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Economía

Rajoy y Fainé cierran en una reunión secreta la reforma de la ley de Cajas y abordan el reto soberanista en Cataluña

Rajoy tuvo el lunes una agenda oficial y otra privada, algo que en el presidente del Gobierno suele ser normal. En la primera entró su reunión con el comité ejecutivo del PP, donde confirmó al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, todos los poderes para fijar el calendario de la nueva financiación autonómica con los barones del partido. También mantuvo una reunión con el rey Juan Carlos para abordar la cumbre Iberoamericana prevista en Panamá, a la que por primera vez no asistirá el monarca. De la agenda privada formó parte un encuentro reservado con el presidente de CaixaBank, Isidro Fainé, preocupado por la situación que se vive en Cataluña y también por la ley de Cajas que se tramita en el Congreso, de la que dependerá que pueda mantenerse al frente del nuevo banco y de La Caixa.

Fainé ha puesto como condición en sus últimos actos públicos no hablar para nada de la situación en Cataluña

De la conversación de Fainé con el presidente del Gobierno sobre el reto soberanista no se han podido conocer detalles, entre otras razones porque la prudencia del banquero sobre todo cuanto acontece en Cataluña es máxima. De hecho, en los últimos actos públicos en los que ha intervenido, ha puesto como condición a sus organizadores no mencionar ni siquiera el problema ni tampoco verse sometido a posibles preguntas comprometedoras por parte de la prensa, algo que ha visto respetado a rajatabla. En la dirección de CiU se comprende a la perfección la actitud del presidente de CaixaBank, apretujado “entre la espada y la pared”.

Los nacionalistas catalanes esperan las decisiones finales de Moncloa sobre la ley de Cajas al comprobar que el centro de decisiones no está en Economía

De la inquietud de Isidro Fainé sobre la reforma de la ley de Cajas sí se conocen más precisiones, pues los nacionalistas catalanes se han encargado de transmitirlas en las últimas semanas al ministro Luis de Guindos, hasta que han comprobado que el centro de las decisiones no estaba en Economía, sino en La Moncloa. Hasta allí se fue Fainé el lunes para coger el toro por los cuernos y abordar el asunto con el presidente del Gobierno con el fin de averiguar por cuanto tiempo podrá mantenerse al frente de CaixaBank y de La Caixa. El encuentro se ha celebrado cuando Rajoy conoce ya los márgenes en los que la troika deja moverse a España en esta reforma, una vez despejado que no se necesitará una prórroga del rescate bancario- medalla de oro para Guindos-, anuncio que se formalizará el próximo 15 de noviembre. De la reciente visita de los ‘hombres de negro’, el aviso más contundente sobre la reforma de la ley de Cajas le ha llegado al Gobierno del FMI, interesado en que no se diluya el objetivo de despolitizar estas entidades y profesionalizar su gestión. Esta es una de las razones por las que nadie, ni Gobierno, ni bancos, ni grupos parlamentarios, quieren levantar ruido y la explicación de que las negociaciones se lleven con tanta discreción: ni se quiere alarmar a Bruselas enviándole el mensaje de que se deja abierta una ventana al pasado ni tampoco poner en pie de guerra a las entidades que proceden de cajas que sí necesitaron el socorro público y pueden aspirar a los mismos derechos.

Dentro de la troika, el FMI ha advertido al Gobierno de que no debe diluir el objetivo de profesionalizar la gestión de los bancos procedentes de cajas

Lo que Fainé trasladó a Rajoy y muy pronto se verá reflejado en una enmienda de CiU es la necesidad de que los consejeros de los bancos procedentes de cajas que no han necesitado ayudas puedan compatibilizar su pertenencia a ellos con la continuidad en las fundaciones dependientes de cada entidad, al menos hasta que se zanje la reforma del sistema financiero. El proyecto de ley original prevé un plazo transitorio de un año, pero la troika ha dado margen al Gobierno para prolongarlo y ahora los nacionalistas catalanes van a proponer que se fije en un mínimo de tres. De esta cesión se beneficiaría no solo Fainé, sino también Amado Franco (Ibercaja), Braulio Medel (Unicaja) y Mario Fernández (KutxaBank).

Todas las cartas no se destaparán hasta la semana que viene, después de que mañana jueves la reforma supere el debate de totalidad en el Congreso, pero es altamente probable que la condición que se imponga a los integrantes de los consejos de las nuevas entidades para poder compatibilizar sus cargos en las fundaciones durante un periodo de tiempo mayor del previsto es que carezcan de poder ejecutivo, como pasa con los consejeros dominicales.

CiU se conforma con que los consejeros de las nuevas entidades puedan compatibilizar un mínimo de tres años su pertenencia a las fundaciones de las antiguas cajas

Los principales grupos parlamentarios tienen puesto el radar para ver qué decisiones se toman finalmente en La Moncloa y ayer acordaron ampliar hasta el próximo martes, 22, el plazo de presentación de enmiendas parciales. El propio ministro de Economía espera instrucciones del presidente del Gobierno para encauzar la tramitación del proyecto de ley en el Congreso. El PNV es quien más ha desorientado con sus movimientos, pues ha sido el único grupo que ha anticipado sus enmiendas y en una de ellas se ha adentrado en el terreno pantanoso de las incompatibilidades de los consejeros cuando, precisamente, el presidente de KutxaBank se había resignado a mantenerse en exclusividad al frente de esta entidad. Donde sí va a dar la batalla el nacionalismo vasco es en el reforzamiento de las posiciones de capital de las entidades para que no queden condenadas a ser vendidas a trozos para cumplir con los requisitos de solvencia. El proyecto de ley, en su redacción actual, obliga a las cajas con más del 50% de un banco a dotar un fondo de reserva que fortalezca los recursos propios de la entidad financiera en caso de necesidad. Este colchón de capital, en opinión de los nacionalistas vascos, debe estar en el banco, no en la fundación, al contrario de lo que defienden los nacionalistas catalanes. Al final, la reforma puede dejar margen para que cada entidad elija la mejor solución.

Los nacionalistas vascos no ponen el acento en las incompatibilidades sino en que los fondos de reserva estén en los bancos y no en las fundaciones

No es la primera vez que los intereses del nacionalismo vasco y catalán chocan en la refriega económica. El choque más serio se produjo hace tres años y medio cuando se debatía en el Congreso el blindaje de las sociedades anónimas a través de la llamada ‘enmienda Florentino’. CiU defendió los intereses de la antigua Caixa y el PNV los de Iberdrola, ganando este último la batalla el año pasado, con 24 meses de retraso, cuando el Congreso avaló la limitación de los derechos de voto de los accionistas para blindar a las grandes compañías de opas hostiles.

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