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Economía

Arabia Saudí convierte a Navantia en su socio estratégico para reforzar su armada

El rey Felipe VI recibe al príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, el pasado mes de abril.

La relación entre Navantia y Arabia Saudí, que tanta polémica generó a raíz del contrato para la construcción de cinco corbetas para el país de Oriente Medio, no se va a quedar en este episodio, cuya polémica se debió al amago del Gobierno español de romper el acuerdo. Algo que hubiera sido extremadamente complejo, toda vez que lo que ha firmado la compañía que aglutina los astilleros públicos con el Gobierno saudí es una alianza a largo plazo sobre la que éste construirá su futura política de Defensa.

Y es que, además del contrato para la construcción, venta y mantenimiento de cinco corbetas, Navantia acordó la creación de una sociedad conjunta con Saudi Arabian Military Industries (SAMI), un vehículo creado hace poco más de un año por el Gobierno local, dentro del programa Saudi Vision 2030 que pretende diseñar las nuevas líneas de actuación para el país con vistas al futuro inmediato.

En lo que se refiere a la materia de Defensa, este programa contempla como objetivo que para 2030 más de la mitad de la industria de armamento del país esté localizada, asegurada a través de contratos y alianzas de larga duración con los principales proveedores del sector en el mundo. La primera de esas alianzas la firmó con el fabricante aeronáutico norteamericano Boeing. Después, ha sido el turno para Navantia.

El extremo fue confirmado este miércoles por Vicente Fernández Guerrero, presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que controla al 100% el capital de Navantia. En su comparecencia en la Comisión de Industria, a petición del Grupo Parlamentario Popular, Fernández admitió que "la alianza va más allá de las cinco corbetas" y dejó de par en par abiertas las puertas para que Navantia logre nuevos contratos en el futuro con el Gobierno saudí.

Más allá de 2030

"Todos deseamos nuevas oportunidades de negocio y todos sabemos que una joint-venture como la de Navantia y SAMI no está adscrita a un solo contrato". Con su alianza con SAMI, la empresa pública española ha pasado a ser un socio estratégico de primera categoría para Arabia Saudí. Al menos, durante las próximas dos décadas.

El presidente de SEPI no quiso detallar en qué se concretaban las nuevas oportunidades de negocio para Navantia al considerar que el grado de avance de las mismas es insuficiente para ponerlo encima de la mesa. Sin embargo, sí dejó claro que la relación no tiene marcha atrás.

De hecho, el contrato relacionado con las corbetas ya unirá durante largo tiempo el destino de Navantia con el de su nuevo aliado. De acuerdo con el calendario previsto, los buques comenzarán a construirse el próximo enero y el primero de ellos se entregará en octubre de 2021. Si se cumplen los plazos previstos, el último llegará a tierras saudíes en febrero de 2023.

A partir de ahí, Navantia tendrá cinco años por delante para realizar tareas de mantenimiento, un plazo que puede prorrogarse por otros cinco ejercicios, lo que llevaría la duración del contrato mucho más allá del año 2030.

Un vehículo abierto al exterior

Creada a mediados de 2017 y financiada por los fondos soberanos saudíes, SAMI cuenta con una moderna estructura y un gobierno corporativo que trasciende el ámbito del Gobierno saudí. En su consejo de administración se sientan destacadas personalidades del sector de Defensa en todo el mundo. Es el caso de Michael Cosentino, presidente de la división de Defensa de Airbus; de Giuseppe Giordo, antiguo consejero delegado de Alenia y actual presidente y consejero delegado de Aero Vodochody Aerospace; o de Andreas Schwer, ex presidente de la alemana Rheinmetall International.

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