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Economía

Caixabank sale de Repsol apenas tres meses después del plan estratégico de la petrolera

Gonzalo Gortázar (i) y Jordi Gual (d), de CaixaBank

Fin una histórica relación empresarial. Caixabank anunció este jueves su salida del capital de Repsol, en el que ha estado presente desde 1996, una operación que supondrá unas pérdidas contables de 450 millones de euros para la entidad financiera. La decisión llega poco más de tres meses después de que la compañía energética presentara su plan estratégico, en el que detalló su giro hacia nuevos negocios como el de la comercialización de electricidad, y poco antes de que la entidad financiera haga público el suyo ante los mercados. Caixabank ha decidido soltar lastre y llegar a ese momento con la salida de Repsol descontada.  

La decisión, dada a conocer a través de un hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) después del cierre de la sesión bursátil, pone fin a los movimientos que se han producido durante los dos últimos años en el entorno de la antigua Gas Natural, hoy Naturgy, de cuyo accionariado salió por completo Repsol (que atesoraba un 30%) mientras que Criteria, el holding de participaciones de Caixabank redujo su presencia a poco menos del 25%.

La entidad financiera, hasta ahora el principal accionista de la compañía que preside Antonio Brufau, con algo más de un 9%, cumplirá de esta forma con las directrices del Banco Central Europeo (BCE) sobre las participaciones de las entidades financieras en negocios que sean estratégicos para ellos. En este sentido, Caixabank diferencia la participación de Repsol de la de Telefónica, que consideran mucho más relacionada con la estrategia futura de la entidad financiera debido a las múltiples conexiones entre los negocios bancario y tecnológico.

Lo cierto es que mientras Telefónica atraviesa un momento muy delicado en Bolsa (ha llegado a quedarse fuera de las cinco primeras empresas del Ibex-35 por capitalización), castigada por su abultado endeudamiento, Repsol se encuentra en una época óptima, en sus máximos de los últimos cinco años. Una circunstancia que no impedirá que Caixabank se apunte pérdidas, toda vez que la compañía energética cotiza en cerca de 17 euros por acción mientras que la entidad financiera mantiene valorada la participación en libros en torno a 19 euros.

Evitar daños en la cotización

Sin embargo, fuentes financieras apuntan a que el agujero hubiera sido prácticamente el triple si la salida de Repsol se hubiera producido hace apenas dos años, cuando comenzaron a registrarse los primeros cambios accionariales en la hoy denominada Naturgy. Caixabank estima que su balance es capaz de asumir los efectos negativos de la operación.

De hecho, en el hecho relevante en el que da detalle de la desinversión reitera el objetivo de retorno sobre capital tangible de la entidad para 2018, que se sitúa entre el 9% y el 11%.

La salida de Caixabank del capital de Repsol se producirá mediante la cancelación de los dos derivados suscritos en su día para cubrirse de posibles descensos en la cotización y la puesta en marcha de un programa de venta de acciones en el mercado que se prevé que llegue a su fin antes de que termine el primer trimestre de 2019. Una manera de articular el movimiento para que tenga las menores repercusiones negativas posibles en la cotización de Repsol. En los últimos días, Temasek, el fondo de Singapur que atesoraba algo más del 4% de la petrolera, ha reducido su participación por debajo del 3%, con lo que ha dejado de aparecer en los registros de la CNMV.

¿Un movimiento anunciado?

La marcha de Caixabank ha pillado por sorpresa a más de uno pero no precisamente a UBS. El banco de inversión suizo ya avisó a sus clientes de que la entidad que dirige Gonzalo Gortázar podría estar planteándose salir de la petrolera, dado que cotizaba en un entorno de máximos de cinco años.

"Este alza de la cotización abre la puerta a la posibilidad de que CaixaBank considere vender su participación", señaló la firma helvética en un informe recogido por El Independiente a comienzos de mes.

UBS apuntalaba su teoría en los dos swaps que tenía contratados CaixaBank para evitar pérdidas si la acción de Repsol caía por debajo de los 15 euros. Este escudo, que protegía el capital y el valor en libros de la participación (2.705 millones a cierre de 2017), no obstante, le suponía un coste al banco de unos 70 o 75 millones de euros anuales.

A comienzos de año, cuando Repsol ultimaba su salida de la antigua Gas Natural, Morgan Stanley también apuntó la posibilidad de que Caixabank aprovechara la posible revalorización de la petrolera en Bolsa por la entrada de dinero en caja para vender su histórica participación. Sin embargo, la decisión se hizo esperar.

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