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Economía

La corrupción y la deuda lastran a España, menos competitiva que Chequia, Estonia o Eslovenia

Canales de Utrecht, antigua sede de la monarquía neerlandesa y capital de la región más competitiva de Europa

España sale muy mal parada en la carrera de la competitividad en la Unión Europea, lastrada por un sector público ineficiente y farragoso y sus elevados paro y deuda. El país se encuentra justo en mitad de la tabla (puesto 14 de 28) en la clasificación de los más competitivos del continente según un informe recientemente publicado por analistas de la Comisión Europea. España está años luz de los países líderes en competitividad -Países Bajos, Bélgica y Alemania son los tres primeros- y al mismo nivel de Chipre, isla situada frente a las costas de Siria que ha sufrido un rescate financiero este mismo año con espartanas condiciones para su población. Además, la competitividad del país es ampliamente superada por Estados de la antigua Europa comunista como son Chequia, Eslovenia y Estonia.

El informe está regionalizado, lo que permite ver que, incluso dentro de los propios países, existen importantes diferencias de competitividad entre unas regiones y otras. Para calcular la mayor o menor competitividad, se han tenido en cuenta baremos como la calidad de las instituciones, la estabilidad económica, las infraestructuras, la salud, la educación primaria y secundaria, la educación superior, el mercado de trabajo, el tamaño del mercado, la tecnología, la innovación y la variedad de negocios radicados en ese área. Para obtener los resultados se han combinado datos oficiales (del propio Eurostat y otros institutos) junto con 34.000 encuestas a ciudadanos de la UE. A grandes rasgos, España se ve lastrada por su sistema institucional y su alta corrupción, además de por la inestabilidad económica (paro, deuda, etc) y por su sistema educativo deficiente, tanto en los primeros años de vida del alumno como en la educación superior. El punto fuerte del país sigue siendo uno: el sistema sanitario, uno de los mejores si no el mejor de Europa.

Países Bajos lidera

La región de Utrecht, en Países Bajos, es la más competitiva de Europa. Le siguen la región de Londres y la que rodea a Oxford. Estocolmo, Sussex (Inglaterra), Amsterdam, Fráncfort, París, Copenaghe y Holanda Meridional (con ciudades como Róterdam o La Haya) completan el top ten de las más competitivas, una clasificación copada por países del norte con tres regiones neerlandesas, tres británicas, una francesa, una alemana, una sueca y una danesa. Las regiones menos competitivas son, por su parte, dos rumanas, una búlgara y una griega. Una conclusión sencilla a este hecho es que la competitividad no viene dada por los sueldos bajos necesariamente, pues todas las regiones que mejor compiten destacan también por sus sueldos altos y alto coste de la vida. Otra conclusión es que la capitalidad es un grado: en la mayoría de países, su región más competitiva es su capital política.

Cataluña es la región española que más ha perdido competitividad desde 2010, al caer 47 puestos. Andalucía es la segunda al retroceder otros 20 y está a la altura de la Martinica, provincia francesa de ultramar

Para encontrar la primera región del sur de Europa en esta clasificación hay que ver a la Comunidad de Madrid en el puesto 57. Y eso que ha perdido 6 posiciones respecto al primer estudio similar que se hizo en la Comisión, y que data de 2010. La siguiente zona española en competitividad es el País Vasco, ya en el puesto 103 (ha ganado un puesto respecto a 2010). Cataluña está en el 152 (cuarta región española tras Navarra) y es la española que más ha empeorado en estos tres años al perder nada menos que 47 posiciones respecto a 2010. Se sitúa en una posición similar a la de Lazio (la región de Roma). Otras regiones como Andalucía o Castilla-La Mancha campan por los últimos puestos de la clasificación (más allá del 200) y compartiendo espacio con zonas como la Martinica (una de las provincias sudamericanas que pertenecen de pleno derecho a la República Francesa).

Política mala, buena sanidad

Sin duda, la calidad de las instituciones y el sistema político es de las cosas que más penaliza la competitividad de las regiones españolas y del país en su conjunto. De las 262 regiones europeas que entran en el estudio, la primera española (País Vasco) no aparece en la lista hasta el puesto 116. Y la última es... Cataluña, que se encuentra en un modesto 185 de 262, rodeada por regiones húngaras y checas. Daneses, neerlandeses y suecos son de nuevo los que mejor concepto tienen de sus propios sistemas políticos y de vivir en un país con poca corrupción. Sólo Italia, Grecia y algunos países del este (Polonia, Bulgaria, Rumanía) tienen peor impresión de sus políticos que España. Para establecer estos baremos se ha preguntado a los ciudadanos si creen que en su país y región hay seguridad jurídica, si los políticos ejercen su trabajo de forma honesta y otras preguntas similares.

La salud es una vez más el punto fuerte de España, lo que ayuda a compensar los pésimos resultados del país en patentes, innovación o empresas de alto valor añadido

La salud es una vez más el punto fuerte de España. Nuestro país obtiene sus mejores puntuaciones en este ámbito, y la Comunidad de Madrid es la segunda que mayor puntuación obtiene en salud de todo el continente, sólo por detrás de Estocolmo. La tercera, por su parte, es la ciudad autónoma de Melilla. Para crear esta ratio se tienen en cuenta datos como el número de camas hospitalarias por habitante, así como otros más genéricos como las muertes por cáncer, ataques al corazón o accidentes de tráfico. La alta esperanza de vida española (uno de los países con la ratio más elevada del mundo) junto a su tasa de suicidios baja tiene mucho que ver en estas posiciones tan elevadas. En la clasificación estrictamente sanitaria destacan Madrid y Melilla junto a otras regiones como Suecia Occidental (liderada por la ciudad de Gotemburgo) o la región de Cornualles en Reino Unido. Ceuta y Galicia obtienen las peores puntuaciones dentro de España.

Por otra parte, en este estudio se le ha dado gran relevancia a la preparación tecnológica de los países, valorando mucho por ejemplo las compañías que aceptan pedidos por internet, la implantación de la banda ancha o la educación tecnológica de los niños. En estos aspectos, España queda también bastante rezagada al ser muy deficiente en empresas de alto valor añadido, en el número de patentes o en innovación.

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