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Economía

Montoro se declara en contra de los hispabonos; a cambio ofrece avales a las autonomías que cumplan

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, no quiere que el Gobierno de Rajoy apruebe el uso de los llamados hispabonos, pese a las peticiones cada vez más insistentes de algunos ejecutivos autonómicos acuciados por la falta de liquidez.

Propuestos por los gobiernos regionales, los hispabonos podrían articularse de varias maneras: o bien consisten en emisiones de deuda del Estado central, o bien se crean unos vehículos conjuntos que emitirían los títulos. De este modo, se pretende financiar a unas comunidades autónomas castigadas por los ingresos a la baja y por unos tipos de interés al alza, en varios casos de hasta el 7 por ciento a un año.   

“El Estado va a estar ahí, pero sin amparos que eviten que una comunidad autónoma cumpla con sus responsabilidades”, declaró Montoro en la rueda de prensa tras el Consejo de Política Fiscal. Ahora que se van a detallar las cuentas de cada autonomía mes a mes, el ministro considera que España no se la puede jugar con unas regiones díscolas. Y la emisión de unos hispabonos muy seguramente relajaría la presión para que éstas se ciñan a sus compromisos y recorten el déficit hasta el 1,5 por ciento del PIB.

En lugar de los hispabonos, según confirman varios consejeros de comunidades autónomas, el titular de Hacienda está dispuesto a utilizar la zanahoria y que sólo aquellas que mantengan el ritmo de la consolidación fiscal sean premiadas con el aval del Estado para sus emisiones de deuda. En cambio, si no hacen los deberes, recibirán el palo de la asfixia presupuestaria y tendrán que ajustar más o ceder su soberanía al Gobierno central. El paralelismo con el método disciplinario que Alemania emplea respecto a España parece evidente.  

Sin embargo, los barones regionales, agobiados por la falta de fondos, presionan a la Moncloa y Génova para que los hispabonos se aprueben sin condiciones antes del verano. Se quejan de que los tipos al 7 por ciento son insostenibles y que, por tanto, se comen cualquier esfuerzo fiscal que adopten en una suerte de bola de nieve cada vez mayor. Por el momento, el Gobierno ha asignado al secretario de Estado de Economía, Jiménez Latorre, que estudie su diseño.   

Sobre el papel, la más necesitada parece Valencia, pero ésta ya ha conseguido que el ICO le brinde líneas de crédito a cambio del control directo de sus cuentas desde Moncloa. La siguiente en el ranking de las dificultades es Cataluña. La Generalitat ha de renovar pronto sus bonos patrióticos, pero tiene un truco en la recámara: los contratos de estos títulos han sido redactados con una clausula que hace que se renueven automáticamente, a menos que el inversor diga lo contrario. Y dado que muchos son pequeños ahorradores, los analistas estiman que éstos mantendrán la exposición y Cataluña no lo tendrá tan difícil para refinanciarse.

Andalucía ha de afrontar un vencimiento el 30 de mayo por valor de 350 millones de euros y está abonando un 5 por ciento por el papel a un año, el mismo tipo que pagan Murcia, Canarias y Baleares. Por su parte, Castilla-La Mancha sólo ha de hacer frente a un vencimiento en octubre de 50 millones, después de que haya logrado refinanciar más de 300 con el Banco Santander.  

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