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Economía

El Tesoro sufre de nuevo para colocar deuda desde que Bernanke dijo que suavizará las dosis de liquidez

El pasado 19 de junio, Ben Bernanke dijo algo que en teoría era una buena noticia: que los datos macroeconómicos dejaban entrever que los programas de recompra de bonos podrían suavizarse o incluso retirarse el año que viene. El impacto inmediato en mercado fue negativo y la cosa sigue fea, después de que hayan saltado más rumores de estrechez monetaria en China. En España, esto se está traduciendo entre otras cosas que al Tesoro le vuelve a costar colocar su deuda, a pesar de que hasta antes de la citada fecha llevaba un exceso de financiación notorio.

Hasta entonces, llevaba un 66% de las necesidades para el ejercicio, a pesar de que todavía no ha finalizado el semestre. Pero desde entonces la cosa ha cambiado. Ya el día antes, la colocación de Letras costó más de la cuenta, ya que los inversores se mostraron precavidos ante el discurso del presidente de la Reserva Federal.

 El martes 20 la subasta de bonos del Tesoro costó sorprendentemente. El esfuerzo de colocación se disparaba, la demanda caía y, como no podía ser de otra manera, la colocación se realizó a tipos claramente más altos que antes: 4,77% frente el 4,52%. Y eso que todavía el activo a 10 años no se había colocado en el mercado secundario por encima del 5%. Así, ayer mismo volvió a tener lugar una colocación en la que tocó adjudicar Letras al tipo más alto desde diciembre.

Hasta antes del discurso de Bernanke, Ahorro había destacado la facilidad con que se financiaba el Tesoro durante todo el año, sin excepción. Pero ahora las cosas han cambiado.

No más anestesia

Los bancos centrales han avisado que no pueden mantener a las economías totalmente intervenidas, como si de un enfermo se tratara. Así, los bancos dejan de financiar alegremente a los Tesoros, como han estado haciendo hasta la fecha. En los últimos meses, las enormes inyecciones de dinero del Banco Central Europeo (BCE) han permitido a las entidades financieras dotarse de cantidades ingentes de liquidez para invertir en deuda pública y obtener así un interesante margen financiero. Si los bancos emisores cierran el grifo, las entidades financieras recortan ese arbitraje (llamado carry trade en argot financiero) y se guardan con más cuidado el dinero, aunque les caigan los ingresos financieros.

 Las palabras de Bernanke son buenas en teoría, ya que suponen un intento de romper el círculo vicioso en el que estaban inmersas las economías, totalmente anestesiadas por las inyecciones de liquidez.

Los bancos deberán gestionar mejor su posición de liquidez. Las devoluciones al BCE están siendo importantes por parte de los bancos españoles, sabedores de que esta inyección infinita se acerca a su fin en teoría.

Si todo va bien, el siguiente paso, aunque no inmediato, debería ser que los bancos comenzarían a plantearse dar más crédito, ya que si les desaparece la opción del carry trade, deberán ganar dinero de otra manera. Por supuesto, los tipos de la deuda repuntarán, algo que ya está ocurriendo. 

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