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De Bruyne: el timón del ataque de Pellegrini al que 'fichó' Guardiola

De Bruyne, jugando una bola.

Su ausencia durante un par de meses a causa de una lesión provocada por el argentino Ramiro Funes Mori en partido de Capital One Cup coincidió con el desplome del Manchester City en la Premier. Unos desgarros en el tobillo y en el ligamento lateral de la rodilla que parecieron secar la imaginación del cuadro skyblue y que casi le cuestan a los mancunianos el desplome de los puestos de Liga de Campeones. Pero volvió en marzo y, con él, la fluidez y la alegría ofensiva para los pupilos Pellegrini.

Su nombre es Kevin de Bruyne y es el líder silencioso de este City de los dirhams emiratís. Pelirrojo, con cara de niño travieso, este mediapunta es el encargado de activar a toda la batería ofensiva, comprada a base de petrodólares, de los citizens. Su talento hace mejor al de sus compañeros y será, junto a su socio Sergio Agüero, el gran efectivo a vigilar por parte de los irregulares zagueros del Real Madrid.

Diestro, pero acostumbrado a partir desde la izquierda en algunos segmentos de su carrera, el belga juega hoy con total libertad en el esquema de Manuel Pellegrini. Su capacidad para hacer daño con las diagonales y, sobre todo, con su disparo lejano le convierten en referencia. Además, se puede asociar con facilidad y tiene una gran perspectiva de juego, siempre atreviéndose al detalle desequilibrante. Esa colección de aptitudes le valió 80 millones de euros este pasado verano al jeque Mansour bin Zayed Al-Nahyan. Y parece estarlos amortizando.

Modelado en la cantera del Genk, desde allí fue traspasado al entonces Chelsea de Villas-Boas por 10 millones de libras. No terminó de encajar en el ciclotímico club londinense, emigrando en 2014 al Wolfsburgo, con el que maravilló en la Bundesliga.

Convertido en una de las atracciones del campeonato alemán, extraña que un club foráneo se adelantase al omnipresente Bayern a la hora de sacar la chequera en territorio Merkel. Cuentan, sin embargo, que fue Guardiola, sabedor de que su futuro estaba en el Etihad Stadium, el que le señaló a su amigo Txiki Begiristain al jugador sobre el que quería construir su proyecto inglés. Y el vasco, Director de Fútbol del Manchester City, no titubeó al hacerle caso.

Con el equipo de la Volkswagen había firmado 16 goles y 28 asistencias. Y en las Islas Británicas, aunque no con los mismos guarismos, su fútbol también está enamorando. Será el líder de la prometedora generación belga en la próxima Eurocopa, en la que los Courtois, Lukaku y compañía aspiran a ser revelación. Pero antes, De Bruyne quiere seguir haciendo historia vestido de celeste. Peligro para Zidane: un mago anda suelto en busca de la 'Orejona'.

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