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Se armó el belén: ¿y si Hamilton fuera en 2017 compañero de Verstappen... o Alonso?

Hamilton, con cara de circunstancias, tras ganar el GP de Abu Dabi y perder el Mundial.

La Fórmula 1 no se acaba nunca. Da igual que haya finalizado el Mundial más largo de la historia. La actualidad, lejos de tomarse vacaciones, rebrota más si cabe en una vorágine informativa constante como no ocurre en ningún otro deporte.

Todos los ojos están puestos en Mercedes. Y no porque su excepcional temporada le haya reportado los títulos de constructores y de pilotos. La noticia es el monumental enfado de la escudería germana con uno de sus pilotos, Lewis Hamilton. Un cabreo que, además, es recíproco.

Algunos medios ingleses apuntan incluso a la posibilidad de que Lewis sea despedido por Mercedes

Hamilton desobedeció a conciencia este domingo la orden clara y contundente de acelerar el ritmo de la carrera de Abu Dabi que lideraba con holgura. El británico se jugaba el título mundial con su compañero Nico Rosberg. Necesitaba ganar y que este no subiera al podio, así que levantó el pie con la descarada intención de agrupar el pelotón intentando provocar que Vettel y Verstappen adelantasen a Rosberg.

Nico se defendió de los ataques, entró segundo y se proclamó campeón. A partir de ahí, entre copa y copa de celebración, la tensión afloró en las declaraciones de unos y otros. Y Hamilton se ha borrado de unos tests de neumáticos en los que estaba previsto que pilotase.

La situación es tan peliaguda, que algunos medios ingleses apuntan incluso a la posibilidad de que Lewis sea despedido.

El tricampeón del mundo tiene contrato con el equipo de Woking hasta diciembre de 2018, así que parece improbable que no corra con el coche de la estrella el año que viene.

Lo que deberán analizar con especial cautela en Mercedes es el ambiente de trabajo que habrá en el equipo, teniendo en cuenta lo sembrado en los últimos meses y sabiendo que 2017 es un año especial porque todos deberán adaptarse a unas reglas nuevas

Una ruptura en el seno de la fábrica germana provocaría un terremoto de consecuencias imprevisibles en la parrilla. Porque, desobediente o no, la calidad de Hamilton al volante es incuestionable. Es un número uno, y cualquier equipo grande estudiaría seriamente su fichaje.

A priori, la opción menos problemática sería la de Ferrari. La Scuderia debería prescindir de uno de sus dos actuales campeones -Vettel y Raikkonen- para dejarle el sitio a Hamilton. Lo lógico en este caso sería que la pareja fuera la formada por Hamilton y Vettel. No faltarían roces, pero mucho menos de los que, teóricamente, se producirían en McLaren o Red Bull.

El morbo de juntar de nuevo en el mismo garaje a Fernando Alonso y a Lewis Hamilton convertiría a McLaren en la escudería estrella del año, algo tan goloso para posibles patrocinadores como explosivo para los intereses deportivos.

El español y el inglés han cambiado mucho desde su encontronazo en 2007, pero a 300 km/h y con la adrenalina al máximo no hay broma que valga.

En esa misma línea, juntar a dos incendiarios como Hamilton y Max Verstappen en Red Bull sería, literalmente, un bombazo. El talento de ambos garantizaría actuaciones prodigiosas, pero su carácter indómito también conllevaría problemas asegurados en incontables curvas. 

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