mejorando la urbe, sabiendo que nunca llegarás al final”.

En España, se elabora anualmente un ranking de ciudades inteligentes, aunque, como reconoce Pacual Berrone, “no quiere decir que la primera es perfecta o la mejor, sino que lo está haciendo bien”. Con respecto a las ciudades con más de 150.000 habitantes Barcelona, Santander, Madrid, Málaga y Bilbao encabezan la lista. Pero otras poblaciones como Valladolid, Zaragoza, Vitoria, San Sebastián y Pamplona las siguen de cerca. “Todas son conocidas a nivel internacional y consideradas como referencias, sobre todo Barcelona, Madrid, Málaga y Santander”, apunta el profesor de estrategias de IESE Business School.

Igualmente, hay grandes multinacionales que trabajan codo con codo con los alcaldes de estas ciudades. Empresas como Microsoft, IBM, Internet of Things, Telefónica, Schneider Electric o la consultora Accenture desarrollan la tecnología para acomodarnos la existencia. Después, las Pymes nacionales completan la oferta en este campo ofreciendo sus conocimientos de eficiencia energética, asesoría o de la tecnología de la información. “El concepto de smart city es transversal, por lo tanto, todas las que son proveedoras de ciudades tienen la posibilidad de brindar soluciones smart”, subraya Berrone.

Open Data: información provechosa al ciudadano

El concepto de ciudades inteligentes va relacionado con repensar los servicios que se estaban ofertando y transformarlos en formas más eficientes de trabajo, pero también existe otra oportunidad. Son empresas que crean la necesidad de nuevas prestaciones que van más allá de las asistencias básicas. Es el caso de la apertura de datos públicos, también conocido como Open Data, que tiene como principal objetivo poner la información que posee el sector público al alcance de todo el mundo en formatos digitales. De esta forma, la ciudadanía puede acceder fácilmente a estos para informarse o crear nuevas actuaciones que aumenten el valor social y comercial.

En Barcelona, el Open Data recaba todos los datos sobre locales y oportunidades de negocio, y realiza un estudio de mercado al instante

“Una ciudad detenta una infinidad de datos –transporte, consumo energético, etc.- que son muy difíciles de conseguir. Por ello, el Open Data propone una infraestructura de soporte tecnológico que facilita el acceso a la información a cualquier persona. En Barcelona, por ejemplo, recaba todos los datos sobre locales y oportunidades de negocio, y realiza un estudio de mercado al instante”, indica Pascual Berrone.

Sin embargo, uno de los principales problemas con los que se encuentran es que muchos ayuntamientos son deficitarios y no tienen dinero. Aquí es donde las empresas se enfrentan a la gran barrera final y su opción es renovarse o morir. Schneider Electric ha conseguido superar este obstáculo a base de ingenio y, en sus sistemas de economización energética, han desarrollado modelos para que sus clientes paguen los servicios con lo que se van ahorrando.

El concepto de smart city todavía no ha terminado de cuajar. El proceso se encuentra en el establecimiento de la conciencia ciudadana, de la oportunidad comercial y de la ayuda a mejorar la calidad de vida. Además, los cambios de Gobierno en Madrid y Barcelona han generado incertidumbre dentro del sector. Lo que sí está demostrado es la rentabilidad del negocio tanto para la Administración Pública como para la empresa privada. Ambas tendrán la decisión sobre el porvenir de una oportunidad que puede subir un peldaño hacia la salida total de la crisis económica.

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