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Economía

Slim rompe al fin su silencio de casi 4 años en FCC con 760 M. de plusvalías latentes

Carlos Slim

Carlos Slim, poseedor de una de las grandes fortunas del mundo y principal accionista de FCC, se estrena en calidad de esto último el martes en Madrid, durante el Día del Inversor de la compañía. Será su primera comparecencia pública desde que aterrizara en el capital del grupo de construcción y servicios a finales de 2014. Casi cuatro años en los que ha invertido en torno a 1.750 millones de euros en la compañía, un notable esfuerzo que, pese a que la empresa aún no ha podido recuperar el dividendo, está siendo rentable para el magnate mexicano, que acumula en este tiempo plusvalías latentes por valor de unos 760 millones de euros.

Actualmente, el inversor azteca cuenta con una participación algo superior al 61% en el capital de FCC, de acuerdo con los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Una presencia forjada a través de la suscripción de dos ampliaciones en un plazo de doce meses, una OPA y algunas compras aisladas en el mercado. A precios de mercado, la participación de Slim está valorada en 2.515 millones de euros.

No podría decirse que el dueño de Telmex ha sacado aún rentabilidad a su inversión en FCC, toda vez que durante los años en los que ha estado como accionista la empresa ha estado en pleno proceso de saneamiento hasta el punto de acumular seis años consecutivos con resultados negativos, con lo que no ha podido repartir dividendos. Sin embargo, sí es cierto que el valor de mercado del paquete que controla ahora Slim es un 43% superior a la inversión que ha llevado a cabo para adquirirlo.

No obstante, no es precisamente la rentabilidad lo que viene a reivindicar Slim en este peculiar Día del Inversor, en el que se pondrá por vez primera delante de analistas y periodistas para hablar de su principal inversión en España. Desde su llegada, FCC ha necesitado algo más de 3.000 millones de euros del mercado para poder mantener su esquema de financiación, en un contexto especialmente complicado para su negocio de construcción. De esta cantidad, Slim ha aportado aproximadamente un 25%. Ésa es, por el momento, la carta de presentación que quiere dejar en su paso por Madrid.

Aterrizaje en plena asfixia

Su llegada coincidió con un momento especialmente delicada en el que confluían los problemas de la compañía (presionada por un esquema de financiación con elevados tipos de interés en algunos tramos) como la agonía financiera de su entonces principal accionista, Esther Koplowitz, propietaria entonces de un 50% del capital y próxima a ser ejecutada por sus acreedores al haberse quedado dos años antes sin su principal fuente de ingresos: el dividendo de FCC.

Slim solventó los dos problemas de un plumazo (y un golpe de riñón de 650 millones de euros): suscribió la mitad de la ampliación de capital de 1.000 millones de euros que la banca le había exigido a la compañía para refinanciar la deuda y dio oxígeno a Koplowitz al comprarle sus derechos en la operación.

Apenas doce meses después, la banca acreedora seguía apretando las tuercas y Slim se encargó de asegurar otra ampliación de capital (en este caso de 710 millones) y, además, también financió la participación de Esther Koplowitz en la operación para evitar que volviera a diluirse en el capital (del que ya apenas controlaba el 20%).

A la tercera llamada de la banca a las puertas de la compañía, Slim se negó a responder personalmente. A diferencia de los casos anteriores, el dinero del mercado llegó a través de una emisión de bonos de Aqualia, la filial de ciclo integral del agua (la joya de la corona del grupo), por valor de 1.350 millones.

Un futuro incierto

No ha sido la única aportación de Aqualia a la salud financiera de FCC, cuyo endeudamiento aún sigue preocupando a la banca. Slim decidió vender el 49% del capital al fondo australiano IFM por algo más de 1.000 millones de euros, una operación que aún debe terminar de rematarse y, sobre todo, definir el destino del dinero recibido.   

Parece claro que el destino de FCC no hubiera sido el mismo si Slim no se hubiera cruzado en su camino. Sin embargo, su prolongado silencio también ha generado dudas sobre el horizonte de la compañía. La ausencia de un plan estratégico definido y las continuas negociaciones con la banca acreedora no terminan de despejar un panorama, que se espera que sea dibujado por el empresario mexicano en su excepcional visita.

Será la primera comparecencia en público (nunca ha asistido personalmente a las juntas de accionistas de FCC) pero las visitas de ‘El Ingeniero’, como es conocido en su círculo de trabajo, a Madrid y a la sede de FCC son habituales, así como su asistencia personal a algunos consejos de administración, en las que son ya célebres sus particulares exámenes a los responsables de las principales líneas de negocio. Algo que, en este caso, no será una excepción.

Su papel de acreedor

Slim también se ha convertido en el principal (y desde hace unas semanas, el único) soporte financiero de Esther Koplowitz. Además de la citada financiación de la segunda ampliación de capital de FCC, Slim adquirió recientemente (con un notable descuento) la histórica deuda de la empresaria con BBVA y Bankia, lo que convirtió al magnate azteca en su único acreedor.

Un camino forjado con un esfuerzo económico por parte de Slim de unos 775 millones de euros adicionales, pero cuya principal garantía es la participación que mantiene aún Koplowitz en la compañía (algo más de un 20%), valorada a precios actuales en torno a los 825 millones. Las cuentas le siguen saliendo al Ingeniero.

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