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Economía

El alcalde de Berlín, obligado a responder por el caos en el nuevo aeropuerto

El aeropuerto de Berlín-Brandenburgo, aún en obras, se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para la ciudad de Berlín, la región de Brandenburgo y el Estado alemán, los tres participantes de la sociedad que gestiona la construcción de esta infraestructura. Los dos primeros poseen un 37% cada uno y Alemania, un 26%.

El pasado mes de diciembre, el futuro aeródromo Willy Brandt se salvó de la quiebra por los pelos pero la tranquilidad le ha durado poco a este macroproyecto cuyo presupuesto ya asciende a 4.300 millones de euros. A principios de esta semana, los medios alemanes publicaban un nuevo retraso en la inauguración, que pasa de estar prevista para el 27 de octubre del recién estrenado 2013 a quedar sin fecha, aunque las previsiones apuntan a que no será antes de 2014.

El foco está puesto en estos momentos en el alcalde berlinés, el socialdemócrata Klaus Wowereit. A este 'peso pesado' del SPD se le ha echado encima la obra, ya que son muchas las acusaciones que se han vertido contra él estos días y muchas las voces que le exigen una responsabilidad e incluso la dimisión como responsable de la sociedad que controla la construcción del aeropuerto.

Los liberales del FDP han sido los primeros en posicionarse contra el regidor. Entre otras cosas, le acusan de haber dado informaciones falsas al Bundestag (al ser socio el Estado, el parlamento debe tener información sobre el proyecto), en las que ocultaba asuntos como los ya más que habituales retrasos en esta obra y el coste, que se ha visto duplicado, pero también de haber tomado decisiones presupuestarias sin haber contado con el parlamento.

"He pedido disculpas porque el proyecto no ha llegado a su final"

Wowereit se ha enfrentado a esta crisis de confianza con una disculpa aunque dejando rotundamente claro que la dimisión no está entre sus opciones. "Me he disculpado porque el proyecto no ha llegado a su final", declaró el socialdemócrata. También dejó un mensaje a quienes le critican, a los que acusa con sorna de haberse convertido en expertos "con una sola visita a las obras".

Otro de los nombres ligados al aeropuerto es el de Matthias Platzek, compañero de partido de Wowereit y presidente del estado de Brandenburgo. Concretamente, este hombre se perfiló brevemente como sustituto del carismático alcalde capitalino en caso de la finalmente descartada dimisión. Brevemente, porque tanto el Ministerio de Finanzas, con Wolfgang Schäuble a la cabeza, rechazó la posibilidad de que Platzek sustituyera a Wowereit como máximo responsable del proyecto. Platzek también sufrió el rechazo de los liberales, que responsabilizan por igual a los dos gobernantes socialdemócratas del desastre en que se ha convertido el Willy Brandt.

Cada nuevo retraso provoca una oleada de especulaciones en la prensa alemana. Las de los medios con más difusión, con Der Spiegel (defensor de Wowereit) y Die Welt (más crítico con este proyecto) como extremos opuestos, apuntan a un nuevo encarecimiento de las obras, que podrían superar los 5.000 millones de euros.

Die Welt calcula un aumento de 1.000 millones más en el presupuesto en caso de que el primer vuelo de este aeropuerto opere en 2015. Si la apertura se realizara en otoño de 2014, habría que sumar a la factura como mínimo 500 millones de euros, aunque parece que el fin de las obras está todavía muy lejos para este proyecto que comenzó hace más de veinte años.

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