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Un partido tan fácil para el Real Madrid que hasta marcó Arbeloa (4-0)

Bale y Coentrao celebram el segundo gol madridista.

La liguilla previa de Liga de Campeones deja tardes plácidas para los equipos más fuertes. El Madrid terminaba su primera fase con un trámite en casa y contra un equipo que no tiene nivel para la competición, el Ludogorets búlgaro.

Con esos personajes el desarrollo fue el esperado por todos, escaso ritmo y victoria blanca. 18 puntos de 18 posibles, un recorrido inmaculado que habla mucho del Madrid y también algo de lo flojo que ha sido su grupo en la competición. Es, de todos los equipos en liza, el único que ha vencido todos sus encuentros, algo que ya consiguió en el pasado el equipo blanco pero que no es, en absoluto, cosa común en la historia de la competición.

En las listas de registros también quedará que el Madrid superó a cualquier otro equipo español de élite con 19 victorias seguidas. El récord de Rijkaard es historia. Las competiciones no se ganan en noviembre o diciembre, bien lo saben los blancos, que acostumbran a pelearse por los títulos, pero es cierto que la victoria aporta a un equipo sensaciones positivas que redundan en el rendimiento en el tiempo. El Madrid, que no ha ganado nada, tiene ahora un halo de fuerza que puede dar miedo a los rivales. De eso se trata, pensará Ancelotti.

En cuanto al partido que es lo de menos en este caso, el Madrid ganó 4-0 y fue tan plácido que hasta marcó Arbeloa. El lateral derecho goleó y remató varias veces, pues no tenía a nadie a quien controlar ni nadie que le controlase y, como él, todos en el encuentro. El mejor fue Bale, que marcó el segundo de cabeza y en el primero marcó pero se lo anularon, el árbitro prefirió señalar penalti por una clara mano. Lo metió Cristiano, que raro es el día que se va a casa de vacío. Aun así se le notó inquieto, su guerra por los récords históricos, esa que tanto le gusta disputar, necesita de más gasolina en estos partidos de entreguerras.

La novedad fue el gol de Medrán, al final del encuentro, en una jugada tonta, de un rebote curioso, pero inolvidable para el chaval. Su carrera será la que sea, pero de mayor le podrá contar a sus nietos que él metió un gol en el Bernabéu vestido de blanco. Y eso justifica muchos sacrificios previos.

Fue uno de esos días grises, con mucha rotación y la sensación de que nadie va a meter el pie porque esta guerra se juega en otros campos de batalla. A pesar de eso, del ritmo trotón y desatendido, al Madrid le dio para tirar 16 corners y rematar en 31 ocasiones. Sin tener que correr ni nada.

Ancelotti aprovechó para hacer cambios, como la defensa entera o la entrada de Chicharito. Los zagueros no encontraron ninguna dificultad que les amargase la tarde y Chicharito terminó contrariado porque no marcó y eso para él es un dolor. No tiene las cualidades de otros, ni la técnica de sus compañeros, pero puede reclamar que es un hombre con gol y cuando no los marca se queda con malas sensaciones. Juega mejor cuando sale solo un rato.

Poco más que importe. El Madrid juega el viernes, contra el Almería, pero piensa en Marruecos. Allí puede ganar el mundialito, que en el formato actual es un torneo que nunca ha ganado. Su momento de forma le pone de favorito.

Real Madrid: Keylor Navas; Arbeloa, Varane, Nacho, Coentrao (Marcelo, m.59); Isco, Kroos (Jesé, m.59) , Illarramendi, Bale (Medrán, m.82); Cristiano y Chicharito.

Ludogorets: Stoyanov; Caiçara, Motji, Terziev, Minev; Espinho (Abel, m.62), Dyakov, Alexandrov (Wanderson, m.60), Marcelinho, Misidjan (Quixada, m.72); y Abalo.

Gol: 1-0, m. 20, Cristiano. 2-0, m. 37, Bale. 3-0, m. 79, Arbeloa. 4-0, m. 87, Medrán.

Árbitro: Turpin (FRA) Expulsó a Marcelinho.

Estadio Santiago Bernabéu.

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