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Economía

El 72% de las empresas familiares prevé invertir en España en 2014 pese a un panorama gris

Todavía hay que seleccionar mucho y ser muy cuidadosos con las inversiones en España. De haber alguna oportunidad puede darse en el mercado inmobiliario, que es más ilíquido y tiene ahora precios más bajos que Japón y EEUU. Sin embargo, la recuperación es todavía muy frágil en España al igual que en Estados Unidos”, recordó este lunes Howard Marks, uno de los mayores gurús de los mercados, presidente del macrofondo Oaktree y por extensión dueño de Panrico. Y conscientes de ello, los más de 400 empresarios reunidos en el XVI Congreso Nacional de la Empresa Familiar puntuaron la situación económica con un 3,89 sobre 10 en una encuesta.

Es más, un 59 por ciento de ellos apostó por una moderada recuperación con una limitada creación de empleo, frente a un 34 por ciento que sostuvo que la recuperación sería frágil y sin creación neta de puestos de trabajo. Y pese a asumir todas estas dificultades, un 72 por ciento de los representantes de las empresas con más solera de España respondieron que el año que viene prevén invertir en España. Según un estudio de KPMG, este tipo de sociedades representa una cuarta parte de las rentas españolas, por lo que se puede concluir que el apetito inversor patrio empieza por fin a mejorar después de más de cinco años de sequía.

De hecho, un 58 por ciento de los encuestados esperaba un aumento de las ventas, por encima del 44 por ciento registrado el año anterior. En cambio, un 36 por ciento creía que se anotaría las mismas ventas, frente al 40 por ciento del año previo. Y tan sólo un 6 por ciento opinaba que sufriría una reducción en sus ventas, en comparación con el 16 por ciento que pensaba eso en el ejercicio pasado. Unas cifras que subrayan la esperanza depositada en la mejora de la actividad y por lo tanto el consumo durante el 2014.

Empleo, crédito y reforma de las AAPP

Y cuando se les interrogó por lo que harían en materia de empleo también se dieron unas respuestas algo más positivas. El 57 por ciento expresó su voluntad de mantener intactas sus plantillas durante 2014, una cifra algo mejor que el 52 por ciento anotado el año pasado. El 27 por ciento declaró que tenía intención de aumentar el personal, por encima del 23 por ciento que lo sostuvo en 2012. Y únicamente un 16 por ciento afirmó que tendría que despedir en 2014, frente al 25 por ciento que lo dijo en el 2012.

Respecto al crédito, la cifra de encuestados que declaró que sus condiciones de financiación habían empeorado mejoró desde el 56 por ciento en 2012 al 29 por ciento de este año.

Y en cuanto a las peticiones de los empresarios, un 72 por ciento pidió una segunda vuelta a la reforma de la Administración Pública; un 67 por ciento solicitó que se redujesen las cotizaciones; otro 67 reclamó que se bajase sociedades; un 64 por ciento exigió que se cambiase el sistema fiscal y un 59 por ciento propuso que se diese una nueva vuelta a la reforma laboral.

Alierta y Marín, exultantes     

En definitiva, las empresas familiares perciben un punto de inflexión en la economía, pero aún se encuentran lejos de lanzar las campanas al vuelo, algo que sí hicieron tanto el presidente de Telefónica, César Alierta, como el consejero  delegado del Santander, Javier Martín.

El primero abundó en las ganancias de productividad, en el cambio de modelo económico que estaba protagonizando España conforme las empresas intentan mejorar y en las posibilidades que ofrece España como puente entre la UE y América Latina. Además, anunció un gran futuro para las empresas españolas de tamaño medio en Latinoamérica.  

Por su parte, Javier Marín destacó que la reestructuración financiera se encuentra en su fase definitiva, que la economía española está atravesando un momento de inflexión y que la percepción y confianza respecto a España había mejorado mucho.

Marín también se defendió de las habituales críticas a la banca alegando que había cuatro razones por las que el crédito no terminaba de repuntar: en primer lugar, por el proceso de desapalancamiento de familias y sociedades; segundo, por la falta de historial creditico de muchas pymes; tercero, por la desaparición de las cajas que solían dar crédito a esas pequeñas empresas y, cuarto, por la presión regulatoria existente sobre el sector financiero que exige cada vez mayores requisitos de capital.

Sin embargo, el exuberante optimismo de ambos se vio matizado por el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, quien explicó que el proceso de desendeudamiento de hogares y empresas aún avanzaba demasiado lento y que la deuda pública podría representar un serio problema si no se contenía. Por último, argumentó que la estabilidad política y la seguridad jurídica serán elementos fundamentales para que el proceso de recuperación se consolide, en una clara alusión a la mayoría absoluta que ejerce en la actualidad el PP.

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