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Economía

El INE utiliza el 'big data' de las empresas para mejorar sus estadísticas

Edificio del INE.

La revolución tecnológica ha llegado al Instituto Nacional de Estadística (INE). La media de edad que tienen sus 3.432 empleados es elevada (cada semana se jubila alguno) y el ambiente que se respira en el enorme edificio que ocupan en el Paseo de la Castellana recuerda al de un ministerio, pero eso no impide que su dirección esté dispuesta a innovar para sobrevivir, por lo que ya han empezado a trabajar con el big data de algunas empresas. 

Atrás quedaron los tiempos en los que el INE sólo elaboraba sus estadísticas mediante encuestas telefónicas o presenciales, ahora casi un 80% de ellas se nutren también de los datos que les proporcionan los registros administrativos, relata Miguel Ángel de Castro, director general de Coordinación Estadística y de Estadísticas Laborales y de Precios del INE, en una entrevista con Vozpópuli

El próximo paso, que ya están explorando, está en las ingentes cantidades de datos que recopilan las empresas privadas y que utilizan para mejorar la fiabilidad de muchas de sus estadísticas. "A corto y medio plazo hay que incrementar el uso de los registros de la Administración y también del big data de empresas", pronostica De Castro. 

Para mejorar el Índice de Precios de Consumo (IPC) y las estadísticas de poder adquisitivo ya han firmado acuerdos con grandes superficies como El Corte Inglés o Alcampo, que le ceden las bases de datos codificadas de los precios de sus productos. Esto, junto a la implantación de robots -previa autorización- en las páginas webs de algunos comercios online, le resulta muy útil al INE para medir la inflación y cómo cambia el poder adquisitivo de la población. 

A futuro, De Castro contempla firmar más acuerdos con otras empresas del sector consumo, y también con compañías de otros ámbitos que poseen datos que pueden resultar interesantes, como las entidades bancarias. Sus datos de compras con tarjeta podrían servir para afinar la estadística de gasto turístico y la de presupuestos familiares, ilustra. "No es lo mismo preguntarle a un extranjero qué ha visitado y que diga que ha estado en Madrid y ha gastado mil euros, que saber si ha viajado a Toledo y cuánto ha gastado allí".

Inversión en tecnología y plantilla

Las operadoras de telefonía móvil son otro nicho interesante con el que el INE ya ha establecido un programa piloto, ya que poseen datos muy valiosos para medir los desplazamientos y la geolocalización de sus clientes. Sin embargo, como estos datos proceden de las parcelas en las que las compañías tienen antenas siempre serán necesarias personas que sepan interpretarlos. 

El uso de datos de empresas, una iniciativa que se encuentra bajo el paraguas de Eurostat y que está en línea con lo que hacen los institutos estadísticos europeos, proporcionará al INE un gran volumen de datos, por lo que necesitará un cambio de plantilla: contratar más perfiles especializados en minería de datos, informáticos y estadísticos con capacidad para cruzar esa cantidad de información. 

No se recortará la plantilla, todo lo contrario"

"Se necesita inversión en tecnología, en aparatos tecnológicos y plataformas, así que estamos intentando reajustar las cuentas para que haya más presupuesto para esas partidas", explica el director del INE, quien asegura que no necesariamente el Ministerio de Economía (del que depende el instituto a nivel presupuestario) tendrá que aumentar la cuantía que cede al INE anualmente. 

Para afrontar ese gasto, recortará de otros sitios: podrá prescindir por ejemplo de la externalización de algunas encuestas, a la que recurre ahora, ya que no será necesario hacer tantas, y con ese dinero ahorrado invertirá en tecnología y perfiles tecnológicos. "No se recortará la plantilla, todo lo contrario", asegura.

Optimizar las estadísticas

Los encuestadores cada vez serán menos numerosos, aunque seguirán existiendo para ciertas derivadas que los datos por sí mismos no pueden ofrecer. Los trabajadores del INE se dedicarán a aportar valor añadido a los datos, cruzándolos e interpretándolos, y desarrollando herramientas interactivas para ofrecérselos a la población, como el Atlas presentado este mes que han desarrollado en la casa y que permite ver la renta por calles y hasta por edificios. 

El INE no tiene previsto eliminar ninguna de las encuestas que hace actualmente, aunque sí contempla agrupar algunas que miden cosas similares en una sola y acabar con aquellas que se solapen con las que hacen los ministerios. 

Imagen de su nueva herramienta Atlas

"El Ministerio de Fomento tiene por ejemplo una estadística sobre transporte que incluye a los taxis, Uber, Cabify... la nuestra sólo tiene en cuenta a los taxis, por lo que a lo mejor tiene más sentido que únicamente permanezca la suya que está mas actualizada", apunta.

Pronostica también un aumento de las estadísticas de tipo social, aunque "son más caras y más complicadas", así como las relacionadas con el medio ambiente. Estos cambios estarán incluidos en el Plan Estadístico Nacional, que tiene una validez de cuatro años y ahora mismo está esperando a ver luz verde.

Revisión a la baja del PIB

La mejora constante en la calidad de los datos, uno de los objetivos del INE, es precisamente lo que le ha permitido a la institución revisar el PIB de los últimos tres años. Cada cinco años, de acuerdo con la legislación europea, el INE tiene que revisar que su cálculo de la contabilidad nacional sea adecuado y contemple las actividades pertinentes. 

El año 2014 había sido el último en el que se había hecho esta revisión, cuando se incluyó por primera vez la denominada "economía ilegal" -que comprende drogas, prostitución y contrabando, entre otros-, lo que provocó una revisión al alza del PIB de unas siete décimas .

En esta ocasión, cinco años después, no se ha incluido ninguna actividad nueva en el PIB pero sí se han aportado datos más fiables y completos (por ejemplo, de comercio), que han permitido tener un cálculo más exacto. El resultado ha supuesto que el PIB de 2018 quedaría en el 2,4% (en lugar del 2,6%); el de 2017, en el 2,9% (frente al 3%), y el de 2016, en el 3% (en lugar del 3,2%). 

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