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Rubio 'superstar': las dudas sobre un posible traspaso liberan al mejor Ricky

Ricky, manejando la bola.

Ricky comenzó su andadura profesional tan joven que parece que lleve toda la vida jugando, pero en realidad sólo tiene 26 años. A esta edad ha vivido todo tipo de situaciones deportivas, buenas y malas. La que está protagonizando ahora es sobresaliente.

El base de El Masnou está promediando tras el parón del All Star Game, hace un mes, 14,9 puntos, 5,2 rebotes, 11,8 asistencias, 1,9 balones recuperados, con un 39,1 por ciento de acierto en triples. Desde entonces su equipo ha firmado un balance de 6 victorias y 3 derrotas, en gran medida gracias a su influencia en el juego, como lo demuestra el hecho de que su equipo haya obtenido en estos nueve partidos un parcial de +8,3 puntos cuando está en pista, un número que le coloca en la segunda posición de toda la NBA, sólo superado por los +8,6 de LeBron James e igualado con los +8,3 de James Harden.

Ricky está consiguiendo que grandes promesas, ya realidades, como Andrew Wigins y Karl-Anthony Towns, están rindiendo al máximo, quienes se están beneficiando de las 11,8 asistencias que está dando por encuentro tras el All Star, una cifra que le coloca líder de toda la NBA por delante de John Wall (11,3) y Russell Westbrook (11,1). El mérito es que da muchos buenos pases y pierde pocos balones hasta el punto de que es el segundo mejor de la competición en este aspecto. Todos estos argumentos han provocado que Minnesota tenga opciones de entrar en el playoff de la Conferencia Oeste, algo que la franquicia no logra desde hace 12 temporadas.

Su reciente partido contra Washington Wizards, con 22 puntos y 19 asistencias –récord de la franquicia–, fue realmente espectacular. Curiosamente, Minnesota valoró en los días previos al draft traspasar a Ricky a otro equipo, algo que finalmente no sucedió, pero que el jugador no llevó bien, como admitió posteriormente al declarar que “somos profesionales y sabemos cómo funciona esto, pero en esta ocasión lo he vivido de una forma diferente. También somos seres humanos y tenemos sentimientos”. Un mes después, todo ha cambiado y Tom Thibodeau, entrenador del equipo, cree que Ricky “está jugando a un nivel realmente muy alto. Comenzó poco a poco porque el sistema era nuevo y él tenía problemas físicos, pero cada mes ha ido mejorando.Está haciendo grandes números, pero lo mejor es que está siendo clave en conseguir que ganemos”.

“Empecé la temporada no muy a gusto, pero a partir de finales de diciembre todo cambió –señala Ricky–. Cambié el ‘chip’ y ahora estoy haciendo mi mejor baloncesto. Esto sienta muy bien. Estamos jugando un basket excelente contra buenos equipos, estamos compitiendo,estamos ganando. Es una sensación fantástica cuando sales a jugar pensando que puedes ganar a todo el mundo”.

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