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Economía

El Gobierno pierde la batalla del déficit y da por bueno terminar con el 6,7%

Guindos, Santamaría y Montoro.

Fuentes cercanas al Ejecutivo ya reconocen en privado que se conforman con lograr el 6,7 por ciento del PIB de déficit en lugar del 6,5 por ciento comprometido con Bruselas. En el Gobierno esperan que la desviación presupuestaria se compense algo en los últimos meses vía mayor recaudación de Sociedades, menor gasto en intereses y menores desembolsos para prestaciones de paro.

Las cuentas públicas están descontroladas, tal y como apuntan la mayor parte de los servicios de estudios, desde BBVA a la Caixa pasando por Funcas o Inverseguros. En agosto, los datos de caja mostraban que las arcas se encuentran incluso en peor estado que el año pasado, cuando a duras penas se cumplió con el objetivo incluso subiendo el IVA y suprimiendo la paga extra de los funcionarios en el tramo final del año. Si en agosto del año pasado el déficit se situaba en los 39.190 millones, ahora alcanza los 45.186 millones. De nuevo, las cifras se asoman peligrosamente a la frontera del 7 por ciento.

Por contabilidad nacional, el método aceptado en Bruselas, la cosa sólo pinta un poco mejor. Pese a que la meta del Estado central para todo el año es el 3,8 por ciento del PIB, el déficit se coloca en el 4,62 por ciento, demasiado cerca del 4,73 registrado a estas alturas del año pasado.

Y como ya hemos apuntado, el problema radica en que en la recta final del 2012 se adoptaron una serie de medidas que mejoraron el déficit y que para este año no están previstas, como el alza del IVA, la eliminación de la paga extra de los funcionarios, el retraso de devoluciones o el cierre antes de tiempo de la facturación.

Durante los ocho primeros meses, los gastos se han disparado un 5,5 por ciento más que en el ejercicio pasado, de acuerdo con los números de contabilidad de caja. Y los ingresos pierden un 2,3 por ciento cuando se esperaba que aumentasen: el IVA obtiene un 8,4 por ciento más, pero no consigue la recaudación anticipada; el IRPF retrocede un 2,2 por ciento después de los recargos del año anterior, y Sociedades se desploma un 21,7 por ciento.

Razones para el optimismo

Sin más medidas extraordinarias, el cumplimiento del 6,5 por ciento se antoja bastante complicado. No obstante, dichas fuentes cercanas al Gobierno explican que la relajación de la prima de riesgo puede deparar unos 5.000 millones de euros de ahorro en el gasto en intereses respecto a los 38.000 millones presupuestados.

Además, en lo que llevamos de año Hacienda ha adelantado bastantes fondos, tanto para las pensiones como para las prestaciones de desempleo. Sólo a la Seguridad Social se le ha transferido un 71 por ciento más que en 2012, en total unos 11.375 millones. Y para los subsidios de paro se ha consignado un crédito de 5.800 millones que no se ha empleado y que ya prevén no usar al ver cómo caen los desembolsos por prestaciones, en buena medida porque se agotan.

Aunque este mes desaparece el impacto estadístico del alza del IVA, la Agencia tributaria todavía ha de recaudar en septiembre las liquidaciones de julio y agosto que sí recogen aún el efecto de la subida y que pueden mejorar un poco las cuentas.

Y por último, será decisivo el pago fraccionado del Impuesto de Sociedades de octubre y diciembre. Aprovechando que la banca ya ha provisionado y tendrá mayores beneficios, Hacienda espera adelantar muchos fondos, sobre todo porque ha eliminado varias deducciones de las que se beneficiaban las grandes empresas para reducir su factura fiscal.

Así las cosas, este conjunto de factores puede paliar significativamente el descontrol presupuestario y colocar el déficit más cerca del objetivo, probablemente sólo un par de décimas por encima de lo impuesto por la UE. 

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