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Economía

Los impuestos no funcionan: Montoro se niega a aplicar la reforma fiscal que pide Bruselas y busca alternativas de ingresos

Durante los XIII Encuentros Tributarios celebrados por la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda, Gabriel Elorriaga, inspector de Hacienda y diputado del PP, puso el dedo en la llaga: “El día que me enteré en el colegio de mis niños de que era el más rico del barrio cuando en el garaje de mi casa claramente observo que no es así fue cuando llegué a la conclusión de que en España hace falta una reforma fiscal”.

La propia Agencia Tributaria reconoce que las bases imponibles, ésas que soportan los impuestos, se están desmoronando. En su informe de abril, sostenía que la caída en los primeros cuatro meses había sido del 5,7 por ciento y que el desplome hubiese sido mayor si no fuese porque se comparaba con un cuatrimestre en el que se había eliminado la paga extra a los funcionarios. En parte por la mayor evasión, en parte por la mala situación del empleo, tales datos simplemente anuncian una caída de la recaudación todavía mayor porque cada vez hay menos de donde ordeñar. “El sistema tributario no funciona y hay que rediseñarlo”, reconocen en privado varios miembros del Gobierno.

“El sistema tributario no funciona y hay que rediseñarlo”, reconocen en privado varios miembros del Gobierno

No es de extrañar que la Comisión Europea conmine a España a revisar todo su sistema fiscal. Pide, entre otras cosas, que se limite el IVA reducido. Sin embargo, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se niega. No quiere tocar más el IVA, sobre todo la parte que afectaría al turismo, la gallina de los huevos de oro nacional. Además, encarecería mucho la cesta de la compra de los menos pudientes.

Y frente a los que le reclaman que baje impuestos como forma de dinamizar la economía, Montoro defiende que en el actual contexto de nula demanda los ingresos se derrumbarían aún más. Pese a los conatos de rebelión dentro del Gabinete, el titular de Hacienda ha convencido de estas tesis a Rajoy.  

El único camino que por el momento contempla el ministro consiste en eliminar más deducciones del impuesto de Sociedades, aprobar impuestos verdes, subir algunos especiales como bebidas alcohólicas e intensificar la lucha contra el fraude. Sobre la mesa, cobra también fuerza recuperar el Impuesto sobre el Patrimonio.

Las grandes empresas denuncian el fraude

Vistas las intenciones de Montoro, los grandes empresarios ya han trasladado al Ejecutivo sus quejas porque les están subiendo mucho los impuestos y temen alzas aún mayores. En el último cuatrimestre, los grandes grupos consolidados aumentaron sus pagos al Fisco un 77 por ciento y en 2012 los incrementaron un 80 por ciento, si bien el total de la contribución por Sociedades había menguado durante la crisis desde los 44.823 millones de 2007 a los 16.198 millones de 2010 y los 16.611 millones de 2011. Un desplome brutal que en el 2012 apenas se recompuso un poco hasta los 21.435 millones.

Y con un riesgo añadido: las multinacionales del Ibex generan todos sus beneficios en el exterior y si se gravan más éstos, hay riesgo de que no los repatríen. Además, los mandatarios de las principales compañías de nuestro país esgrimen que en lugar de exprimirles más, habría que perseguir el fraude. Ése constituye el gran sumidero fiscal por el que se escapan los ingresos, alegan.

Según todos los estudios, la economía sumergida en España oscila entre el 20 y el 25 por ciento del PIB. Y el Gobierno lleva ya tiempo manos a la obra. En las próximas semanas, el ministro podría anunciar un plan más ambicioso que nunca para combatir la evasión por tierra, mar o aire. Hay convocada una reunión de Montoro con los representantes de los inspectores de Hacienda. Ya se están mejorando y firmando nuevos acuerdos para cruzar información, incluso con la policía. Han endurecido los objetivos que exigen a la inspección y han puesto el foco en el IRPF de empresarios y profesiones liberales.

La revisión del sistema

Pero estas medidas no van a bastar. Ahora la Comisión Europea obliga a reconsiderar un sistema tributario completamente distorsionado. Por primera vez en la historia, en los dos últimos trimestres las rentas empresariales han superado a las de los salarios, unos 120.000 millones frente a unos 116.000 millones, según datos del INE.

La reforma laboral ha favorecido la rebaja de salarios, pero también encoge los ingresos. Una vez se ha agotado el efecto del recargo del IRPF, la recaudación de Renta en los primeros cuatro meses del año disminuye un -5,8 por ciento, y un -2,8 por ciento si se tiene en cuenta que se desplazaron devoluciones del 2012 al 2013 para mejorar las cifras de déficit.

Como en Santo Tomás, de donde no hay no se puede sacar. El alza del IRPF apenas consiguió recaudar en 2012 un exiguo 1,2 por ciento más, que se hubiese quedado en el 0,6 por ciento si no se hubiesen retrasado devoluciones a 2013, según cálculos de los expertos. Para colmo, este año Hacienda tendrá que buscar la forma de compensar unos ingresos menores debido a las deducciones de la Ley de Emprendedores y los adelantos de los pagos fraccionados en Sociedades. 

Las bases imponibles presentan un tamaño muy reducido con respecto a Europa y de hecho la presión fiscal, aquello que se recauda sobre el PIB, se sitúa entre las más bajas de la UE, en el entorno del 35 por ciento en 2012 frente al 41 de 2007. Por eso, la UE ha recomendado que se supriman deducciones tanto de IRPF como de Sociedades, que en 2011 alcanzaron los 11.819 millones y los 2.514 millones, respectivamente.

Sin embargo los tipos marginales, aquellos que gravan el tramo de la renta más alto, son muy elevados, del 52 y hasta el 56 por ciento en según qué Comunidad. Y éstos se aplican para unos umbrales de sueldo bastante bajos en comparación con los fijados en países europeos. “50.000 euros no es precisamente alguien rico en España, pero se le impone un tipo que en Europa sólo se emplea con sueldos considerablemente más altos, como los 65.000 euros en Francia, los 68.000 en Italia, los 140.000 en Reino Unido o los 230.000 en Alemania”, sostienen muchos expertos. Éstos argumentan que el sistema se concentra demasiado sobre las rentas del trabajo, tanto por IRPF como por las cotizaciones, lo que desincentiva y distorsiona todo.

Adiós ladrillo, adiós

En tanto el sector inmobiliario marchaba a toda máquina, las arcas se nutrían. El día que un ciudadano adquiría una vivienda hacía su mayor aportación al Fisco en el sistema tributario español, porque abonaba el IVA; los impuestos por la compra a las CCAA; o el IBI y el suelo a los ayuntamientos. Pero este esquema se acabó. Y según los expertos hay que remodelar el sistema para que no opere tan pegado al ciclo.

Sin el boom de la construcción, la principal vaca son los salarios de los trabajadores. Todo lo que no sea una nómina puede esquivar con facilidad el IRPF. De hecho, el Gobierno aprobó primero una subida de la Renta antes que la del IVA porque los salarios no se escapan, y el IVA sí.

Existen enormes problemas porque se percibe mucha diferencia entre el tipo marginal del IRPF y el tipo aplicado a una pyme. Entre el 56 por ciento y el 25, muchos deciden crear una sociedad y tributar menos, desgravando además numerosas facturas.

En general, se detectan muchas fugas en las declaraciones de IRPF de empresarios y profesiones liberales, que no lo incluyen todo y es muy difícil de controlar. El sistema de módulos también se ha identificado como una fuente de estafas al sistema.

Y otro serio obstáculo surge por la composición del PIB español. Cuanto más pequeñas son las empresas, mayor es fraude, y desde luego España es un país de pymes.

Durante los Encuentros Tributarios, Elorriaga defendió que en España nunca se ha conseguido mucha más recaudación del 38 por ciento del PIB. De acuerdo con sus tesis, el 45 por ciento es imposible sin que haya crecimiento, por lo que habría que reducir todos los gastos fijos desarrollados sobre los ingresos extraordinarios de la bonanza del ladrillo. Los inspectores de Hacienda siempre insisten en que la racionalización del dispendio es uno de los mejores avales para combatir el fraude y mejorar la recaudación.

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