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El Bernabéu centra su frustración en la portería, pero las cabezas empiezan a girarse hacia el palco

Ancelotti, que dijo no haber escuchado los pitos a Casillas, empieza a correr peligro y es posible que sea a él a quien le empiecen a pitar, pero los oídos. Lo cierto es que el italiano se lo tiene merecido. No sólo por haber tragado con las caprichosas -o interesadas- decisiones tomadas este verano por su presidente, Florentino Pérez, sino aún más por haber sido cómplice de ellas con unas declaraciones en las que, o bien no dijo lo que pensaba o, lo que es peor, aceptó salidas como las de Xabi Alonso y Di María que desde el punto de vista futbolístico son difíciles de entender. 

Dos derrotas consecutivas en las tres primeras jornadas de Liga, a las que hay que sumar haber perdido la Supercopa de España a doble partido, precisamente contra el Atlético de Madrid, son sólo los resultados lógicos de las malas sensaciones que transmite el Real Madrid con su juego. En Anoeta no estuvo Cristiano, pero en el derbi del Bernabéu, sí. Ni el gol de penalti del portugués le sirvió a su equipo para imponerse a un rival que se le tiene tomada la medida.

Ancelotti, víctima de su sumisión, necesita tiempo para suplir las ausencias de Xabi Alonso y Di María y encajar sí o sí a Tony Kroos y James Rodríguez para realizar unas funciones que no son las suyas. Pero, claro, del mismo modo que el técnico del Atlético siguió el derbi desde la grada al estar sancionado, tampoco el entrenador del Real Madrid estaba en el banquillo, sino en el palco.

La diferencia es que mientras Simeone tenía a pie de campo a su segundo, el Mono Burgos, desde que Mourinho se marchó al Chelsea, Florentino ha vuelto a cogerle el gusto a tomar decisiones deportivas y Ancelotti se limita a aceptarlas e ingeniárselas como buenamente puede para volver a entablar un once competitivo.

Aunque en realidad, lo que a Pérez le gusta es ejercer de director deportivo. Con decisiones, además de sus permanentes filtraciones, que indirectamente llevan a Ancelotti a hacer cosas incomprensibles. Sabido es que donde manda patrón, no manda Ancelotti. Tal vez por ello sean justos los tímidos gritos de "Florentino, dimisión" de un sector del Bernabéu cuando se acercaba el final del partido.

Antes, y según recogen algunos medios, apareció una pancarta en el Bernabéu que pedía la dimisión del presidente, aunque fue retirada al instante.

Si hay un equipo contra el que al presidente de ACS le duele especialmente perder, ese es el Atlético, a cuyo presidente, Enrique Cerezo, tuvo sentado a su izquierda, un asiento antes que el que ocupaba el ex presidente del Gobierno Jose María Aznar, quien también sufriría con la derrota del Madrid, aunque seguro que no tanto como Florentino.

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