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Economía

El petróleo cae a mínimos de 2009, pero la gasolina se mantiene un 30% más cara

Una estación de servicio.

El precio del barril brent descendió este martes de los 40 dólares, un suelo que no se rompía desde febrero de 2009, cuando el barril de petróleo marcó los 40,73 dólares. Sin embargo, un rápido vistazo a los precios de la gasolina no parece reflejar esta realidad. A pesar de que la cotización del crudo ha caído a mínimos de 2009 y ronda los 40 dólares, el precio de la gasolina se mantiene un 30 por ciento más caro que durante esas fechas.

Por aquel entonces, el precio de la gasolina se situaba en los 90.9 céntimos el litro. En cambio, ahora asciende a los 1,165.54 euros, según el último boletín semanal de la Comisión Europea publicado el pasado 30 de noviembre. Si atendemos a los datos de una web como dieselogasolina.com que monitorea los precios casi en tiempo real, la gasolina a fecha de diciembre cuesta unos 1,171 euros el litro.

Si bien es cierto que el euro ha cedido un 13 por ciento respecto al dólar y eso atenúa la bajada, la gasolina se mantiene unos 26 céntimos más cara que hace siete años. Y un euro 10 puntos más bajo no es suficiente para explicar semejante desfase. Tampoco los cinco puntos porcentuales más que hay de IVA. Es más, el precio en la actualidad también supera en 8 céntimos los 1,08 euros el litro que se registraron en enero con el barril cotizando a 45 dólares. Y eso que el precio de la gasolina se ha abaratado unos 15 céntimos desde el mes de julio, cuando el barril de crudo se desplomó por debajo de los 50 dólares.

El precio del petróleo brent comenzó a disminuir con fuerza a finales de 2014, momento en el que Arabia Saudí lideró una gran ofensiva para elevar la producción e inundar el mercado. La idea consistía en dejar la cotización a unos niveles tan competitivos que empujasen fuera del mercado otras inversiones, sobre todo las de las compañías de Estados Unidos que están produciendo petróleo usando el fracking, una técnica bastante más cara y que se basa en inyectar en la tierra altas concentraciones de agua, arena y productos químicos con el fin de liberar el petróleo y el gas encerrado en los sustratos rocosos.  De acuerdo con los análisis de campo de la CNMC, en resumidas cuentas el mercado de los combustibles no funciona como debería por hasta cuatro razones: la primera, una distribución mayorista defectuosa. La segunda, la posición dominante de una compañía, Repsol, la cual además disfruta de una relación privilegiada con sus gasolineras sin que se haga nada por regularlo. La tercera, los criterios poco sólidos de los ayuntamientos a la hora de conceder las licencias, lo que hace que se desarrollen muy poco las estaciones low-cost. Y cuarto, tal y como constatan las últimas multas de la CNMC, han existido pactos de precios entre las grandes petroleras.   

Además de eliminar competencia, algunos expertos aducen también razones geopolíticas. Dado que Arabia Saudí es perfectamente capaz de producir de forma rentable a precios muy bajos, no le importa sufrir durante un par de años un déficit del 25 por ciento del PIB con tal de debilitar a Irán y Rusia, sus rivales por la hegemonía en Oriente Medio y en el conflicto de Siria. En la reunión de la OPEP celebrada la semana pasada tampoco hubo acuerdo, así que la producción se mantiene por tanto en el entorno de los 30 millones de barriles diarios. Para colmo, según los propios datos del cartel, en septiembre se abasteció con unos 31,7 millones de barriles al día, una cantidad algo más elevada que satura todavía más los mercados y, en consecuencia, hunde aún más los precios.

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