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Raphinha decide el Clásico de Las Vegas con un golazo (1-0)

El brasileño fue el autor del único tanto de un partido con un ritmo impropio de un amistoso

Raphinha decide el Clásico de Las Vegas con un golazo (1-0)
Los jugadores del Barça celebran el gol de Raphinha EFE

Raphinha ha comenzado con buen pie su etapa en el FC Barcelona. Su fantástico gol decidió el Clásico de Las Vegas, que fue más caliente de lo que se podría esperar de un amistoso. Un partido que tuvo una intensidad alta, aunque con el paso de los minutos y con la entrada de los numerosos suplentes, fue perdiendo ritmo.

El partido fue ideal para conocer a las nuevas caras de ambos equipos. En el Clásico no solo jugó el propio Raphinha: Lewandowski o Christensen también tuvieron minutos. Por parte del Real Madrid, fue posible disfrutar de Rüdiger y Tchouaméni, a priori los únicos fichajes que hará el club blanco de cara a esta temporada que está a punto de empezar.

Pese a ser un amistoso, tanto Xavi como Ancelotti salieron con todo. El italiano apostó por su centro del campo 'Next Generation': Tchouaméni, Camavinga y Valverde fueron titulares en lugar de los veteranos Kroos, Modric y Casemiro. La sorpresa fue la de Rüdiger, que jugó de lateral izquierdo. El técnico blanco lo justificó tras el partido diciendo que no quería tocar a la pareja de centrales que ganó LaLiga y la Champions la pasada temporada. Ante la ausencia de Benzema, jugó Hazard, cuyo papel fue bastante discreto en la posición de falso 9. Se esperan muchas cosas del belga esta temporada, ya que según parece, ha sanado las lesiones que le lastraban.

En el Barcelona, jugó Lewandowski como nueve, escoltado por Raphinha y un Ansu Fati que sueña con un año sin lesiones que le permita consolidarse. Xavi también apostó por un centro del campo joven: Gavi y Pedri llevaron la batuta con el respaldo de Busquets.

Con esos equipos titulares, el ritmo no podía ser otro que muy frenético. Y ya avisó el delantero ex del Bayern con un primer acercamiento en el minuto 11 por la parte derecha, en un disparo que pudo atajar Courtois. El Real Madrid, algo más encogido en los primeros minutos, supo desperezarse gracias a un potente y violento disparo de Valverde que se estrelló en el palo.

Esto pareció despertar al Barça, que impuso más velocidad con el balón para crear las ocasiones más claras del primer tercio del duelo. Así, tres minutos después del aviso del uruguayo, Ansu Fati la tuvo en sus botas tras un pase de Pedri, que aprovechó un error de Camavinga dentro del área, pero el extremo español tiró demasiado desviado.

El conjunto catalán siguió empujando y encontró su premio. En el minuto 27, el brasileño Raphina se benefició de un mal despeje de Militao cuando intentaba sacar el balón en la frontal, para controlar el esférico y rápidamente empalar un disparo directo a la escuadra de la meta que defendía Courtois. El '22' azulgrana desnivelaba el Clásico con un golazo, que enfrío a los merengues.

El ritmo del Clásico bajó con los cambios

Ambos equipos comenzaron a notar el cansancio. Al fin y al cabo, era el primer encuentro del curso de los blancos y el tercero del Barça. Sin muchas ocasiones desde el único tanto del partido, fue una tangana con Vinicius, Jordi Alba y Busquets como protagonistas la que 'animó' el duelo. El brasileño dribló hasta a tres futbolistas antes de ser derribado por el lateral con una entrada en la frontal.

Con ese ambiente caliente se llegó al descanso. Ancelotti introdujo seis cambios, mientras que Xavi dio entrada a cinco nuevos futbolistas. Con los 'onces' totalmente renovados, el ritmo y la presión bajaron, y se vio una segunda mitad con más imprecisiones. Asensio, que sustituyó a un frío Hazard, tuvo el empate nada más arrancar, pero su disparo se fue muy desviado. Kessié, ya en el minutos 72, también gozó de una buena ocasión a pase de Sergi Roberto, pero Courtois, a un nivel excelso en el primer partido del curso de los blancos, paró su flojo disparo.

De hecho, el belga adquirió aún más protagonismo en la recta final del encuentro con dos paradas de mucho nivel a Dembélé, a quien detuvo un mano a mano, y a Depay, cerrando otro recital, demostrando que vuelve con el mismo listón con el que terminó la pasada campaña.

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