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Babette Albrecht, la viuda alegre que hace peligrar el imperio Aldi por su estilo de vida

Babette Albrecht, con el que era su marido, Berthold.

El primer supermercado Aldi se abrió en Alemania en 1962 fruto de la mentalidad de la posguerra. Los hermanos Theo y Carl Albrecht lo fundaron con la idea de ser un distribuidor de alimentos accesible para los bolsillos más desfavorecidos. Su vida siempre fue austera, discreta y alejada de la opinión pública y así educó a sus hijos.

Una visión de vida muy diferente a la de Babette, de 57 años, que ha aparecido disfraza de Cleopatra en el Carnaval de Renania, participa en rallys de automóviles históricos, ferias de arte,  está en los front row de los desfiles de moda más importantes y ha participado en el concurso de televisión ‘¡A bailar!’, la versión alemana de ‘¡Mira quien baila!’, para gran disgusto de su familia política.

Por ello, los herederos del imperio llevan en pie de guerra contra Babette, al considerar que no respeta los valores que su empresa. Theo Albrecht Jr defiende que “está dañando la reputación de la empresa” y que “si la familia no se mantiene unida en torno a los valores que la hicieron fuerte, la empresa corre el peligro de desaparecer”, ha señalado a ‘Bild Zeitung’.

Su familia política la odia, incluida su suegra

Cuando Babette entró a formar parte de la familia Albrecht no fue bien recibida, ya no porque fuera de origen humilde si no porque creyeron que no respetaría el espíritu familiar. Sin embargo vivió sumisa el estilo de vida discreto del clan hasta que murió su marido, Berthold, a causa de un cáncer en 2012. Desde entonces su papel de empresaria se ha cuestionado porque comenzó a salir a fiestas, pisar alfombras rojas, haciendo gala de su poder y dinero y esto es algo que la familia política no soporta.

Quien tampoco puede ni ver a la viuda es su suegra, de 90 años. Babette no permitió que su esposo fuera enterrado en el panteón de los Albrecht, en el cementerio de Essen-Bredeney y se niega a revelar a su suegra dónde guarda las cenizas.

Theo cree que ella y sus hijos no pueden llevar ese ritmo de vida cuando sus clientes son los de menor poder adquisitivo del mercado. Además argumenta que ella no tiene ni idea del negocio, que despilfarra la fortuna familiar y mancilla el legado de su esposo.

Babette percibe al año una asignación de un millón de euros y rendimientos de hasta 35 millones anuales. Sus cinco hijos, entre los que hay cuatrillizos, no recibirán dinero hasta que cumplan los 32 años, según dejó escrito el fundador en su testamento. Hasta entonces deben dedicar su tiempo a formarse. Una norma que no agrada a Babette ni a sus hijos, por lo que ha forzado esa cláusula y exigió para ellos puestos al máximo nivel en la administración de la empresa. Su demanda ha obtenido un primer triunfo para ella en un tribunal de Schleswig. Sin embargo su cuñado no se cansa en esta guerra y ha recurrido a una instancia superior.

Babette no le tiene miedo a nadie, es una mujer segura y que sabe lo que quiere, ya en 2014 no tuvo problema en demandar y llevar a la cárcel al antiguo amigo de su marido y asesor en la compra de obras de arte, Helge Achenbach, al que acusó de estafa.

La fortuna de Aldi Norte es superior a los 16.000 millones de euros. Está en juego una fortuna que Forbes estima en 22.000 millones de euros, en el puesto 23 de los más ricos del planeta. La compañía factura unos 50.000 millones de euros al año y cuenta con 5.000 supermercados en todo el mundo, 1.300 de ellos en EE.UU. Solo en Alemania tienen 30.000 empleados.

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