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Bartomeu, el hombre de los errores millonarios que desaprovechó a Messi

Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça.

Josep María Bartomeu será recordado como el presidente del Barça que desaprovechó el talento de Leo Messi. Hasta el punto de desaprovechar al mejor jugador de la historia del club (y quizás de toda la Historia). Pese al histórico triplete de 2015, la cruda realidad es que en la etapa de Barto -hasta el mote es mejorable- el equipo solo ha ganado una Champions frente a cuatro del Madrid. Con eso, bastaría. Pero hay más.

Los errores de gestión de Bartomeu y sus compañeros de directiva son incontables. Casi todo se ha hecho tarde y mal. El caso de Neymar tal vez sea el mejor resumen de este período de pésimo recuerdo. Dejar marchar al brasileño para luego intentar recomprarlo y fracasar supuso una doble frustración que los aficionados todavía no han digerido. Cualquier culé como servidor aún recuerda el gasto desmesurado en futbolistas como Coutinho y Dembelé. De lo de Arda Turan, Griezmann o Semedo mejor no hablamos. Nombres aparte, dicen los estadísticos de la cosa que en total han sido 800 millones de euros en fichajes en los últimos tres años. Repitan conmigo: ochocientos.

Luis Enrique funcionó pero se fue de mala manera. La junta directiva eligió a Valverde por sorpresa en 2017. Aunque el técnico vasco ganó un par de Ligas, será recordado por los naufragios en Roma y Liverpool en la Liga de Campeones. Esta temporada, cuando mejor pintaba la cosa, tras un partido sensacional en la Supercopa frente al Atleti que el equipo perdió por mala suerte, Bartomeu decidió fulminarlo a destiempo -justo lo que teníe que haber hecho la temporada anterior tras la derrota de Anfield- y se sacó de la chistera a un Quique Setién que ya está de vuelta con sus vacas. Huelgan comentarios al respecto de esta etapa del cántabro que culminó con la humillación histórica frente al Bayern.

Si se mira con perspectiva, el principal error de este presidente por accidente del Barça es que no ha sabido gestionar la transición de aquella época dorada de Messi, Xavi e Iniesta hasta la actualidad. No ha habido previsión ni inteligencia suficientes para articular un cambio tranquilo

Antiguo laportista -entró en la junta directiva en 2003 junto a Laporta-, Bartomeu llegó a la presidencia en enero de 2014 en sustitución del dimisionario Sandro Rosell. En 2015, tras una temporada inmejorable, ganó cómodamente las elecciones y, en teoría, debería haber liderado el Barça hasta 2021. Pero las continuas debacles deportivas no van a salvarlo. Lo de Koeman no va a calmar los ánimos y el adelanto electoral sólo es una huida hacia adelante. Ni aficionados ni jugadores quieren que continúe. Está muerto (deportivamente, por supuesto) y solo falta poner una fecha para el entierro.

Si se mira con perspectiva, el principal error de este presidente por accidente del Barça es que no ha sabido gestionar la transición de aquella época dorada de Messi, Xavi e Iniesta hasta la actualidad. No ha habido previsión ni inteligencia suficientes para articular un cambio tranquilo. El resultado es que ahora la plantilla está envejecida y desmotivada. Los azulgranas han ganado Ligas casi por inercia. Es lo que tiene contar con Messi en un equipo. Pero han fracasado estrepitosamente en Europa. Nada ha sido más duro para los culés que ver desde el sofá de casa cómo el Madrid ganaba tres Champions consecutivas. Ahora, hay mucho trabajo por hacer para reconstruir el equipo e ilusionar a la afición. 

Hasta los fichajes se deciden para contentar al diez del Barça, que parece el verdadero mandamás del club frente a un presidente gris, como superado por el cargo, ayuno de carisma y sobrado de errores

Con todo, quizás lo peor de esta época es que ha aumentado sobremanera la dependencia del equipo respecto al astro argentino. Es demasiado grande y ocurre en todos los ámbitos. En el campo y en los despachos. No sólo porque el Barça solo gana cuando él está bien, sino también porque el propio juego del equipo está demasiado condicionado por contentarle. No hay alternativa futbolística a su ausencia. ¿Qué hubiera pasado en alguna de estas temporadas con Messi lesionado de gravedad? Miedo da pensarlo. Hasta los fichajes se deciden para contentar al diez del Barça, que parece el verdadero mandamás del club frente a un presidente gris, como superado por el cargo, ayuno de carisma y sobrado de errores.

De todos esos errores, el más grande es que desaprovechó la etapa del mejor Messi para reinar en Europa. Por eso será recordado.

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