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Economía

Botín quiso nombrar a Marín, sustituto de Sáenz, consejero delegado hace ya un año

Saénz, Botín y Marín, el día del relevo en la cúpula del Santander.

Su nombramiento como consejero delegado pudo haberse adelantado un año. Sin embargo, Javier Marín declinó la oferta. El sustituto de Alfredo Sáenz en el Santander fue una de las primeras opciones de Emilio Botín para sustituir a José García Cantera, como CEO de Banesto, según explican fuentes del sector, cuando éste abandonó la filial para convertirse en el nuevo responsable de la división de Banca Mayorista del grupo con sede en Boadilla.

Al igual que Marín, otros altos dirigentes del Santander declinaron también la oferta de aterrizar en Banesto. Es el caso de Enrique García Candelas, director general del Santander y director de la división de Banca Comercial España, al que tampoco pareció seducirle la idea del cambio a la filial. Finalmente, Javier San Félix terminó por convertirse en el primer ejecutivo de Mesena.

En Boadilla se quería utilizar el nombramiento de Marín en Banesto como escaparate para iniciar la presentación del banquero ante el mercado, los accionistas del Santander y el resto del sector. Sin embargo, el ‘delfín’ de Botín prefirió seguir ocupando su puesto en Banif.

“Hace un año (Cantera abandonó Banesto el 21 de mayo de 2012), la integración de Banesto en el Santander no pasaba de ser un rumor interno. Constante eso sí, pero aún no se había tomado la decisión definitiva de la fusión (se anunció en diciembre pasado). Por eso sorprende más la negativa de Marín, puesto que, en el momento de la salida de García Cantera, la incorporación a Banesto no parecía una salida provisional”, afirman estas mismas fuentes.

En Boadilla se quería utilizar el escaparate de Banesto para presentar a Marín ante el mercado y los accionistas del Santander

Marín, sin embargo, prefirió esperar su momento. “No es tanto que considerase algo menor ser consejero delegado de Banesto sino lo que eso pudiera retrasar su ascensión definitiva en Boadilla”, ratifican estas fuentes. El pasado 29 de abril, se convertía en el sustituto de Alfredo Sáenz, en el número dos de uno de los dos grandes de la banca española.

El anuncio sorprendió a buena parte del sector y ratificó lo que apenas defendía el mundillo de la gestión de activos que llevaba tiempo anunciando que Marín estaba muy bien posicionado en el grupo. Más de lo que se podía imaginar desde fuera. Era un auténtico ‘niño bonito’ del presidente; su favorito y en la industria del asset management aseguraban que era un valor en alza con rumbo a la vicepresidencia o al puesto de consejero delegado, algo que chirriaba en cierta medida a los banqueros tradicionales, que no consideraban que Javier Marín tuviera el peso específico de los Inciarte, Echenique, Sáenz, Luzón

Cuando el Santander y el Banco Central Hispano se fusionaron, Marín ya estaba en nómina del banco de Botín. En el nuevo SCH pilotó la fusión entre Banif y el Banco Santander de Negocios. Se convirtió así en el ideólogo y motor del negocio de banca privada del grupo. Ahí se curtió en la gestión de depósitos.

Ahora le toca dirigir la digestión de la filial, la que pudo haber sido su casa, una operación que marcará el futuro del grupo ‘rojo’. Y todo bajo la sombra y las comparaciones constantes con Alfredo Sáenz.

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