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Economía

Rajoy se aplicará en los deberes que imponga Bruselas para el rescate, pero sin admitir humillaciones

Angela Merkel y Mariano Rajoy se besan antes del almuerzo mantenido en La Moncloa

El viaje fue relámpago, Angela Merkel llegó a la una y se marchó a las cinco, pero intenso. La canciller quiso aprovechar todos los huecos que dejó el protocolo para charlar con Mariano Rajoy. De hecho, le propuso hacer a pie el camino de ida y vuelta que separa entre jardines el Palacio de La Moncloa, donde se celebró la cumbre empresarial, del Edificio del Portavoz, donde ambos comparecieron en rueda de prensa. Por si salía algún asunto espinoso fueron acompañados de traductor. Merkel se encontró en la puerta con Soraya Sáenz de Santamaría y la saludó de forma efusiva antes de incorporarse junto al presidente a la reunión con los empresarios. En los despachos anejos al de Rajoy se respiraba ayer tarde satisfacción.

La cumbre ha dado oxígeno al Gobierno porque, como éste esperaba, no hubo sorpresas desagradables, sino todo lo contrario. Merkel se deshizo en elogios a su anfitrión, expresó su confianza en las reformas que está promoviendo en España para reducir el déficit hasta los niveles comprometidos con Bruselas y realizó una razonable defensa del euro. Ni mencionó para nada la palabra rescate ni habló tampoco de nuevas condiciones, tal y como había sido acordado con anterioridad con su equipo de confianza el jefe de la Oficina Económica, Álvaro Nadal, que viajó a Berlín el lunes para cerrar los últimos flecos de la cumbre bilateral.

Álvaro Nadal viajó el pasado lunes a Berlín para cerrar los flecos de la visita que Merkel hizo ayer a Madrid

En La Moncloa se opina que la actitud de Merkel da tiempo al Gobierno para preparar cuidadosamente la petición de un rescate de la deuda soberana que no se parecería en casi nada al ya conocido en Irlanda, Grecia y Portugal. Para empezar, según fuentes gubernamentales, Alemania es la menos interesada en que España deje ser avalista, con un peso de casi el 13%, del Fondo de Estabilidad Financiera, ya que ese agujero lo tendría que cubrir, sobre todo, el Gobierno de Merkel son sus propios recursos.

Después de escuchar las reglas anunciadas ayer por Mario Draghi para acogerse al nuevo programa de compra de deuda soberana y de examinar la disposición de la canciller alemana, en el Gobierno se ha decidido que antes de llamar a la puerta del Fondo de Rescate hay que terminar de encauzar primero el auxilio a la Banca, que no llegará hasta finales de octubre, ver como se pronuncia el próximo miércoles el Tribunal Constitucional germano sobre el fondo de rescate permanente (Mede) y, sobre todo, despejar todas las dudas que suscita la pretensión de imponer a España nuevas condiciones a cambio de facilitar el rescate de su deuda.

La pelota, según las mismas fuentes, está en el tejado de Merkel, pues si acepta las tesis de Rajoy España acudiría al rescate sin mayores problemas, lo que permitiría al Fondo de Estabilidad la compra o el aval a las emisiones del Tesoro, pues hay vencimientos pendientes por 80.000 millones hasta final de año. En paralelo, el BCE compraría también deuda en el mercado secundario en plazos de hasta tres años.

Pensiones, seguro de desempleo y reducción de las plantillas autonómicas, figuran en el guión de los nuevos ajustes que están por llegar

Para que Alemania sea permeable a la voluntad del Gobierno, se le ha saturado de información sobre las reformas que hay pendientes para cumplir con los objetivos de déficit y liberalizar la economía. La de las pensiones es una de las prioritarias. En breve, el Congreso reunirá al Pacto de Toledo para acercar la edad real de jubilación a la legal y también para que el IPC deje de ser el referente único en la revaloración de estas prestaciones. También hay planes muy avanzados para incentivar el trabajo juvenil, para combatir el fraude en el seguro de desempleo y también para ajustar las plantillas de las comunidades autónomas.

El Gobierno cree que la reforma laboral terminará dando sus frutos y que la financiera está, por fin, encauzada. Desde esta perspectiva, señalan fuentes gubernamentales, Rajoy se opone a que la petición de un segundo rescate pueda derivar en nuevas exigencias que depriman todavía más la economía española y, además, supongan una humillación para España. A las autoridades alemanas se les ha recordado también que nuestro país ya está sometido a las duras condiciones que emanan del procedimiento de déficit excesivo y también del memorando firmado para acceder a los 100.000 millones que se inyectarán en los bancos. A la espera de que Bruselas mueva pieza,  el presidente ha decidido tomárselo con calma, aunque la tesorería está que echa humo y no todos en el Gobierno encaran el problema con el mismo sosiego.

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