Más allá de Machu Picchu, Cuzco tiene mucho que ofrecer al visitante. Y es que, además de servir como parada obligatoria rumbo al yacimiento inca más conocido del mundo, sus interesantes alrededores han transformado esta ciudad en parada indispensable en la que quedarse a disfrutar, al menos, dos días.
La fortaleza inca de Cuzco
Saqsaywaman, así es como se llaman las ruinas de la fortaleza inca que se encuentran ubicadas a las afueras de la ciudad de Cuzco. Su construcción, que todavía hoy se considera un misterio, pero se cree que más de 20.000 hombres fueron los que extrajeron las piedras de las canteras aledañas de más de 100 kilos y las trasladaron 20 kilómetros para levantarla, comenzó en el siglo XV y terminó en el siglo XVI. Nombrado Patrimonio Cultural de la Nación, es considerado uno de los espacios histórico culturales más importantes del Perú y de América y una de las edificaciones más asombrosas del mundo.
Hacer el Camino Inca
Una de las experiencias más auténticas y especiales que puedes vivir en Perú es recorrer el Camino Inca desde Cuzco a Machu Picchu. Se trata de una de las rutas de senderismo más espectaculares e inmersivas de América del Sur. En total, el recorrido —que pasa por valles, yacimientos arqueológicos, miradores y aldeas— abarca 39,6 km y se hace en 4 días pasando la noche en campamentos. Además, tiene la peculiaridad de que el senderista entra a Machu Picchu por la Puerta del Sol, un camino muy especial y con una energía mística realmente potente habilitado únicamente para ellos.
Valle Sagrado. Foto: Gustavo Leigton© Unsplash
Salar de Maras
La localidad de Maras es parada imprescindible para ir a visitar sus impresionantes y bellas minas de sal. Esta explotación, que se remonta al año 800 antes de Cristo, resulta imponente por su magnitud, pero también por encontrarse a cielo abierto bajo algunos de los nevados más altos de los Andes. Y es que, aunque no lo parezca, se encuentra a 3300 metros sobre el nivel del mar. Allí la sal rosa de Maras se cosecha de forma artesanal y se llama así debido al color rosa que le aportan los minerales de este suelo y que la hacen tan especial.
Salar de Maras. Foto: Unsplash
El sitio arqueológico de Moray
A tan solo siete kilómetros de Maras se encuentra Moray, otra de las paradas indispensables del Valle Sagrado. Cuando se llega hasta aquí la sorpresa es la inmensidad de este espacio que se construye hacia abajo en forma de anfiteatro con andenes trazados en forma concéntrica; se trata de un antiguo lugar de experimentación agrícola construido por los incas con terrazas de diferentes niveles que permitían poder cultivar distintas variedades de plantas, ya que a medida que se asciende o desciende, la temperatura en cada nivel varía.
Montaña de los Siete Colores
Su nombre dice todo lo que te vas a encontrar al llegar hasta este lugar, una montaña preciosa con diversos colores como si se tratase de un arcoíris. Su color, que es una de las mayores curiosidades y el motivo por el que se desplazan hasta allí los viajeros, se debe a una formación geológica acumulada a través del tiempo por la mezcla de elementos marinos, lacustres y fluviales. En ella se realiza uno de los trekking más duros de Perú, ya que la montaña está a 5.200 metros de altura. Desde Cusco, se tarda 3 horas y media en coche hasta llegar hasta allí y la subida es de aproximadamente una hora y media.
Montaña de los siete colores. Foto: Gustavo Leigton© Unsplash