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Economía

Los griegos dicen sí al euro y no al dracma... Pero el drama continúa

Los griegos votaron ayer por la opción más responsable, es decir, seguir en el euro. Conscientes de que fuera de la divisa única el BCE dejaría de mantener a sus bancos y de que sufren una falta de capital que les impide atender por sus propios medios servicios tan básicos como las pensiones o los salarios, los helenos se taparon la nariz y dieron su respaldo a los conservadores de Nueva Democracia con el 29,78% por ciento de los votos.

En una cámara de 300 representantes y gracias a los 50 escaños extra que logra por llevarse la victoria, el partido liderado por Antonis Samaras obtiene unos 129 asientos que le permitirían formar un Gobierno de coalición junto a los socialistas del Pasok, que amarran un 12 por ciento y por tanto 33 parlamentarios, y la formación Izquierda Democrática, que recoge el 6 por ciento y 17 congresistas.  

No obstante, el Pasok de Evangelos Venizelos amenazaba al cierre de la jornada con negarse a entrar en cualquier Ejecutivo que dejase fuera a Syriza, el partido en contra de las medidas de austeridad y segundo en los comicios con el 26,82 por ciento de los sufragios y 71 diputados. En una nueva muestra de tacticismo político en Grecia, el Pasok pretende que Syriza también se desgaste. Sin embargo, el líder de este partido enemigo de los ajustes, Alexis Tsipras, ha anunciado que seguirá en la oposición censurando los recortes.

Las posturas se acercan

En los últimos días de campaña, incluso los radicales de Syriza habían suavizado su retórica. De hecho, las formaciones habían acercado mucho sus posiciones: nadie quería abandonar el euro y todos solicitaban en distinto grado que se renegociasen los plazos para los recortes, intereses más bajos o incluso una suerte de plan Marshall, sobre todo después de haber visto el rescate blando de España. De modo que el tira y afloja con Bruselas y Berlín dominará los próximos días.

Una victoria de Syriza habría alimentado la incertidumbre sobre qué ocurre si un país desea seguir en el euro pero no acata las reglas. Los mercados temían que Merkel no cediese en ese hipotético pulso.

Sin embargo, el 80 por ciento de los helenos declara que prefiere permanecer en la eurozona, y eso se plasmó ayer en las urnas. Es más, los ciudadanos recurrieron al voto útil y decidieron abandonar a los partidos pequeños para apoyar a los grandes y así asegurarse la formación de un Gobierno sólido.

Y como no todo pueden ser palos, Alemania celebró la victoria de los defensores del rescate manifestando que se podrían renegociar los plazos del programa de ajustes. Aunque eso sí: el ministro de Exteriores germano, Guido Westerwelle, también instó a los griegos a que continuasen tomando medidas.

El programa de ajustes comprometido con Europa marcha con demasiado retraso debido a la falta de acuerdo entre los partidos para alumbrar un Gabinete. El nuevo Ejecutivo griego tendrá como primera misión aprobar ajustes por valor de 11.500 millones de euros.

Sigue la presión sobre Merkel

Estas elecciones pueden representar un alivio temporal para los mercados. Sin embargo, las dudas continuarán hasta que la canciller Merkel acceda a algún tipo de mutualización de la deuda. UBS publicaba hace escasos días una encuesta llevada a cabo entre gestores de fondos que manejan un total de 800.000 millones de euros, y tres cuartas partes de éstos esperan que algún país salga del euro en los próximos cinco años.

Estos resultados no garantizan que conforme la actividad siga deteriorándose no haya nuevas situaciones de inestabilidad. No en vano, el partido neonazi Amanecer Dorado se ha hecho con el 6 por ciento de las papeletas y se convierte en la quinta fuerza política del país.

El maratón continúa en el quinto año de recesión para la economía helena. Pese a la restructuración de los préstamos privados, la deuda pública griega rondará el 160 por ciento del PIB en 2013, 50 puntos más que en 2008 y muy lejos de lo estimado como sostenible. Muchos expertos consideran que buena parte de los créditos del rescate tendrán que condonarse si se quiere estabilizar al paciente heleno.

La buena noticia es que Atenas está muy cerca de conseguir el superávit primario en el gasto público, es decir, sin incluir los pagos de la deuda. El FMI pronostica un déficit primario para este año de sólo el 1 por ciento. Alcanzado ese objetivo, quizá Alemania se muestre bastante más receptiva.

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