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Economía

Draghi se despide con un nuevo mantra: "La política monetaria sólo funcionará con política fiscal"

Mario Draghi en su última rueda de prensa como presidente del Banco Central Europeo (BCE)

Mario Draghi deja la presidencia del Banco Central Europeo tras una reunión sin ninguna novedad. Los tipos se quedan igual que en septiembre y el mensaje sobre las sombras de la economía europea sigue en la misma linea. El banquero italiano se despide "orgulloso por haber cumplido con su mandato". ¿Arrepentimiento? "Aún es muy pronto para hacer ese balance", ha dicho. 

Draghi cede el testigo a Christine Lagarde, que tendrá que decidir si hace suyo el nuevo mantra del BCE: "La política monetaria sólo funcionará con política fiscal". Y es que la parte final de su discurso ha sido muy contundente. Ha apelado a aquellos países que tienen espacio fiscal para que que actúen y, a los que están endeudados de más, les ha pedido políticas prudentes. 

El banquero ha lanzado un dardo a la banca en su última comparecencia. Ha subrayado que los tipos negativos han tenido un efecto positivo en la economía y ha sido mejor que sus efectos secundarios (apelando a la caída de la rentabilidad del sector financiero). 

No obstante, el presidente saliente del BCE reconoció que pueden tener efectos secundarios y que por ello decidieron en septiembre introducir un sistema de dos tramos y eximir una parte del exceso de las reservas mínimas del pago de la tasa de interés a los depósitos.

Mensaje sombrío

El aún presidente del BCE ha dejado un mensaje un tanto sombrío sobre el futuro de la economía europea, pero tampoco se ha alejado mucho del discurso de sus últimas intervenciones públicas. "El principal riesgo es una recesión en la economía, ya sea global o en la zona euro", ha destacado, para luego añadir que aún es poco probable que se produzca en el Viejo Continente. 

Draghi deja un sistema financiero mucho más saludable con tipos muy asequibles y programas que permiten seguir estimulando la actividad económica y el consumo, pero también deja demasiados bancos y empresas 'zombis' en Europa, acostumbrados a este dinero barato, y ello mermará el crecimiento económico futuro. Ahora, será Lagarde la encargada de quitar este dopaje a Europa. La duda está en si conseguirá hacerlo.

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