Los resultados de las elecciones catalanas complican los Presupuestos de 2018

La crisis catalana obligó al Gobierno a dejar la negociación de los Presupuestos de 2018 para después de las elecciones. El PP confiaba en una victoria de los partidos constitucionalistas que alejaría el fantasma independentista de Cataluña y despejaría el camino para negociar con el PNV, muy atento siempre al secesionismo catalán. Pero el triunfo de los independentistas complica y mucho la negociación.

Ciudadanos ha ganado las elecciones, pero los partidos separatistas suman mayoría y volverán a hacerse con el control de la Generalitat. Y quizá lo más importante es que el PP se ha despeñado y ha quedado prácticamente reducido a cenizas en una de las comunidades más importantes del país: ha pasado de 11 a 4 escaños y ni siquiera tendrá grupo propio.

La victoria de los secesionistas ha dado un duro golpe al PP, pero sobre todo a Mariano Rajoy. Y el triunfo de Ciudadanos agrava aún más la situación de un partido que hoy parece mucho más débil para negociar los Presupuestos. Ciudadanos y PNV, los partidos en los que confía el PP para sacar adelante las cuentas, tienen ahora la sartén por el mango.

Por eso y a pesar de que el Gobierno quería aprobar el Presupuesto nada más comenzar el año, parece que habrá que esperar unas semanas o meses para que algo salga adelante. Rajoy dijo el viernes que retomará las negociaciones el lunes, pero desde el PNV aseguran a Vozpópuli que es pronto para hablar de Presupuestos. Ahora toca analizar bien los resultados de Cataluña, esperar a que se forme Gobierno, se desactive el 155 y ver por dónde van los tiros en Cataluña.

Para el PNV los tiempos son importantes y no tienen pensado sentarse a negociar las cuentas el lunes. Primero hay que recuperar la normalidad en Cataluña. Tampoco han recibido, al menos de momento, la llamada del Gobierno. Y en Ciudadanos sigue reinando la euforia del 21D y probablemente serán mucho más exigentes con el Partido Popular. 

El año arrancará con la prórroga de las cuentas de 2017 y un decreto para subir el SMI

En cualquier caso, el 2018 comenzará con la prórroga del Presupuesto de 2017. La historia se repite porque esto ya ocurrió el año pasado. Se aprobará además un decreto para que entre en vigor la subida del SMI del 4% pactada con los agentes sociales. Las pensiones se actualizarán el mínimo que marca la ley, un 0,25% y los salarios de los funcionarios arrancarán de nuevo el año congelados. Eso sí, el Gobierno se ha comprometido a mejorarlos un 1,5% cuando pueda aprobar las cuentas.

Hace solo unas semanas Rajoy participó en un desayuno informativo en el que consideró "fundamental y prioritaria" la aprobación de los Presupuestos. Dar luz verde a las cuentas, tal y como dijo, enviaría un indudable mensaje de seguridad política y estabilidad de país. Pues parece que no va a ser posible y que las autoridades comunitarias, que siguen atentas la evolución de los acontecimientos en España, tendrán que seguir esperando.

El Gobierno quiere nuevos PGE

En cualquier caso, Bruselas ya ha validado la prórroga presupuestaria. En octubre aprobó el Presupuesto español al considerar que la prórroga cumplía en términos generales con los requisitos para 2018 bajo el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Se comenta que la Comisión decidió levantar el pie del acelerador con España para dar cierta tregua por la crisis catalana.

Y es que la prórroga no permitirá cumplir el objetivo de déficit pactado para 2018 (2,2%), pero sí dejará que España salga del procedimiento de déficit excesivo en primavera. Al menos estas eran las previsiones antes de conocer el resultado de las elecciones catalanas, que inevitablemente van a afectar tanto a la economía regional como a la nacional.

A pesar del nuevo escenario político, de sus posibles consecuencias en materia económica y de lo difícil que va a resultar pactar, el Gobierno no renuncia a presentar un Presupuesto nuevo. Y Bruselas, aunque haya aflojado un poco la cuerda, espera el texto "tan pronto como se pueda aprobarse". Así que se avecinan semanas de duras negociaciones parlamentarias.