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Economía

La rebaja de impuestos del PP: esperen al final de la próxima legislatura

Mariano Rajoy.

El presidente del Gobierno ha prometido que en la próxima legislatura volverá a bajar el Impuesto de la Renta. Según anunció este sábado en Valencia, rebajará el tipo máximo del IRPF del 45 al 43 por ciento y el tipo mínimo del 19 al 17 por ciento. Eso sí, Rajoy no se mojó con la fecha en la que entrará en vigor.

A falta de la letra pequeña y sin tocar las reducciones y deducciones, esta medida podría costar fácilmente unos 5.000 millones de euros según todos los expertos consultados, una rebaja tan sustancial como la que ha acometido Montoro al final de esta legislatura. No contento con eso, Rajoy también ha anunciado un recorte de las cotizaciones sociales. Y ello a pesar de que el déficit del sistema de pensiones cerrará el año en los 15.000 millones de euros. De cara a la cita electoral del 20-D, parece que se ha desatado la carrera por ver quién da más.

¿Se antoja factible una rebaja de impuestos tan sustancial en los próximos años? Desde luego, está claro que no a principios de legislatura. Tan sólo en 2016 hay que reajustar el Presupuesto para contemplar un ajuste que reclama Bruselas por valor de 8.000 millones de euros. Por una parte, es cierto que Hacienda está recaudando más de lo que prevé la Comisión Europea, y eso probablemente atenúe la dimensión del ajuste. Sin embargo, no parece ni remotamente probable que se pueda abordar semejante bajada de impuestos. Incluso si tiene un efecto dinámico sobre el crecimiento, los números sencillamente no cuadran. Máxime cuando todavía hay que alcanzar en 2016 el 2,8 por ciento de objetivo de déficit comprometido con Bruselas.

De acuerdo con los datos de la Agencia Tributaria a fecha de octubre de 2015, Rajoy ha subido impuestos por valor de 17.708 millones de euros. Aun así, todavía faltan unos 20.000 millones para recobrar la recaudación del pico de la burbuja

Cosa distinta sería que se redistribuyese la carga de los impuestos de forma que se bajasen tipos pero se eliminasen deducciones y exenciones. A juicio de muchos economistas, lo ideal sería que se desplazase la carga impositiva desde el trabajo al consumo para reforzar la competitividad de nuestras exportaciones. O sea, un cambio de cromos que abarate el coste de contratar.

No obstante, mucho nos tememos que con eso no baste. España ya tiene una recaudación sobre PIB de las más bajas de la eurozona al situarse ésta en el 38,6 por ciento sobre PIB en 2014, muy lejos del 45 por ciento de Alemania o el 53 de Francia. Al comienzo de la crisis, los ingresos tributarios se desplomaron en unos 66.000 millones de euros, desde los 200.000 millones de 2007 a los 144.000 millones de 2009. A día de hoy, se han conseguido recuperar unos 46.000 millones de recaudación. De acuerdo con los datos de la Agencia Tributaria a fecha de octubre de 2015, Rajoy ha subido impuestos por valor de 17.708 millones de euros. Pero ni por ésas. Todavía faltan unos 20.000 millones de ingresos tributarios para recobrar los niveles del pico de la burbuja.

Para colmo, el envejecimiento de la población presiona al alza sobre las pensiones y la sanidad. De acuerdo con los cálculos de la Autoridad Fiscal Independiente, hacen falta hallar unos 10.000 millones de ingresos adicionales de aquí a 2020 para poder cerrar la brecha de las pensiones. En estos momentos, la devaluación salarial, la tarifa plana y el hecho de que los parados dejen de cotizar al agotar su prestación están deprimiendo la recaudación de la Seguridad Social. Los ingresos por cotizaciones apenas repuntan un 1,5 por ciento a pesar de haber incorporado a 500.000 nuevos cotizantes. Y no parece que haya una demanda para reducir el sistema de bienestar. Así que en los próximos años habrá que abordar una combinación de contención en los desembolsos, mejora de la eficiencia del gasto público y una obtención de más recursos.

Tampoco parece que la inflación vaya a acudir al rescate inflando los ingresos. Al menos, en el medio plazo. Por todas estas razones, se antoja muy poco probable que se pueda bajar impuestos salvo hacia el final de la legislatura. Al igual que cuando Aznar gobernaba, las rebajas de impuestos del PP de Rajoy han sido y serán al cierre del mandato y con un claro sesgo electoralista. Después de todo, las campañas electorales por lo menos sirven para algo.

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