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Economía

Sólo el 6% de los concursos de acreedores no tienen como resultado el cierre de la compañía afectada

Fagor Electrodomésticos ha decidido llevar a cabo una "liquidación ordenada" de la compañía que acabará con su cierre

La asfixiante deuda de Fagor, alrededor de 800 millones de euros, le obligaba a preparar este miércoles su preconcurso de acreedores.  El emblema del Grupo Mondragón es sólo el último eslabón de una larga cadena de compañías abocadas casi inevitablemente al cierre. Y es que según un informe de la agencia de rating española ‘Axesor’, el 94 por ciento de los concursos de acreedores tienen como resultado el cierre de la compañía afectada.

El camino más escabroso y de final previsible emprendido esta semana por la única gran marca de maquinaria de uso doméstico con capital totalmente español, también lo recorrieron otras como la aerolínea Spanair en enero de 2012, la firma textil Blanco en junio de este mismo año o la editora del diario ‘Público’, Mediapubli, en febrero del año pasado. Pescanova, Dhul, Cacaolat, la inmobiliaria Martinsa Fadensa, el Grupo Marsans, el fabricante de máquinas de coser Alfa e incluso el Certamen Miss España son sólo más ejemplos de insolvencias judiciales.

Unas insolvencias judiciales que entre enero y septiembre de 2013 ascienden a un total de 6.582. Esta cifra de concursos por parte de sociedades mercantiles no financieras supone un aumento del 26,77 por ciento respecto al año anterior y es 4,5 veces superior a los números que se registraban por estas fechas en 2008. Si a esto se suman los concursos iniciados por autónomos, personas físicas y entes no mercantiles, la cifra se dispara hasta los 7.361.

Los concursos de acreedores han aumentado más de un 25% respecto a 2012. Además, la cifra es 4,5 veces superior a los números de 2008

Según el gabinete de estudios económicos de la agencia Axesor, entrar en concurso supone para la mayoría de las empresas españolas la antesala del final de la actividad. "El problema radica en que el sistema concursal español no ha sido hasta la fecha eficiente como mecanismo para la liberación de la deuda", argumenta Javier Ramos-Juste, responsable del gabinete.

Y añade: "Los empresarios esperan muy poco del proceso en términos de redención de deudas o protección frente a los acreedores y como el concurso no les proporciona un fresh start sólo acuden a los procesos formales en última instancia, cuando ya es demasiado tarde". 

De modo que, sólo un 6,05 por ciento de los procesos formales de insolvencia resueltos en lo que va de año han concluido con un acuerdo para reestructurar la deuda de la sociedad afectada, es decir, que únicamente el 6% de los casos no ha desembocado en el cierre definitivo de la empresa en cuestión. Un dato, que aún siendo discreto, es mejor que el que dejó 2012, cuando tan sólo se llegó a un acuerdo en el 5,72% de los casos.

"El proceso concursal no se ve como una alternativa, sino como una medida desesperada", según la agencia Axesor

Asimismo, el tamaño es relevante a la hora de llegar a un acuerdo e impedir el cierre de la compañía. Si en el caso de las pequeñas empresas el número de convenios por cada 100 concursos es de 5,87, para las empresas grandes y medianas dicha cifra se eleva a 16 de cada 100. "Por tanto, el tamaño de la empresa aumenta la probabilidad de llegar a un acuerdo".

Muchas deciden cerrar directamente

Por otra parte, es importante destacar que muchas empresas optan por cerrar directamente sin acudir al concurso de acreedores. "Es algo que ocurre especialmente entre las pequeñas empreas, que son mayoría en nuestro país. Un proceso concursal para una sociedad pequeña condena al propio empresario a una situación de insolvencia sin liberación alguna de deuda, lo que desincentiva acudir a esta fórmula", explica Ramos-Juste en declaraciones a Vozpópuli.

"Además, dicho procedimiento es costoso, aún más en empresas con graves dificultades", agrega el experto de la agencia de rating subrayando que "es de esperar que este panorama mejore con la entrada en vigor de la nueva Ley de Emprendedores", que introduce la figura del emprendedor de responsabilidad limitada, un fresh start parcial y un nuevo acuerdo extrajudicial de pagos.

Por sectores y Comunidades Autónomas

Cataluña, con 1.336, y Madrid, con 1.216, lideran la estadística con un 38,77 por ciento de todos los procesos registrados por ser las comunidades con mayor actividad empresarial. A éstas le siguen Valencia (880), Andalucía (601) y País Vasco. Si se atiende exclusivamente a provincias, Barcelona encabeza los registros con 1.111 concursos de acreedores durante los nueve primeros meses del año. 

En cuanto a sectores, la construcción y actividades inmobiliarias siguen concentrando el grueso de las insolvencias judiciales, con 2.334, un 35 por ciento del total. Un guarismo del recrudecimiento económico ya que supone un aumento del 12,37% respecto a 2012. El comercio mayorista y minorista y la industria manufacturera son los otros dos sectores que pisan los talones a los primeros, con 1.273 y 962 concursos respectivamente.

La creación de empresas no compensa

Pese a que la creación de nuevas sociedades aumentó un 8,4% en los ocho primeros meses de 2013 y podría ser un dato más que apunta a la ansiada recuperación, "todavía no se compensa con el aumento de insolvencias judiciales", según Ramos-Juste. Además, el espíritu emprendedor tiene un reverso menos alentador: la media de disolución ronda las 90 diarias.

"Aunque el espíritu emprendedor ha recobrado bastante ímpetu durante 2013, el tejido empresarial acumula cerca de cinco años consecutivos de destrucción neta", apunta Ramos-Juste

"Los cierres tras el concurso de acreedores sólo representan una cuarta parte de las bajas oficiales de empresas en España. De hecho, el porcentaje de insolvencias judiciales respecto al conjunto del parque empresarial es prácticamente cuatro veces inferior al que se registra en países como Alemania y Francia", expone el responsable del gabinete de estudios económicos, sin olvidar que a los cierres oficiales habría que sumar un gran número de empresas sin actividad que no registran su baja.

En conclusión, "aunque el espíritu emprendedor ha recobrado bastante ímpetu durante 2013, el tejido empresarial acumula cerca de cinco años consecutivos de destrucción neta". Un ímpetu que contrasta con la realidad y es que la supuesta gran creación de empresas, todavía es casi un 14% inferior al ritmo de 2008.

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