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Economía

El Gobierno presentará los PGE en noviembre a pesar del órdago de PP y Ciudadanos

Pedro Sánchez

Nada ha cambiado para el Gobierno. El hecho de que la Mesa del Congreso, donde PP y Ciudadanos tienen mayoría, haya acordado tramitar por el procedimiento ordinario la Proposición de Ley para reformar la Ley de Estabilidad y rechazar el trámite de urgencia y lectura única que reclamaban los firmantes de la iniciativa (PSOE, Podemos, ERC y Compromís), no altera el calendario del Gobierno. El equipo de Pedro Sánchez sigue decidido a presentar sus Presupuestos en noviembre e intentar que queden definitivamente aprobados en primavera, con o sin techo de gasto.

Y su socio principal, Unidos Podemos, está de acuerdo en obviar los objetivos de estabilidad, así que las negociaciones seguirán adelante como si nada hubiera pasado. Y es que no es necesario que se aprueben los objetivos de déficit para presentar el Presupuesto. Y tampoco el techo de gasto, que ni siquiera se vota directamente, así que las dos formaciones seguirán avanzando.

Lo cierto es que nada impide a un Ejecutivo presentar el Presupuesto por el hecho de que no se hayan aprobado los objetivos de déficit. Es la Ley de Estabilidad la que obliga a aprobar los objetivos de déficit y es la Constitución la que dicta cuándo hay que presentar el Presupuesto, pero no hay un vínculo directo entre ambas cosas.

En cualquier caso, el Gobierno de Pedro Sánchez ya se ha saltado los dos mandatos desde que ha llegado al poder. Se saltó la Ley de Estabilidad al no aprobar nuevos objetivos de déficit tras el rechazo de los primeros y se saltará la Constitución al presentar las cuentas en noviembre. Pero cuidado, tampoco será el primer Gobierno que se salta este plazo. Las cuentas de 2018, sin ir más lejos, se presentaron con seis meses de retraso.

El margen de los objetivos de estabilidad del PSOE se reparte casi por completo entre CCAA y Seguridad Social y no afecta mucho a los PGE

También hay que tener en cuenta que la ampliación del margen de déficit que el Gobierno había acordado con Bruselas se repartía prácticamente entre comunidades autónomas y Seguridad Social y quedaba solo una décima para el Estado. Eso supone que el hecho de que se aprueben o tumben los objetivos de déficit apenas afecta al techo de gasto, que solo tendría que ajustarse en 1.200 millones. Esta cantidad, en palabras de la propia ministra de Hacienda, María Jesús Montero, es fácil de cuadrar.

Según las cifras que presentó en su momento el Gobierno, quería gastar 125.064 millones el año que viene, un 4,4% más que en 2018. Eso si finalmente es capaz de modificar la Ley de Estabilidad y sortear el veto del PP en el Senado para aprobar la nueva senda de déficit. Si no lo consigue, tendrá que reducir esa cifra en 1.200 millones o mejorar los ingresos para poder gastar lo mismo.

Ganar tiempo

Lo que está claro es que el Gobierno socialista seguirá negociando. Por eso precisamente va a presentar los Presupuestos fuera de plazo. Este lunes Izquierda Unida aseguró que hay tiempo de sobra para presentar las cuentas en septiembre para que puedan entrar en vigor el 1 de enero, pero no tuvo en cuenta que lo que necesita el equipo socialista es ganar tiempo para poder convencer a otras formaciones.

Y es que el PSOE tiene solo 84 diputados y no le basta con los 67 de Unidos Podemos para sacar adelante el Presupuesto. Necesitará sumar también a casi todos los grupos que secundaron la moción de censura (PNV, ERC, PDeCAT, Compromís, Bildu y Nueva Canarias). Y los votos no saldrán gratis.

De momento, las conversaciones con Unidos Podemos han cogido ritmo. Parece que hay bastante acuerdo  para elevar los ingresos por varias vías (Impuesto sobre las Transacciones Financieras, Impuesto de Sociedades, fiscalidad verde e IRPF) y para gastar más en pensiones, sanidad, educación y dependencia. ¿Se sumarán el resto de partidos a estos acuerdos? Sánchez tiene algo menos de tres meses para conseguirlo.

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