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Economía

El gasto en pensiones, paro e intereses de la deuda lastrará el primer Presupuesto con crecimiento de Rajoy después de seis años de recesión

En julio del año pasado, la media de la prima de riesgo superó los 550 puntos. Ayer, cerró en  257 después de un agosto tranquilo en las bolsas. Si en los Presupuestos de este año, el Gobierno ha tenido que destinar 38.589 millones al pago de intereses de la deuda, en 2014 confía en poder reducir esta partida entre 3.000 y 5.000 millones ya que el calendario de emisiones opera a largo plazo y no podrá repercutir en el mismo ejercicio la mejora de los últimos meses en el mercado. Sin embargo, ésta seguirá siendo la segunda partida en importancia dentro de las cuentas del año que viene, más voluminosa que la del gasto de todos los ministerios juntos. Antes viene la de las pensiones. En plena reforma del sistema, el Gobierno calcula que el pago de estas últimas prestaciones consumirá no menos de 130.000 millones en 2014, frente a los 121.556 de 2013, a pesar de que la inflación acabará este año cerca del 1% y no será necesaria una actualización demasiado costosa. El tercer gran capítulo del gasto llegará otra vez del pago del desempleo, que bajará de los 27.000 millones presupuestados para este año debido a la reducción del número de parados y de los que tienen derecho a prestación.

En plena reforma de las pensiones, el Gobierno calcula que el pago de estas prestaciones consumirá no menos de 130.000 millones en 2014

Con estos mimbres, el equipo económico del Gobierno está tejiendo los primeros Presupuestos con crecimiento de la etapa Rajoy. Entrarán en el Congreso el lunes, 30, y no contarán, como los de este año, con más apoyos que los del Partido Popular. En el PP se sabe que el contexto político no facilita grandes adhesiones ya que los nacionalistas catalanes y vascos, que serían los más proclives a votar a favor, están en pie de guerra. El debate parlamentario, que durará hasta diciembre, se solapará con el alboroto de la aventura soberanista en Cataluña y con la redefinición de los acuerdos políticos del PNV en el País Vasco, con mayor proximidad a los socialistas. Además, pesará el clima preelectoral de los comicios europeos de mayo, que obstaculizará pactos vía enmiendas con los grupos de la oposición.

Un crecimiento algo superior al medio punto de PIB como el que se espera para el año que viene, no es para lanzar cohetes, comentan fuentes del equipo económico, pero será suficiente para que el Gobierno alimente el discurso del inicio de la recuperación y del fin de los sacrificios. De hecho, gracias a la tregua dada por Bruselas, en 2014 solo necesitará un tijeretazo de gasto de 1.000 millones en la administración central y vigilar otro de 3.000 millones que correrá a cuenta de las comunidades autónomas. Claro está, siempre que este año acabe con un déficit del 6,5%, algo que todavía está por ver y cuestionan numerosos expertos. La foto definitiva se revelará el próximo febrero, fecha en la que podrá certificarse si los Presupuestos que saldrán del Parlamento en Navidades están construidos sobre cimientos sólidos.

Entre la administración central y las comunidades autónomas solo tendrán que ajustar alrededor de 4.000 millones de euros el año que viene

En el Gobierno impera la sensación de que Bruselas ha dado oxígeno a Rajoy hasta el final de la legislatura, teniendo en cuenta que la nueva Comisión Europea que salga de las elecciones de mayo no tomará posesión, como mínimo, hasta noviembre y que los deberes impuestos a España no obligan a reducir el déficit por debajo del 3% hasta 2016. “No vemos tanto agobio como hace dos años para cumplir estos objetivos”, aseguran fuentes gubernamentales, sobre todo teniendo en cuenta que si este año se respetan los compromisos de reducción del gasto, para el que viene y para 2015, un año electoral con mayúsculas, solo se requeriría un ajuste estructural inferior a ocho décimas en cada ejercicio.

En cualquier caso, en el Gobierno se enfatiza que la “lucha contra el déficit no se ha ido de vacaciones” ya que la consolidación fiscal no solo no impide el crecimiento sino que en un contexto de exceso de deuda externa y de dudas sobre la capacidad del país para asumir nueva financiación, solo una política de “austeridad sostenible” puede abrir el crédito a las empresas y alegrar el consumo.

En el Gobierno se recuerda que la lucha contra el déficit sigue siendo condición indispensable para que llegue el crédito a las empresas y aumente el consumo interno

Los ministerios contarán el año que viene con 261 millones de euros menos de gasto y por el lado de los ingresos se espera que el aumento de la recaudación llegue no solo del Impuesto sobre la Renta, sino también del Impuesto sobre Sociedades, después de la última reforma que ha afectado, sobre todo, a las empresas con mayor tamaño de facturación.

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