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Economía

Ni con la caída de la prima: los intereses de la deuda se disparan un 7% en el primer trimestre de 2014

Los intereses de la deuda se han disparado en los tres primeros meses del año un 7 por ciento según la Contabilidad Nacional homologada por Bruselas, desde los 6.795 millones a los 7.273 millones.

El ahorro en intereses que tanto pregona el Gobierno al final no es para tanto. Y es que esconde truco: siempre que un miembro del Ejecutivo manifiesta que se va a ahorrar X millones en intereses gracias a la calma de los mercados lo compara con lo presupuestado, y como ya sabemos los Presupuestos se elaboraron allá por la segunda mitad del año pasado, precisamente cuando la prima de riesgo no se situaba tan baja, alrededor de unos 250 puntos frente a los 158 de la actualidad, y por lo tanto hubo que provisionar mucho más gasto.

Sin embargo, una vez se examina la evolución de los costes financieros, la rebaja de la prima de riesgo no compensa la imparable senda alcista del tamaño de la deuda, que se ha descontrolado hasta el entorno del 94 por ciento del PIB entre déficits, one-offs y ayudas bancarias. O dicho de otro modo, pese a que descienda el coste de contraer deuda, el endeudamiento aumenta todavía más y eleva la factura de intereses. Y lo peor es que aún está por ver cuando se logrará reconducir semejante espiral de deuda.

El déficit arroja dudas

Aunque todavía algo temprano para alcanzar conclusiones, las cifras de déficit público no se antojan tan positivas. Y basta un dato: el déficit hay que rebajarlo desde el 6,6 hasta el 5,8 por ciento del PIB, es decir, aproximadamente un 12,2 por ciento. ¿Y en cuánto se ha recortado el déficit en el primer trimestre? Pues desde el 1,04 hasta el 0,94, esto es un 9,6 por ciento. Ergo hay que reducir aún más el desfase presupuestario si se quiere alcanzar el objetivo al cierre de 2014.

La esperanza reside en que la recaudación tributaria engorde aún más, al calor de la mejora de una economía impulsada por el turismo y el buen tiempo durante el segundo y el tercer trimestre. Por ahora, los ingresos se han incrementado un 4,6 por ciento de acuerdo con la Contabilidad Nacional. Y de proyectarse esa tasa a todo el ejercicio, entonces el Gobierno contaría con un margen de unos 8.000 millones por la parte de los ingresos, suficiente para rebajar el déficit en 8 décimas del 6,6 al 5,8 si no fuera porque los gastos vuelven a crecer un 1,4 por ciento, unos 584 millones que al proyectarse a lo largo de todo el ejercicio sumarían más de 2.000 millones. O sea, que una vez más las cuentas no marchan tan holgadas como le gusta presumir al ministro Montoro... A menos que se obtenga una mayor recaudación.

Por el momento, la recaudación ya ha sufrido una ralentización en marzo, pues sólo sube un 1,5 por ciento respecto al 4,6 del conjunto del primer trimestre. Un hecho que quizás pueda achacarse a que se haya diluido el efecto sobre la actividad de los desembolsos de la paga extra y el pago a proveedores.

Por no hablar de que Hacienda ha jugado a la ilusión contable de vender los datos de recaudación de caja, comparándose con un periodo en el que se tuvieron que desembolsar muchas devoluciones y por lo tanto disminuyó la caja, tal y como sucedió a principios de 2013. De hecho, como ya hemos apuntado, por contabilidad nacional, que elimina el efecto de estas devoluciones, los ingresos suben un 4,6 por ciento entre enero y marzo, frente al 7 por ciento que aumenta la recaudación de caja de la Agencia Tributaria.

Las CCAA empeoran sus cuentas

Es más, sólo entre enero y febrero las Comunidades Autónomas han duplicado su déficit de los 967 millones anotados el pasado 2013 a los 1.805 millones de este año. Pese a que su objetivo para todo el ejercicio se halla en el 1 por ciento, en dos meses ya acumulan en su conjunto un 0,17 por ciento. Y algunas ya se han comido en los esos dos primeros meses del año buena parte de su margen: Murcia, con un 0,46 por ciento de agujero, Extremadura, un 0,45 por ciento, y Andalucía, un 0,33 por ciento. Unos datos registrados en apenas dos meses y que pueden despertar sospechas sobre si han traspasado gastos de un año al siguiente y ello ha disparado el déficit.

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