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Economía

El apoyo a las familias se desinfla: la reforma fiscal sólo mejorará la ayuda por el primer hijo en 25 euros al año

La rebaja anual del IRPF para un trabajador por cuenta ajena y sin hijos oscilará entre los 230 y los 330 euros si se gana por debajo de los 50.000 euros, una cantidad que muchos dentro del PP juzgan insuficiente para reactivar al electorado. Y el ahorro en el IRPF por un hijo tan sólo ascenderá a los 25 euros al año en 2015 respecto a 2014. Por el segundo, a 35 euros. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas. La gran arma electoral del PP ha sido un tiro en el pie.

Bajo la excusa de que no se podían dar datos por la complejidad de la casuística, Hacienda no quiso proporcionar ejemplos detallados de a cuánto ascendía el recorte de impuestos por tramos de salarios. Este martes ya circulaban algunos números hechos a trazo gordo, manejados tanto por miembros de la oposición como del PP. Los think tanks de Funcas y Fedea preparan sus estimaciones. Y El País y Cinco Días han divulgado unos cálculos con los que ya se puede hacer una aproximación bastante cercana a los ahorros del contribuyente por esta reforma. Ninguna de estas cuentas ofrece resultados muy alentadores.

Las verdaderas ayudas se centran en las familias numerosas y con discapacitados a cargo. El grueso de los españoles percibirá en 2015 unos 20 euros de media más al mes. Si se gana menos de 50.000 euros brutos, la rebaja oscila entre los 230 y los 330 euros. Demasiado poco para tanta polvareda levantada durante más de un año. Y encima la letra pequeña conocida incluye meter mano a la indemnización por despido, al alquiler, al dividendo y a los planes de pensiones, lo que ha acabado provocando un revuelo que amenaza con cancelar cualquier efecto positivo en el imaginario colectivo pese a la bajada de impuestos.

Incluso gastándose unos 6.000 millones de euros en el recorte del IRPF, el efecto percibido en el bolsillo del contribuyente se diluirá bastante. Desde el punto de vista electoral, casi habría funcionado mucho mejor el desembolso de golpe y porrazo de unos 500 euros por cabeza, al más puro estilo Zapatero. Pero al extenderse la rebaja más allá de las rentas bajas, una parte no pequeña del coste de esta reforma se destinará a las declaraciones entre 60.000 y 120.000 euros, a quienes les han subido el tipo pero también recibirán unos 535 euros de vuelta si la franja de renta ronda los 60.000 euros y unos 915 euros si se hallan en el segmento comprendido entre los 70.000 y los 120.000 euros brutos. Aunque ni siquiera así se les compensará por el recargo del IRPF de 2012. Todas las rentas por encima del entorno de los 30.000 euros seguirán pagando más impuestos en 2015 respecto a 2011, como se puede apreciar en el gráfico anterior.

El problema reside en que las rentas por debajo de 30.000 euros brutos representan más del 70 por ciento de las declaraciones, pero sólo aportan en torno al 35 por ciento de la recaudación. En cambio, entre los 30.000 y 60.000 euros suponen el 15 por ciento de las declaraciones pero ponen el 36 por ciento de los ingresos. Y a partir de los 60.000 euros abarcan un 5 por ciento del número de contribuyentes pero desembolsan un 25 por ciento de la caja del IRPF. Aunque los tipos no hayan bajado tanto para las rentas altas, abonan más impuestos y en consecuencia se benefician de cualquier recorte en una cantidad bruta mayor, por más que en términos relativos su rebaja sea menos significativa (simplemente echen otro vistazo a la tabla de arriba).

Los beneficios para las familias

Por otra parte, las ayudas por uno o dos hijos se antojan muy cortas. En lugar de descontar los mínimos familiares directamente de la base imponible como sería lo lógico, éstos se aplican como una deducción en cuota y por lo tanto la cantidad que se deja de pagar por hijo no es el mínimo, sino un porcentaje de ese mínimo definido por el tipo más bajo del IRPF. Como ahora ese tipo se sitúa en el 24,75 por ciento, entonces para un mínimo de 1.836 euros el ahorro en la declaración alcanza los 454 euros por el primer vástago. Sin embargo, en la próxima reforma Hacienda ha elevado este mínimo pero también ha bajado el tipo más reducido del IRPF, luego el resultado es que para un nuevo mínimo de 2.400 euros por un solo hijo, el tipo que se emplea para el cálculo desciende al 20 por ciento y el ahorro tan sólo asciende a los 480 euros. En conclusión, tal y como se puede comprobar en la siguiente tabla, la diferencia entre 2014 y 2015 por tener un solo hijo será muy escasa. Por el primer descendiente se dejarán de abonar unos 25 euros al año en 2015 respecto a 2014. Y por el segundo los padres tan sólo se ahorrarán 35 euros más.

En cambio, las ayudas serán bastante más sustanciales para las familias con más cargas. Se mantiene el subsidio vía Renta de 1.200 euros para las mujeres trabajadores con menores de 3 años. Pero además se extiende este beneficio de 1.200 euros acumulables hasta los 4.800 a otros tres grupos: los hogares con discapacitados a cargo, las familias numerosas y las familias numerosas de categoría especial. Estos colectivos serán los que mayor rédito extraigan de la reforma fiscal, si bien su número se antoja más limitado.

Castigo al mínimo personal

Las rentas del trabajo comprendidas entre los 30.000 y los 60.000 euros no ganan tanto como cabía deducirse de la nueva estructura de tipos debido al rediseño de dos de las principales desgravaciones existentes en el IRPF: el mínimo personal y la reducción por rentas del trabajo. Ahora que se conocen más datos, el ahorro que se consigue por ambos conceptos empeora para los tramos medios. El mínimo personal se eleva de los 5.151 euros a los 5.550 euros. Pero este mínimo funciona igual que los familiares, como una deducción en cuota. De forma que otra vez el efecto real en la declaración sólo se conoce al aplicarle los tipos más bajos de la tarifa del IRPF. Para el mínimo todavía existente, el recorte de lo que se paga alcanza los 1.274 euros. En cambio, con el nuevo mínimo y el nuevo tipo del 20 por ciento, el recorte sólo sumará 1.110 euros. Es decir, en la práctica la deducción por el mínimo personal se ha subido en 164 euros.

Y otro tanto ocurre con la reducción por rentas del trabajo. Ésta se ha recortado desde los 2.625 a los 2.000 euros para salarios superiores a los 14.000 euros. Sólo que este beneficio fiscal opera como un recorte directo de la base imponible y, por consiguiente, se le quita de la parte de arriba que contribuye por el tipo más alto. Así que lo que se pierde varía en razón del tipo marginal máximo al que se encuentre el declarante. Es decir, a modo de ejemplo, para una renta de unos 25.000 euros su tipo máximo es del 31 por ciento con la nueva reforma, de modo que al perder unos 600 euros a razón de un tipo del 31 por ciento, entonces la merma aproximada en el bolsillo del contribuyente ronda los 186 euros. 

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