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Economía

Rosell reduce la plantilla de CEOE un 33% con un coste de 11 millones de euros entre indemnizaciones y pensiones

La batalla electoral por la presidencia de la CEOE vivió este lunes un nuevo episodio. En una carta y un documento de balance de su mandato enviados a los medios, el presidente de la patronal, Juan Rosell, se revolvió contra las críticas, defendió su gestión y no perdió la ocasión para disparar velados ataques contra varios miembros de la oposición.

Y la primera bala fue para algunos de la vieja guardia a los que Rosell echó y ahora atribuye parte de los esfuerzos para desbancarle de la presidencia. Tras explicar que había reducido la plantilla del grupo CEOE en 68 empleados, un 33 por ciento, el presidente de la patronal deslizó que el coste de los despidos había ascendido a los 11 millones de euros, de los cuales 5 millones fueron por indemnizaciones y otros 6 millones por unos planes de pensiones que había suscrito en secreto la anterior directiva con un reducido grupo de directivos. Es decir, sin decirlo Rosell insinuaba que habían vaciado las exangües arcas de CEOE a razón de unos 600.000 euros por cabeza, según explican fuentes de la patronal.   

La segunda bala Rosell la dirigió directamente hacia Javier Ferrer Dufol, presidente de Confemetal y uno de los principales apoyos de Antonio Garamendi en la carrera electoral por la presidencia de la confederación. Rosell anunció que había tenido que hacer frente a un agujero de 2,5 millones de euros en el Instituto de la Formación que no fue revelado ni a esta directiva ni a la anterior. Y casualmente Ferrer ha sido durante mucho tiempo el presidente de la Comisión de Formación y por lo tanto uno de los presuntos responsables del fiasco según insinuan dichas fuentes.

Respecto a las mutuas, Rosell promete que se añadirán enmiendas a la ley antes de que sea aprobada. Entre otras cosas, ésta establece que el Gobierno se apropie de los beneficios de las mutuas para financiar a la Seguridad Social pero que en cambio los empresarios asuman las pérdidas si las hay. Sin embargo, dada la actual restricción presupuestaria del sistema de pensiones, se antoja bastante difícil que Rosell consiga de verdad amortiguar el golpe de un Gobierno que actúa como una apisonadora en estas materias.

Otro capítulo controvertido para Rosell es el de la formación continua, pues el Gobierno sigue destinando a los parados muchos recursos de la formación de los trabajadores. Sobre este asunto el presidente de los empresarios ha anunciado que antes de que acabe el mes tendrá lista una propuesta en la que “el que paga manda”. Además, según fuentes conocedoras, la directiva de la patronal estaría hablando con el Ministerio de Empleo para subsanar el desastre por el cual 31 patronales se perdieron la última convocatoria de fondos por defectos de forma, uno de los hechos que más descontento ha provocado en el seno de la organización.

La Ley de Cámaras del Ejecutivo también resulta un asunto peliagudo porque el Gobierno las ha revivido, dándoles competencias que compiten directamente con algunos de los servicios que suelen dispensar las patronales territoriales. Así que Rosell ha planteado una alianza con éstas para desarrollar programas conjuntos de internacionalización en beneficio de ambas organizaciones.

Después de recibir críticas en el seno de la patronal por haberse mostrado abierto a leves alzas de salarios allá donde se pudiese, Rosell ha recordado el acuerdo de negociación colectiva suscrito con los sindicatos como una de las principales reformas llevadas a cabo en el país, ya que permitió que se frenasen los incrementos salariales sufridos en 2008 y 2009, justo en medio de la crisis. En lo que se refiere a la reforma laboral, “no ha sido la mejor de los posibles especialmente en lo técnico, pero ha ido en la buena dirección”, sostiene.   

“En la CEOE debemos valorar lo hecho en estos años, especialmente si somos conscientes de dónde veníamos y dónde estábamos, que no era la mejor de las situaciones, ni en el orden interno ni mucho menos en cuanto a percepción externa. Quien lo ignore se está haciendo trampas”, comenta. Y entre los éxitos con el Gobierno Rosell apunta la Ley de Unidad de Mercado y la reducción de cargas administrativas.  

De puertas adentro, Rosell expone como su legado el saneamiento de las cuentas, la creación de una comisión de control presupuestario y el que se estuviese más cerca de financiarse sólo con las cuotas. “Las cuentas están en orden y claras”, subraya. 

El jefe de las organizaciones empresariales también defiende su comisión de régimen interno y el código ético que ha producido como algo que habría que hacer obligatorio en todas las organizaciones, una afirmación que pretende responder a las declaraciones de Antonio Garamendi, quien antes lo había calificado de una norma meramente "estética".

Frente a los que le censuran la falta de participación, Rosell argumenta: “Tan sólo hace falta leer las actas y compararlas con las de hace unos años. Quien diga que ni ha habido ni hay debate, sus razones tendrá para decirlo pero no la objetividad”. Y añade: “No pueden exigirse soluciones mágicas a problemas complejos. Sobran buenas intenciones, que debe haberlas, faltan propuestas concretas”.

Rosell pasó de puntillas por la cuestión independentista en Cataluña, la catalanización de la organización o las subidas de cotizaciones. Sin embargo, insistió mucho en la transparencia, en especial respecto a los emolumentos. En este sentido algunos le reclaman que aclare si los pagos de Cepyme a Jesús Terciado a través de las empresas estaban bendecidos por la dirección.

Por su parte, en la confirmación de Garamendi como presidente de Cepyme, éste se negó a detallar si iba a o no a cobrar una remuneración.

La batalla entre Rosell y Garamendi por el sillón presidencial de la patronal se antoja muy disputada. Y la clave residirá en que el voto de los delegados será secreto, de modo que las cuentas que se hagan uno y otro bando siempre podrán fallar en el último momento. 

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