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Economía

Mas alardea de que Cataluña es motor de España, pero la región pierde fuelle y el liderazgo industrial en Europa

El presidente de la Generalitat, Artur Mas

A menudo la realidad de las cifras suele sobrepasar el discurso político. En Cataluña eso es lo que sucede en cuanto a su fama de empuje industrial dentro de España y en el resto dela Unión Europea. Mientras el discurso oficialista del gobierno catalán, que preside el nacionalista Artur Mas, no escatima en elogios en actos empresariales resaltando “la enorme aportación industrial de Cataluña como motor de empuje de España”, el último informe amplio y pormenorizado sobre el ritmo de producción industrial de la comunidad autónoma no es tan optimista como el de Artur Mas y sus consellers.

De hecho, en la pasada visita del rey Felipe VI a Barcelona con motivo de la entrega de premios de la patronal catalana Fomento del Trabajo, el presidente catalán aseguró ante el jefe del Estado y más de 200 empresarios catalanes y financieros que “Cataluña es el motor de España y aspira a seguir siéndolo”.

Los datos señalan que en la última década se ha perdido un tercio del PIB y de los puestos de trabajo en el sector industrial

Pues bien, los datos industriales señalan que en la última década se ha perdido un tercio del PIB y de los puestos de trabajo en el sector industrial. “Por esta razón podemos concluir que la crisis económica pasará, pero lo que sí es concluyente es que Cataluña ha dejado de ser una potencia industrial”. Ésta es una de las demoledoras conclusiones del economista catalán Josep Oliver en un detallado estudio realizado para la Fundación Industria de Sabadell, ciudad que en otros tiempos fue un verdadero motor textil donde se instalaban prometedoras industrias de toda España y ahora convertida en una ciudad de servicios, como tantas otras en las comarcas del Maresme y del Vallès.

Discurso triunfalista nacionalista

El estudio deja por tierra el discurso triunfalista del propio Artur Mas y que esgrimen también los sectores independentistas de ERC y de la propia CiU para alardear y justificar una hipotética secesión del resto de España. Ante el resto de regiones europeas que son potencias industriales donde la industria tiene un peso de entre el 25% y el 32% del Producto Interior Bruto (PIB) –como las alemanas de Tübingen, Stuttgart (sede del consorcio Daimler con Mercedes Benz al frente de sus marcas), República Checa, Veneto, Schwagen, Lombardía, Alsacia y Emilia Romagna, entre otras- Cataluña ha visto frenar el peso de su industria sobre el PIB desde el 30% a comienzos de la década de los años ochenta del siglo pasado a mínimos del 18% a finales de 2012, precisamente cuando empezó el órdago secesionista de Artur Mas y su gobierno autonómico.

La Fundación por la Industria de Catalunya ha augurado que la congelación salarial en la industria continuará por un período "muy dilatado" de tiempo porque consideran que es la única manera de mantener el nivel del sector, y ha vinculado futuros aumentos a mejoras de productividad. El catedrático de Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Josep Oliver presenta el estudio, bajo formato de libro, sobre la evolución del sector industrial catalán desde 1995: en él llega a la conclusión de que "Cataluña ha dejado de ser una potencia industrial", y se encuentra muy lejos de las regiones alemanas y del norte de Italia.

"Cataluña ha dejado de ser una potencia industrial", según el catedrático de Economía Aplicada Josep Oliver

Oliver atribuye la pérdida de posiciones a un incremento de sueldos mucho más elevado que el de la productividad durante la fase de expansión, y a una disminución de los beneficios empresariales que han desincentivado la inversión. El pormenorizado estudio explica que, pese al peso que han adquirido las exportaciones durante la crisis, éstas han ido reduciendo durante los últimos años, y ha destacado que la crisis ha destruido 250.000 empleos del sector industrial, que son "prácticamente" imposibles de recuperar a corto plazo, por lo que lo ha situado en un horizonte mínimo de 10 años.

Aun así, ha valorado positivamente que se haya creado empleo neto en el sector industrial en el último año, y ha señalado que no se producía desde 2001. Este economista de reconocido prestigio dentro y fuera de Cataluña y miembro del consejo asesor de la fundación Rafael Suñol se muestra más optimista respecto al futuro de la industria, y ha asegurado que algunas empresas que optaron por deslocalizar su producción durante la primera década del 2000 están retornando a Cataluña.

Crítica a la elevada burocracia y fiscalidad en Cataluña

También elogia la "rápida reacción" de las empresas en el ajuste de la capacidad productiva y su habilidad en abrirse a nuevos mercados. Y critica las cargas administrativas y fiscales de las empresas –donde en Cataluña el Impuesto de Sociedades y las cargas fiscales que soportan las empresas son más elevadas que en otras regiones como Comunidad Valenciana, Aragón o Madrid-, así como los elevados costes en energía y algunas limitaciones legales que, según él, frenan el crecimiento, como la obligación de tener un comité de empresa si la compañía llega a los 50 empleados: "Muchas empresas deciden quedarse con 49 trabajadores". 

Otro miembro del consejo asesor de la fundación, Josep Bombardó, ha asegurado que actualmente "no hay política industrial", y ha reivindicado la industria como un elemento capaz de equilibrar el territorio. Bombardó también ha destacado que no se trata de buscar industrias competitivas que quieran instalarse en Cataluña, sino de encontrar empresas en particular, y ha lamentado que el sector no sea considerado una prioridad por las administraciones.

La industria catalana ha destruido 210.700 empleos

El cierre de Derbi de finales del año pasado para despedir a los 98 empleados que quedan en Martorelles se suma al lento pero incesante goteo de cierres de empresas industriales en Cataluña desde que comenzó la crisis.

Solo en un año se han producido los cierres de empresas como Tradema, Noge, Gallostra, Arbora-Ausonia y GE Power Controls. Entre 2008 y 2012, la industria catalana ha destruido 210.700 empleos (el 28% de los que había en el sector), según la Encuesta de Población Activa. El número de empresas que han cerrado ha sido de 8.246, según el Directorio Central de Empresas. Y la producción ha caído el 16,3%, de acuerdo al índice de producción industrial.

Los sindicatos y los colegios profesionales llevan tiempo mostrando su preocupación por el futuro de la industria, cuyo peso en el PIB cayó 8,2 puntos entre 2001 y 2011: de representar el 25,2% al 17%. En diciembre del año pasado, los agentes sociales constituyeron una plataforma (que denominaron Pacto por la Industria Catalana) y presentaron el manifiesto 'Más Industria', la respuesta catalana a la crisis, que asegura que sin este sector económico no hay futuro.

Por otra parte, cada vez son más los empresarios catalanes que alzan su voz en contra del proyecto secesionista de Artur Mas y ERC como la recién creada agrupación Empresaris de Catalunya –que agrupa a más de 300 empresas de distintos sectores ubicadas en la comunidad- y alertan de que en los próximos meses, si sigue la presión soberanista en Cataluña, se producirán fugas de inversiones extranjeras.

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