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Los Spurs de Aldridge van muy en serio: arrollan a Thunder y avisan a Warriors

LaMarcus Aldridge, contra los Thunder.

Los eternos favoritos han vuelto. Aunque, en realidad, durante las últimas dos décadas, jamás se han ido. El ala-pívot LaMarcus Aldridge brilló de manera especial en el juego ofensivo de los inmortales Spurs de San Antonio, que arrollaron por 124-92 a los Oklahoma City Thunder en el primer partido de la eliminatoria de semifinales de la Conferencia Oeste.

Con toda la liga mirando hacia la Bahía de San Francisco, donde descansa la maltrecha rodilla de Stephen Curry, las huestes de Gregg Popovich dieron un golpe encima de la mesa, avisando: que a nadie se le ocurra descartarlos. Aldridge, recogiendo el sempiterno testigo interior de Duncan, aportó 38 puntos (con 25 en la primera parte) a base de clase en el poste y pick & pop. Kawhi Leonard, la otra prueba de los fenomenalmente que se han vuelto a reinventar los tejanos, le escoltó con otros 25 tantos en 22 minutos de juego.

Los Spurs llegaron a tener hasta 43 puntos de ventaja cuando el entrenador Pops decidió dar descanso a los titulares en el cuarto periodo y reservarlos para el segundo partido, que se va a jugar en el mismo escenario del AT&T Center de San Antonio. Al descanso, el parcial ya era de 73-40 frente al quizá tercer mejor equipo de la competición. Apabullante.

Queda saber cuál será la reacción del equipo de Billy Donovan al tsunami spur. Serge Ibaka surgió como el líder del ataque de la franquicia en el duelo inaugural de la contienda (19 puntos), lo cual supone un espaldarazo para el español pero, sin duda, una situación extraña en los Thunder. Ninguno de sus dos jugadores franquicia estuvo a la altura.

El alero estrella Kevin Durant, que aportó 16 puntos, y el base titular Russell Westbrook, que sólo llegó a los 14, en ningún momento aspiraron durante el choque a ser factor diferencial, combinándose para sólo 11 canastas de 34 intentos. Sin ellos, los Spurs viejóvenes no tendrán piedad. Escalofrío en Oakland al mirar al medio Oeste: los pistoleros más despiadados del estado de Texas buscan recompensa por la cabellera del mejor equipo de la liga regular.

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