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Economía

Bankia no descarta que puedan aparecer nuevos agujeros tras las tarjetas opacas

José Sevilla, consejero delegado de Bankia.

Primero fue tajante. "No queda ningún agujero por venir". Más tarde, José Sevilla, consejero delegado de Bankia, rebajó el tono de su rotundidad. "Nadie puede asegurar que puedan aparecer cosas especialmente si uno no lo conoce. Nosotros tenemos mucho mayor conocimiento de las carteras ahora que cuando llegamos. Pero siempre pueden aparecer temas que deben ser investigados".

Así sucedió con las famosas tarjetas opacas que el nuevo equipo gestor conoció a través de un correo electrónico de Miguel Blesa publicado en eldiario.es, un año y medio después de que accedise a la presidencia José Ignacio Goirigolzarri. A partir de entonces, la nueva dirección emprendió una investigación interna que determinó el uso irregular de estas visas 'black' por parte de 86 consejeros y directivos durante la etapa de Caja Madrid y Bankia. Durante la etapa de Miguel Blesa y Rodrigo Rato.

Entre los señalados no aparece Miguel Crespo, el secretario del consejo de administración de la época Rato, el único representante que mantiene sillón en los consejos de BFA y Bankia en la nueva etapa de Goirigolzarri. Crespo, actual secretario del consejo, no gozó de una tarjeta 'black'. Sin embargo, el ex presidente de Bankia sí apunta en su última declaración en la Audiencia Nacional a que Crespo, secretario general de BFA-Bankia desde mayo de 2010, pudiera conocer la existencia de esta práctica.

Ante la pregunta del fiscal Anticorrupción Alejandro Luzón de sí en los informes de remuneraciones se incluían las retribuciones de las visas 'black', Rato aseguró que "tendrían que incluirse puesto que formaban parte de la retribución y no eran un incremento de la retribución". "Y eran conocidos por la secretaría general", apuntó, "y por todos los departamentos técnicos que intervenían en la dirección técnica de la caja el banco...".

Sevilla prefirió guardar silencio a la pregunta de sí Crespo había realizado algún comentario a la nueva dirección sobre el tema de las tarjetas. "Nos encontramos profesionales de los que nos sentimos muy orgullosos", aseguró Sevilla, para defender por qué no se había cesado a Crespo en mayo de 2012, cuando Goirigolzarri renovó a todos los consejeros y miembros de la alta dirección de BFA y Bankia. "Miguel Crespo nunca fue consejero", puntualizan fuentes de Bankia.

Sin embargo, Crespo, como todos los secretarios de los consejos de Administración, son los grandes conocedores de los secretos de la compañía. No en vano, una de las misiones de los secretarios de los consejos es asumir la figura del letrado-asesor. Esto es, asesorar sobre las repercusiones legales (en las diferentes jurisprudencias: civil, mercantil...) de las decisiones a tomar.

De hecho, Crespo, subsecretario de Estado de Economía de 2000 a 2004, en la época de Rato como ministro de Economía y vicepresidente del Gobierno, tuvo que certificar el folleto de la salida a Bolsa de Bankia. Precisamente, en este documento la entidad reconocía que sus consejeros tenían saldos disponibles en tarjetas de crédito por 27.000 euros en conjunto. La auditoría encargada por el actual presidente revela que ese año las tarjetas black (’B’) facturaron 1,2 millones.

Para Sevilla, el asunto de las tarjetas no está afectando a la actividad comercial de la entidad, que mantiene sus objetivos a corto y largo plazo. “No nos va a cambiar ni a mejor ni a peor”, reconoce el CEO de Bankia, que sí mantiene que este escándalo sí ha tenido impacto en la imagen del conjunto del sector financiero español.

El número dos del grupo nacionalizado también ha descartado que este escándalo afecte la capacidad del FROB para realizar una nueva colocación parcial de Bankia. "Si no tienen efecto en la actividad comercial, menos tienen entre los inversores", ha razonado el banquero. 

Más beneficios, por menos provisiones 

Bankia ganó 696 millones, mejorando sus beneficios un 53,9% hasta septiembre, prevé acabar el ejercicio con una aceleración comercial con el crecimiento del crédito y cerrar con una rentabilidad sobre recursos propios (ROE) del 10%, habiendo alcanzado en el tercer trimestre un 8,4%.

La entidad apuntala sus beneficios en las menores dotaciones y necesidad de saneamientos, la reducción de los costes de explotación, el menor coste del pasivo (en un trimestre el ahorro ha sido de 50 millones), las plusvalías generadas por la venta de participadas y el incremento de la aportación del carry trade con respecto a trimestres anteriores.

En cuanto a las comisiones, el leve incremento en la comparación interanual, un 2,3%, se debe a la mayor reducción de las comisiones pagadas a terceros. Las comisiones cobradas por el negocio sufren un retroceso del 2,8% en septiembre pasado. De hecho, estas comisiones, que engloban el dinero que recibe la entidad por los servicios de cobros y pagos o la comercialización de los fondos de inversión y de pensiones, registran el peor resultado (243 millones) de los últimos siete trimestres.

El crédito neto a la clientela continúa cayendo en 6.126 millones desde diciembre. Un 5,1% menos, hasta dejar el stock en 112.993 millones. En cuanto al pasivo, la entidad defiende que ha recuperado los niveles de depósitos estrictos de clientes previos a la reestructuración hasta alcanzar los 94.432 millones. Sin embargo, el gran crecimiento en este aspecto se produce por el incremento del pasivo destinado a las administraciones públicas. Entre diciembre de 2013 y septiembre de 2014, Bankia incrementó sus depósitos estrictos de clientes en 4.400 millones, pero sólo 1.854 millones pertenecen a minoristas privados.

La morosidad cayó del 14,65% del cierre del pasado año al 13,63% mientras que la solvencia a cierre de septiembre se elevó al 12,44 %, tras haber generado 5.472 millones en capital durante siete trimestres.

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