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Messi y el retorno que anunció Adidas: historia de una recuperación con el Clásico como meta

Messi, en el partido en el que se lesionó.

Todo empezó, como casi siempre en Messi, con el argentino enfilando la portería contraria. La rosca que buscaba el palo largo de Javi Varas, portero aquella tarde de septiembre de la UD Las Palmas, se encontró con una pierna firme que bloqueó en seco el movimiento y provocó una torsión inesperada en la rodilla del rosarino. Bigas impidió la extensión completa del chut y, con ello, hizo que toda la fuerza del impacto retorciese el ligamento. Peligro.

El argentino trató de seguir, pero las sensaciones no eran buenas. La estabilidad no parecía la misma. Se retiró no ya enfilando el vestuario, sino directo a la Creu Blanca. Tras las pruebas, la palabra "ligamento" comenzaba a rondar los teclados de la prensa de todo el mundo. Afortunadamente, dentro de lo que cabe, un mal menor: rotura del colateral interno. Dos meses. Justo el tiempo que separaba a Messi del Clásico. Tocaba trabajar contrarreloj.

La primera pregunta, automática en muchas cabezas: ¿por qué no pasar por el quirófano? Grosso modo, diremos que existen dos tipos de ligamentos: unos con forma redondeada, como de cordón, y otros más aplanados, cual cinta. Los primeros, al romperse, se retraen y es muy difícil que sean capaces de cicatrizar por sí solos. Los segundos, sin embargo, no se separan del todo y pueden llegar a curarse por sí mismos. A este último grupo pertenecía el dañado en la rodilla de Messi.

El tratamiento, por tanto, sería poco agresivo. La planificación marcaba de seis a ocho semanas de rehabilitación. La primera, en completo reposo; la segunda, con intenso trabajo de fisioterapia; la tercera, con carrera continua; la cuarta, con trabajo con balón en solitario; la quinta, ya con el grupo; y de la sexta en adelante, afinando la puesta a punto para estar a tope.

A lo largo de la primera semana de recuperación, algunos médicos hasta recomiendan la utilización de muletas para que la articulación lesionada sufra lo menos posible. En el caso del astro culé, la inflamación se vio reducida de forma notable a partir del cuarto o quinto día, lo que permitió que, cuando pasaran los siete estipulados, el argentino pudiese iniciar la fisioterapia.

Para ello, Messi ha tenido a su staff médico de confianza permanentemente cerca. Ha estado trabajando codo con codo con el fisioterapeuta del Barça Roger Gironés, empezando con él a dar movilidad a la rodilla dañada a base de electroterapia, máquinas del frío y ejercicio manual, teniendo siempre en cuenta la tonificación para no perder la masa muscular. 

Además de la presencia de Gironés, añadida a la de su fisio de confianza, Luis García, al entorno de Messi se incorporó también en el tramo final la implicación de su masajista y mano derecha, Marcelo D’Andrea, que aterrizó en Barcelona para atender al rosarino.

Al trabajo tradicional se le añadió, incluso, tecnología de la NASA. Un artilugio llamado 'Game Ready', valorado en unos 3.500 euros y cuyo sistema de terapia criogénica se basa en la tecnología empleada en los trajes de astronauta, fue el fiel compañero del delantero en sus largas jornadas de reposo.

Todo pareció discurrir según lo previsto hasta la primera semana de noviembre, cuando una ola de pesimismo acechó Can Barça. Algunos medios catalanes, ya con Messi vestido de corto en la Ciudad Deportiva de Sant Joan Despí, llegaron a descartar su presencia en el Clásico. La máxima cautela del club parecía empujar a pensar que no se forzaría al argentino, arriesgando su rodilla. Menos aún con Neymar deleitando con la batuta del equipo. Pero los planes privados eran otros.

No fue sin embargo el Barcelona quien que terminó disipando la gran incógnita, sino, avatares de los nuevos tiempos, la marca deportiva que viste al diez blaugrana. Adidas anunciaba esta semana a bombo y platillo que 'La Pulga' estrenará en el partido de los partidos el nuevo modelo de bota diseñado en exclusiva para él.

Sólo queda saber, entonces, qué rol reserva Luis Enrique para Messi en el Bernabéu. ¿Contar con él de inicio, hasta que se vacíe, o guardarlo para una última media hora letal, a la manera del partido de esta misma campaña en el Vicente Calderón? Lo único seguro es que los galenos han hecho que Lío haya llegado a su particular meta. Una extraordinaria noticia para todos menos, claro está, para sus rivales en el césped.

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