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Economía

Navantia se abona a la eólica marina: pujará por su tercer contrato con Iberdrola para un parque en EEUU

Parque eólico marino de Wikinger, con la subestación Andalucía en primer plano

Navantia está dispuesta a mantener su idilio con las energías renovables y más concretamente con la eólica marina. La empresa que agrupa los astilleros públicos está preparando una oferta para la construcción de algunas de las infraestructuras que precisará Iberdrola para el desarrollo de Vineyard, el primer parque de esta tecnología que la compañía que preside Ignacio Galán que construirá en EEUU. En el caso de que logre ser seleccionada para participar en el proyecto, Navantia, que no contaba con experiencia alguna en la industria hasta hace apenas tres años, se apuntará su tercer contrato en el área, todos ellos con Iberdrola.

La presidenta de Navantia, Susana Sarriá, destacó en su reciente comparecencia en la comisión de Industria del Congreso de los Diputados la vocación internacional de la empresa y mencionó de pasada que la compañía trabajaba actualmente en algunos proyectos en EEUU. Según ha podido saber Vozpópuli, se trata de la preparación de ofertas para volver a ser proveedor de Ibedrdrola en eólica marina.

La eléctrica se adjudicó el parque de Vineyard el pasado mes de mayo, en un proceso promovido por el estado de Massachusetts para fomentar la energía limpia. Desde entonces, no ha perdido tiempo para buscar proveedores con los que desarrollar el parque. A la puerta de Iberdrola ha vuelto a llamar Navantia tras el éxito de sus dos anteriores experiencias.

En concreto, en el parque de Wikinger, en las aguas alemanas del Mar Báltico, operativo desde finales de 2017 e inaugurado formalmente hace unas semanas, Navantia se ocupó de la construcción de parte de los jackets que sostienen los aerogeneradores y también de una instalación clave como es la subestación del parque, bautizada como Andalucía por haberse construido en los astilleros de Puerto Real (Cádiz).

El proyecto más ambicioso

Wikinger es el primer parque de eólica marina que desarrolla por completo Iberdrola. Para el segundo, East Anglia One (también en aguas del Báltico aunque en terreno británico), la compañía energética también contó con Navantia para la construcción de infraestructuras similares. La instalación está actualmente en construcción. En este proyecto, Navantia ha destacado por la celeridad a la hora de entregar los trabajos encargados.

Ambos proyectos han alimentado la carga de trabajo tanto del astillero de Puerto Real, del que también salió la subestación para el parque de East Anglia One (en este caso, la Andalucía 2), como para el de Fene, en Ferrol, donde se construyeron los pilotes para los aerogeneradores de los parques.

El proyecto de Vineyard es el más ambicioso de los que hasta ahora ha abordado Iberdrola en eólica marina. Cuenta con una potencia instalada de 800 megawatios, más del doble de la del parque de Wikinger y una cifra que también supera la totalidad de la cartera de la compañía en Alemania. La inversión se eleva a unos 2.400 millones de euros. Unos datos que superan incluso a los del East Anglia One, que pasará por ser el mayor parque de eólica marina del mundo cuando entre en funcionamiento, en el año 2020.

Camino de reinventarse

Hace unas semanas, el presidente de Iberdrola puso a Navantia como ejemplo en presencia de la ministra de Industria, Reyes Maroto, a la que acompañaba en un desayuno informativo organizado por Club Diálogos para la Democracia. Galán destacó que la fuerte apuesta de Iberdrola por las energías renovables y las notables inversiones que estaba llevando a cabo estaban repercutiendo de forma positiva en la industria del país.

"El ejemplo es Navantia, que llevaba mucho tiempo parada y que ahora se ha reconvertido para el sector de renovables porque Iberdrola le ha encargado pedidos, sin los cuales la transformación no hubiera sido posible".

La participación de la compañía pública en un proyecto como el de Vineyard supondría su confirmación como empresa de referencia en un sector al alza, que le abre las puertas de una alternativa al naval, en el que la elevada competencia que llega del sudeste asiático ha complicado mucho el escenario.

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