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Cuando un tal Shevchenko tomó el Camp Nou y asombró a Europa

En la 'Champions League' de 1997-98, hace ya 25 años, un joven ucraniano tumbó al Barça con un hat-trick inolvidable. El Dinamo de Kiev hizo historia y a punto estuvo de jugar una final

Andrei Shevechenko tomó el Camp Nou en 1997.
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La noche del 5 de noviembre de 1997 fue una de las peores del Barça en la Champions League. Ese día los ucranianos del Dinamo de Kiev -esos mismos a los que ahora atacan las bombas de Putin, de ahí este recuerdo- ganaron por 0-4 en el Camp Nou y eliminaron a los culés en la fase de grupos, algo tan poco habitual que solo ha ocurrido en cuatro ocasiones, incluida precisamente esta temporada. Pero aquella noche no solo un equipo masacró a otro, sino que también nació una estrella: Andriy Shevchenko marcó tres goles en la primera parte y volvió loca a la defensa azulgrana.

Aquel día, del que en unos meses se cumplirán 25 años, el tal Shevchenko era un joven futbolista casi desconocido. Contaba con solo 21 años y solo llevaba tres como profesional del balompié. Desde su soberbia actuación en el Camp Nou ya nadie entre los amantes del fútbol olvidaría su nombre. Primero se consagraría como estrella de su equipo, al que a punto estuvo de meter en la final de la Champions en la temporada siguiente, y después brillaría durante años en el Milan, donde ganó la Orejona y el Balón de Oro.

En aquella fase de grupos de 1997 el Barça al que acababa de llegar como técnico el inolvidable Louis Van Gaal compartía grupo con el citado Dinamo de Kiev, el Newcastle y el PSV Eindhoven. Tras dos tropiezos para empezar, los azulgranas, liderados por Rivaldo, Figo o Guardiola, tenían dos partidos contra los ucranianos en las que se las prometían muy felices. Pero la realidad fue que el Barça no marcó ni un solo gol en los dos partidos y recibió siete, tres en Kiev y cuatro en casa.

En el partido disputado en la capital ucraniana, esa que ahora destrozan las bombas rusas, insisto, el diez ucraniano jugó bien, forzó la expulsión del guardameta azulgrana Ruud Hesp y dio una asistencia de gol. Pero ni siquiera fue el mejor de su equipo. Su versión más excelsa se vería en la Ciudad Condal. En solo 45 minutos, los de la primera mitad, el delantero firmó un hat-trick que, dicho sea de paso, no incluía los mejores goles de su carrera: dos cabezazos en sendas cantadas de Vitor Baía y un penalti.

No obstante, más allá de la fealdad de los goles, Shevchenko se salió esa noche. Así de simple. Estaba en todas las jugadas de peligro. Intentaba mil regates y casi todos le salían bien, incluso aunque fuera de rebote. La defensa azulgrana, con Ferrer, Sergi, Couto y Reiziger, no lograba pararlo ni a tiros. Volvió tarumbas a todos ellos. Fue un baile. Iba a otra velocidad. Demostró que era un fuera de serie derrochando talento en el mejor escenario posible, como Mbappé el año pasado cuando tumbó a los azulgranas también con tres goles.

Muchos aficionados del Barça aplaudieron aquella noche al Dinamo de Kiev del entonces emergente Shevchenko. Un jugador que después, como ya se ha dicho, fue una estrella de Europa y una auténtica leyenda en Ucrania. Ese país que hoy llora sin consuelo pero que a buen seguro sonríe cuando lo recuerda.

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