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Rubiales y la 'Supercopa de la Igualdad': Arabia Saudí reprime cada vez más a las mujeres

Pese a que Luis Rubiales clama a los cuatro vientos que la RFEF ha llevado la igualdad de género a Arabia Saudí, la realidad del país es bien diferente

La Supercopa de España lleva ya dos ediciones celebradas en Arabia Saudí y mantendrá allí su sede hasta, como mínimo, 2024. La 'Supercopa de la igualdad', tal y como la bautizó Luis Rubiales, se trasladó al país árabe por "una obligación moral", según sus propias palabras, un argumento que ha quedado en entredicho tras conocerse las jugosas comisiones resultantes del acuerdo. Lo que iba a ser una lucha en favor de los derechos de las mujeres saudíes, ha pasado a ser una mera cuestión económica.

Luis Rubiales afirma que gracias a la RFEF se ha conseguido una mayor igualdad entre hombres y mujeres en Arabia, pero la disparidad de derechos en el reino sigue siendo abismal. Aunque ha habido ciertos avances, pero "son mínimos. Hay una gran discriminación a la mujer tanto a nivel práctico como legislativo", explica Carlos de las Heras, experto en Arabia Saudí de Amnistía Internacional en conversación con Vozpópuli.

Arabia Saudí, obsesionada con diversificar una economía que desde 2017 muestra síntomas de debilidad y que depende por completo de la venta de petróleo, lleva años intentando atraer inversión extranjera a través de un aperturismo en campos como la cultura y el entretenimiento, una relajación del control a sus ciudadanos en las calles o la concesión de visados turísticos. También con los supuestos avances para la mujer saudí en materia de derechos. Glorificado por Occidente como un "reformista", el príncipe heredero Mohamed bin Salman, artífice del plan económico 'Visión 2030', hizo coincidir dichos 'avances' con campañas de represión contra las defensoras saudíes de los derechos de la mujer, acusadas de crímenes tan graves como "contactos sospechosos con entidades extranjeras” y ataques personalizados en medios y redes sociales sin precedentes.

Dentro de la campaña de Riad para lavar su imagen en el exterior juega un papel clave el 'sport washing', que busca mostrar a través de competiciones deportivas que el país es aperturista y que busca acercarse a los valores occidentales, aunque la realidad sea bien distinta. Por este motivo, el país también ha organizado un Gran Premio de Formula 1 en Jeddah, algo similar a lo que han hecho países de su entorno como Qatar con el polémico Mundial de fútbol 2022.

La normativa que mejor refleja la diferencia de derechos entre hombres y mujeres, según de las Heras, es la ley de tutela masculina. Esta exige que un tutor masculino dé su consentimiento a la decisión de la mujer que está a su cargo en materia de matrimonio, divorcio o custodia de los hijos. "Ha habido avances, como la creación en 2018 de centro para mujeres maltratadas", cuentan desde Amnistía Internacional, una noticia envenenada: "Necesitan la aprobación del tutor para abandonar el centro". Esto implica que si el marido tutoriza a la mujer, este puede decidir en qué momento sale de estas instalaciones para regresar a casa, quiera o no su esposa, aunque este sea su maltratador.

Desde Amnistía Internacional señalan que en los últimos años se han producido ciertos avances, como conducir o que las mujeres puedan acceder a eventos culturales como el fútbol sin la necesidad de ir a una grada específica para ellas, una 'ola aperturista' que coincide con la etapa más represiva contra el activismo feminista. "Se da la incongruencia que en 2018, cuando se permitió que las mujeres condujeran, había saudíes encarceladas por pedir precisamente eso", relata Carlos de las Heras.

"Cualquier movimiento opositor o que pida derechos están muy perseguidos", señala la organización. Las penas para estas mujeres no solo implica un ingreso en prisión, sino la eliminación de derechos fundamentales una vez cumplen su condena. Estas mujeres activistas al abandonar la cárcel tienen prohibido hablar con medios de comunicación extranjeros, salir del país o escribir en redes sociales. En definitiva, "se coarta su trabajo y su vida". Es decir, que "la igualdad" de la que tanto presumió Rubiales para defender la celebración de la Supercopa de España en Arabia Saudí no existe. Las desigualdad no solo existe en los estadios o a la hora de tomar decisiones personales y familiares. Los códigos de vestimenta se mantienen y la segregación sigue viva, aunque esta última ya no se aplique de una forma tan radical como antaño, cuando para acceder a un restaurante, por ejemplo, las mujeres tenían que hacerlo por una puerta distinta a la que utilizaban los hombres.

Los tímidos avances que ha llevado la Supercopa a Arabia

Entonces, ¿la Supercopa de España ha llevado avances a Arabia Saudí? La respuesta es sí, aunque de manera tímida. "Se ha potenciado el fútbol femenino e incluso se ha creado una liga para ellas", señalan desde Amnistía. Esto ha derivado al nacimiento de una selección saudí para participar en competiciones internacionales, que también tiene su papel en el 'sport washing': si estas mujeres juegan en igualdad contra combinados occidentales, ofrecen una imagen de aperturismo nunca vista hasta la fecha. "Este tipo de acciones están bien pero no pueden tapar la situación que viven a diario las mujeres", cuenta nuestro experto.

Lo cierto es que la RFEF nunca tuvo intención de cambiar la situación de las mujeres al margen del fútbol. El propio Rubiales lo reconoció ante los micrófonos de El Larguero en la Cadena SER en la previa de la última Supercopa: "Lo que estamos haciendo es ayudar mucho al desarrollo de la mujer en el fútbol, que es nuestro cometido. El resto de cuestiones, son cuestiones políticas".

Precisamente por esto, la RFEF rechazó los brazaletes que Amnistía Internacional le envió para que los jugadores se mostrasen a favor de la igualdad entre géneros. Según el propio testimonio de Luis Rubiales, este fue un gesto desleal por parte de Amnistía y concluyó que la forma de hacer estas acciones es concretar una reunión. "Lo que no dijo es que le llevamos pidiendo reuniones dos años y medio", señalan fuentes de la organización.

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