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Economía

Hacienda carece de recursos para inspeccionar las 30.000 declaraciones de la amnistía

La directora general de la Agencia Tributaria, Beatriz Viana.

La Agencia Tributaria examinará las 600 empresas que representan la parte del león de lo recaudado por la amnistía fiscal. Sin embargo, apenas cuenta con la capacidad para revisar una por una las 30.000 declaraciones de personas físicas.

Según los inspectores consultados, éstas resultan especialmente complejas debido a las sustanciales cantidades manejadas, los enormes patrimonios por abarcar y los enrevesadísimos entramados que presentan, con numerosas sociedades y empresas relacionadas, muchas radicadas en el extranjero.

“A duras penas dan abasto con lo que hay. Si encima se han de emprender unas 30.000 inspecciones más, se colapsará el sistema”, explica un trabajador de Hacienda.

Sin recursos

El departamento de Gestión y los técnicos pueden hacer comprobaciones limitadas, pero nunca pueden llevar a cabo pesquisas en profundidad. De eso sólo se ocupa el departamento de Inspección, donde en la práctica hay, una vez restados los altos cargos, únicamente unos 700 inspectores de trincheras, con competencias para abrir expedientes. Y éstos practican unas 15 investigaciones de media al año.

Por el momento, Hacienda ya está abriendo las bases de datos para que se pueda cruzar información y los inspectores incluso puedan acceder a las declaraciones, algo a lo que el Ministerio se había resistido hasta hace poco. De hecho, la Agencia Tributaria había incidido sobremanera en que las declaraciones amnistiadas se tratarían de forma confidencial.

El plan de inspección

El otro capítulo controvertido consiste en que la Agencia Tributaria siempre establece en su Plan de Inspección una serie de perfiles de riesgo en los que han de centrarse los inspectores. Pero Hacienda ha evitado incluir dentro de éstos a los declarantes de la amnistía fiscal.

La Agencia Tributaria había reiterado en diversas notas informativas que no se revisarían las declaraciones, con el fin de transmitir confianza a los distintos despachos de abogados y asesores fiscales que tenían que atraer a sus clientes a la amnistía fiscal.

Y esto mismo ha llevado al Ministerio a plantearse la idoneidad de examinarlas al detalle. Por no hablar de todo lo que pueda terminar saliendo de la caja de Pandora en cuanto se abra la veda para los inspectores.

Hacienda, en un brete

Sin embargo, la Organización Profesional de los inspectores está presionando para que se etiqueten estas regularizaciones dentro de los perfiles de riesgo y éstas se vigilen con mayor esmero.

El Ministerio se ve así entre la espada y la pared: si cede a las lógicas demandas de los inspectores, atentará contra la seguridad jurídica. Y si no lo hace, causará alarma social.

La amnistía fiscal se diseñó porque faltaban unos 2.500 millones para cuadrar a capón el presupuesto. Y en Italia ya había sido un éxito. Sin embargo, se puso en marcha una bomba de relojería el mismo instante en que se empezó a modificar ésta una y otra vez, todo con tal de asegurarse que las fortunas evadidas acudían y lo hacían a un coste atractivo.

Una vez se esgrimen todo tipo de garantías de que las declaraciones se mantendrán en una caja negra sin escrutar, se antoja previsible que acaben acogiéndose personajes involucrados en delitos. Y el caso Bárcenas ha explotado en las manos de Montoro al tiempo que manipulaba el artefacto.

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