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Economía

Montoro mete en cintura a las grandes empresas: eleva su recaudación fiscal en un 40 por ciento

El Ministerio de Hacienda ha logrado que las grandes empresas y los grupos consolidados abonen por el Impuesto de Sociedades un 44,8 por ciento más hasta octubre respecto al 2011, pese a que la base imponible ha caído un 10 por ciento y que los beneficios del Ibex han retrocedido un 36 por ciento hasta junio. 

De este modo, los ingresos del conjunto de Sociedades en 2012 ya han aumentado hasta los 7.700 millones en lo que va de año, frente a los 5.700 millones que se habían embolsado en 2011 a estas alturas del ejercicio. Y este dato explica gran parte de la mejora en octubre del déficit.

Esto se debe principalmente al establecimiento de una cuota fija para el pago fraccionado que excluye deducciones, por lo que implica en parte un adelanto de fondos para las arcas públicas. Algunos expertos fiscales señalan que podría conllevar liquidaciones negativas y, por lo tanto, menos ingresos más adelante.

Sin embargo, tal incremento no se basa exclusivamente en un anticipo de la liquidez. Hacienda ha adoptado además una serie de medidas destinadas a engordar significativamente la tributación de las grandes compañías, suprimiendo y limitando diversas clases de instrumentos o ‘agujeros legales’ que les servían para rebajarse la factura fiscal.

Pese a que el tipo impositivo se sitúa en el 30 por ciento para las empresas y el 25 para las pymes, en la práctica el tipo efectivo ronda el 23 por ciento para las pymes, el 20 para la gran empresa y menos del 15 por ciento para los grupos consolidados debido a un complejo sistema de consolidaciones, deducciones, exenciones y bonificaciones.

Algunos informes internos de la Agencia tributaria colocan el tipo efectivo para las mayores empresas entre el 10 y el 12 por ciento en los últimos dos años. En el caso de algunas multinacionales foráneas, se dice que la media podría bajar hasta casi el 5 por ciento.

Respecto a estas últimas, se debe a que trasladan la carga tributaria hacia lugares donde pueden pagar menos impuestos. Sin embargo, los principales países europeos buscan ahora que se valoren mejor los flujos entre las filiales y la matriz, de modo que contribuyan por la actividad que tiene lugar aquí.

Entre 2007 y 2011, los ingresos por Sociedades se han aminorado en un 63 por ciento, desde los 44.000 millones hasta los 16.000 millones. De hecho, en 2007 los beneficios de las empresas crecieron de media un 14 por ciento, pero la tributación por ese ejercicio cayó un 18 por ciento.

Según la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado, la ley brindaba a las sociedades demasiadas vías de escape legales para eludir el pago de impuestos.

Al objeto de frenar algunas de las prácticas que han empequeñecido el recibo fiscal, Hacienda ha aprobado varios cambios. Entre ellos, ha limitado la deducibilidad por gastos financieros: mientras que los dividendos de las filiales en el extranjero están exentos, el gasto financiero emprendido allí se deducía en España y destrozaba la base imponible. 

Además, se ha derogado la libertad de amortización. Gracias a ésta, las empresas eran capaces de pasar de golpe toda la inversión al capítulo de gasto y lo deducían.

Temporalmente, disminuye la deducibilidad por la amortización del fondo de comercio, la diferencia entre el precio pagado y el valor contable de la empresa adquirida. Un sistema que ha beneficiado a las grandes empresas para que compren fuera y que, por lo tanto, ha subsidiado la década prodigiosa de las compañías españolas en el exterior.

Fuentes de Hacienda reiteran que la recaudación total se ha desplomado durante la crisis mucho más de lo que sería razonable para la caída del PIB.

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