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Valencia Basket y Unicaja, indignados: “La Euroliga monta un corralito que es una mierda”

Pedro Martínez, entrenador del Valencia Basket, en rueda de prensa.

Han sido, sin duda, los dos equipos más perjudicados por la reorganización del modelo de competición de la Euroliga. Unicaja de Málaga y Valencia Basket no se han querido pronunciar públicamente desde los despachos, pero sus entrenadores no han podido contenerse y, aprovechando los compromisos europeos de entre semana, han dejado muy claras su posturas.

"La Euroliga ha montado un corralito que beneficia a unos pocos, pero que es una mierda", declaró Pedro Martínez en Radio Valencia. "Así nos va: cada uno mira por sus intereses y quien sale perjudicado es el basket", añadió el técnico, sobradamente conocido en el baloncesto español por no morderse la lengua en temas peliagudos.

Joan Plaza, entrenador del Unicaja de Málaga, el otro gran afectado, también transmitió sus sensaciones respecto al hecho de que su equipo esté virtualmente fuera de las próximas ediciones de la máxima competición continental. "No acabo de encajar las cosas, estoy en estado de shock", subrayó el catalán, que recurrió también a la sorna en sus críticas. "Quiero hacer un gran partido en Moscú, por si es el último que jugamos allí", ironizó. Y vaya si lo hizo.

Lo cierto es que la quinta jornada de la Euroliga supuso una rebelión tácita contra el nuevo modelo de competición. Real Madrid, Maccabi de Tel Aviv, Laboral Kutxa, EA Milán y CSKA de Moscú cayeron contra equipos sin Licencia A. Otros, como el Barça Lassa o el Fenerbahçe, lo pasaron realmente mal para vencer a conjuntos excluidos en la reorganización. Casualidad o causalidad, el mensaje fue claro.

A pesar del perjuicio, las plantas nobles de Unicaja y Valencia prefieren mantener la cautela y esperar a que "el tema se asiente" y a "reunir toda la información". No quieren aún iniciar una guerra abierta contra la Euroliga, aunque ya se especula con una posible realineación de los perjudicados con la FIBA, el bando opuesto.

Además de lo puramente deportivo, la nueva Euroliga condena económicamente a los ignorados, cuya configuración de plantilla contaba con el caché que suponía estar entre los mejores. En otros países, equipos como el Bayern de Múnich o el Darussafaka Dogus ven como sus inversiones millonarias corren serio peligro de caer en saco roto.

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