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Economía

El Gobierno prepara una rebaja del IRPF por valor de 5.000 millones de euros

El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, durante la convención nacional del Partido Popular en Valladolid.

No hay experto en fiscalidad que valga. Por mucho grupo de sabios que se haya compuesto, al final la reforma que planteará Hacienda terminará saltándose las directrices técnicas y tendrá un objetivo claramente político: hay que bajar el IRPF para salvar la cara del PP ante el votante, y Moncloa ya tiene los números sobre la mesa.

Entre la reducción de tramos y la subida del mínimo exento personal y familiar, la rebaja del Impuesto sobre la Renta que prepara Montoro oscilará entre los 4.000 y los 5.000 millones de euros, la cantidad que se estima suficiente para que el ciudadano lo note en el bolsillo.

El Ejecutivo es muy consciente de que la rebaja de impuestos fue decisiva en la mayoría absoluta que obtuvo José María Aznar. De modo que sin un solo acto público fijado para esta semana, Montoro trabaja intensamente en su propia reforma, al margen de las discusiones de la comisión de expertos relatadas por Vozpópuli.

En sus cálculos, Hacienda espera que el crecimiento compense la disminución en los ingresos por Renta. Si la economía despega ligeramente, la recaudación podría engordar por encima de los 6.000 millones, más que suficiente para neutralizar el efecto en las arcas públicas de la reducción del IRPF.

IBI, verdes, Circulación y Sociedades  

Sin embargo, el repunte de la actividad nunca será suficiente para cuadrar las cuentas en 2015, año en el que el déficit público ha de disminuir desde los 58.000 hasta los 42.000 millones. Y la Comisión Europea exigirá que la reforma fiscal brinde una parte sustancial de ese brutal ajuste de 16.000 millones.

Aunque Hacienda espere posponer para después de las elecciones de 2015 medidas como la reclasificación al alza de los tipos del IVA, tendrá que meter mano antes a los impuestos. Se da por seguro que se elevarán los especiales y los verdes, entre ellos la gasolina. Se bajará Sociedades al 25 por ciento a cambio de limpiarlo de todo tipo de deducciones, lo que de facto acarreará un aumento de la tributación.

Según las necesidades presupuestarias, pueden cambiarse al tipo normal del 21 por ciento algunos productos que ahora se encuentran bajo el IVA reducido (10%) y superreducido (4%), siempre con la salvedad del turismo, considerado un sector vital para la recuperación y, por consiguiente, intocable.

Y sobre todo se llevará a cabo una reorientación del sistema impositivo para que los ingresos sean más estables y menos procíclicos, es decir, menos tendentes a la creación de burbujas y menos sensibles a sus estallidos.

Dentro de este espíritu, en lugar de la propiedad de la vivienda se busca fomentar tanto otras formas de ahorro como el alquiler. Así, se quiere gravar más la propiedad subiendo el IBI o engordando el Impuesto de Circulación. En cambio, se pretende favorecer la rotación y venta de activos, y en consecuencia la actividad, bajando o eliminando impuestos como el de Transmisiones Patrimoniales o Matriculación.

Se habla incluso de igualar el tratamiento fiscal del alquiler y la propiedad de la vivienda imputando en el IRPF el 1,1 por ciento del valor catastral de lo que se tenga pagado de hipoteca menos intereses.

Aunque, tal y como ha explicado Vozpópuli, las deducciones por adquisición de vivienda no gustan a algunos de los expertos porque contribuyeron decisivamente a los excesos inmobiliarios, éstas no se suprimirán por razones meramente políticas: no hay intención alguna de tocarlas antes de las elecciones de 2015.

En contra del criterio de los expertos, Hacienda ha hecho los números y tampoco mejorará las condiciones tributarias del ahorro, pese a que éste sea esencial para reconducir la marcha de la economía española reanimando la inversión.

Y por último, se barajan medidas para aflorar la economía sumergida, como deducciones por las facturas en el IRPF o la limitación de la tributación por módulos.  

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