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Economía

El inesperado default deja a Argentina al borde del abismo: mayor recesión e inflación en alza

La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner.

El cese de pagos selectivo ha sorprendido a la economía argentina sin la fortaleza de hace unos años: problemas fiscales, contracción en la actividad y precios en alza eran ya un dolor de cabeza, pero con el "default" o suspensión de pagos todo hace prever que se agudizarán. Los indicadores de actividad ya mostraban signos de deterioro antes de que el litigio en Nueva York con los fondos buitre complicara semanas atrás a Argentina en el pago de compromisos a acreedores de la deuda reestructurada.

De acuerdo con los últimos datos oficiales disponibles, el Producto Interno Bruto (PIB) argentino se contrajo en el primer trimestre un 0,2 por ciento respecto al mismo período de 2013. Mucho antes de esta nueva crisis de deuda, consultoras privadas vaticinaban que ni en sueños se alcanzaría este año la meta presupuestaria de expansión de un 6,2 por ciento en el PIB y que, por el contrario, el crecimiento sería magro e incluso nulo, pero con el nuevo escenario se proyectan caídas de hasta el 3,5 por ciento.

"Con el default, vemos un escenario claramente más complicado. El aumento del riesgo país y la mayor incertidumbre limitarán aún más el ingreso de financiación externa mientras que la oferta de los exportadores caería aún más porque se complicará la pre-financiación", advirtió en un informe la consultora privada Analytica.

Sin posibilidad de regresar a los mercados internacionales, todo hace prever un mercado cambiario sometido a mayor presión, con un Banco Central con poder de fuego más acotado para mantener estable el tipo de cambio y, por tanto, un ritmo de devaluación previsiblemente más acelerado. "Asimismo, el menor nivel de actividad elevaría el déficit fiscal, forzando una mayor financiación con emisión del Banco Central, lo que a su vez exacerbaría las presiones cambiarias e inflacionarias", sostuvo la consultora Ecolatina en un reciente informe.

Si este escenario se concreta, el Banco Central se vería forzado a intensificar el "cepo" cambiario y a subir las tasas de interés para evitar una corrida cambiaria. Ambas medidas, según Ecolatina, impactarían "negativamente sobre el proceso productivo, afectando la provisión de insumos importados y el acceso al crédito a tasas de interés razonables".

En cuanto al tipo de cambio oficial, la mayor parte de los expertos vaticina una corrección para estimular las exportaciones y tratar de acotar la brecha del 60 por ciento entre el precio de la divisa estadounidense en bancos y casas de cambio y el que se paga en el mercado informal.

Con este panorama, la inflación, que había logrado estacionarse algo por encima del 2 por ciento mensual a fuerza de un creciente retraso cambiario, "volverá a acelerarse, profundizando la caída de los salarios reales y del consumo, el cual ya venía mostrado claras señales de enfriamiento", advirtió en un informe el Banco Ciudad. Así, la tasa de inflación, que en 2013, según cálculos de consultoras, fue cercana al 30 por ciento, podría escalar este año al 40 por ciento.

Los expertos advierten de que cuanto mayor sea la duración y el alcance de la cesación de pagos, mayor será la intensidad de los impactos. "A medida que pasan los días va ganando probabilidad de un escenario de prolongación del default hasta 2015. En este caso, se abre una coyuntura de elevada incertidumbre para los próximos meses, asociada a los posibles caminos y derivaciones que se desprenden del evento de default", señaló el gerente de Desarrollo de Negocios de la consultora de Abeceb, Juan Pablo Ronderos.

Entre las consecuencias, Ronderos apuntó que quienes estaban esperando tener más claro el panorama para tomar sus decisiones de inversión, producción y empleo serán más "conservadores", demorando desembolsos y convirtiendo "muchas suspensiones laborales en despidos".

"Tal vez la buena noticia es que, en esta oportunidad, el default encuentra al sistema financiero sólido, tendiendo a ser un amortiguador y no un propagador de la crisis. Los bancos se encuentran con liquidez y capital excedente, con una bajísima exposición al sector público y cubiertos ante una posible devaluación", aseguró el Banco Ciudad.

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