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Los arrestados del Montpellier están dispuestos a reconocer que apostaron

Los jugadores del Montpellier de balonmano detenidos este domingo en el marco de una investigación sobre apuestas y amaño de partidos, están dispuestos a confesar que apostaron, afirmó este lunes uno de sus abogados. "Los jugadores van muy probablemente a reconocer ciertas cosas referentes a las apuestas deportivas. Su deontología deportiva les impide hacer apuestas. Las han hecho y se han equivocado y lo explicarán. Pero en ningún caso dejaron perder un partido", afirmó Jean-Yves Leinard, letrado del portero Michaël Robin, uno de los detenidos.

En total, doce personas se encuentran en el calabozo desde el domingo por la tarde, a la espera de ser interrogados, entre ellos Nicola Karabatic, considerado el mejor jugador del mundo. El abogado Eric Dupond-Moretti, que defiende a los hermanos Karabatic, aseguró que "nadie podrá demostrar que el partido fue amañando, porque no lo fue", al tiempo que justificó el derecho de sus clientes a testificar sólo ante un juez de instrucción.

Los deportistas no pueden apostar en las competiciones en las que están inscritos, bajo pena de una multa de 15.000 euros y seis partidos de sanción. Sin embargo, si se demuestra que amañaron un partido, la sanción es penal y puede ser castigada hasta con la prisión. Según varios medios, los deportistas se negaron a declarar ante los agentes de la brigada sobre el juego y esperan comparecer mañana ante el juez de Montpellier que dirige la investigación. El magistrado decidirá si les imputa algún delito o les deja en libertad sin cargos.

Karabatic, su hermano Luka, la mujer de éste y otros jugadores, además del fisioterapeuta del club, fueron arrestados ayer después de que disputaran un encuentro liguero contra el París Saint-Germain. Inmediatamente fueron trasladados a los locales de la brigada de represión del juego ilegal, donde han pasado la noche.

La ministra de Deportes, Valérie Fourneyron, pidió en la emisora "Europe 1" que se llegue al fondo de la investigación y pidió que no se extrapole lo sucedido en ese club con todo el balonmano francés, referente mundial en los últimos años.

La policía sospecha que varios jugadores del club, además de sus esposas y novias y miembros del equipo técnico, apostaron fuertes cantidades de dinero a un encuentro de finales de la pasada temporada, lo que les habría reportado unos 200.000 euros. El grueso de las sumas apostaba por una derrota del Montpellier en el descanso del encuentro disputado contra el modesto Cesson-Sévigné el pasado 12 de mayo, cuando los primeros ya se habían garantizado el título.

El organismo público de apuestas francés detectó una cifra anormal de apuestas sobre ese partido, 70.000 euros, frente a los pocos cientos habitualmente, por lo que alertó a las autoridades. Enseguida se abrió una investigación que permitió averiguar que el grueso de los apostantes eran jugadores del Montpellier o allegados. El reglamento francés impide a los deportistas apostar, directa o indirectamente, en una competición en la que están implicados.

El escándalo salió a la luz el pasado martes y ha provocado un gran revuelo en Francia.

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